Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 10 de abril de 2014
en Boulder, Colorado, Estados Unidos
Texto original: Standing at the Precipice
Escucha el audio original aquí (en inglés):
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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.
Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.
En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.
Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.
Sin un Nuevo Mensaje de Dios, el declive del mundo se vuelve predecible, devastador y trágico. Sin una Nueva Revelación de Dios que prepare a la humanidad para las Grandes Olas de cambio que se avecinan y para el encuentro que ahora enfrenta con otras razas en el universo, el declive de la humanidad se vuelve predecible. Si no hay suficientes personas que puedan recibir la Nueva Revelación de Dios, este declive continuará. Es totalmente evitable, pero se está haciendo tarde.
Sin embargo, la Revelación de Dios está en el mundo, dada para preparar a la humanidad para estos dos grandes umbrales; dada para incitar una percepción, una conciencia y un propósito más profundos en suficientes personas para cambiar el curso, y dar a la humanidad la oportunidad de prepararse para una nueva experiencia mundial.
Dios lo sabe, por supuesto, pero las personas no están preparadas. Más allá de no estar preparadas, también son ignorantes y no están dispuestas a aprender, pues piensan que saben cuál es la realidad, confiando en su experiencia del pasado, sin darse cuenta de que se encuentran en el umbral de un gran cambio.
La profecía de las Grandes Olas de cambio se ha dado como parte de la Nueva Revelación. La preparación para esto, para el individuo, se ha dado como parte de la Revelación. Ahora debe esbozarse una imagen clara de cómo sería este mundo futuro si no se prestase suficiente atención a esta preparación, si se ignorase o se negase la Nueva Revelación de Dios. Debes entender aquí lo que verás y enfrentarás en los tiempos venideros, y lo que tus hijos tendrán que enfrentar como consecuencia, así como las generaciones que vendrán después.
Dios solo habla a la humanidad en momentos de gran oportunidad, momentos de grandes cambios, momentos en los que la historia del mundo puede ser alterada; momentos en los que se plantan semillas en suficientes personas para poner en movimiento mayores fuerzas y poderes, que pueden ser usados tanto para bien como para mal. Pero ahora la humanidad se encuentra en un umbral distinto a cualquier otro que haya tenido que enfrentar: un entorno cambiante, un clima cambiante, un mundo de recursos cada vez más escasos, un mundo de creciente inestabilidad económica y política.
Si la humanidad fuera una raza sabia, se habría estado preparando durante décadas para esto. Lo habría reconocido. Lo habría previsto suficientemente, habría hecho sacrificios y habría establecido preparativos desde hace mucho tiempo.
Pero la humanidad aún no es una raza sabia. No entiende el mundo en el que vive y los límites de dicho mundo. No entiende que vive dentro de una Comunidad Mayor de vida en el universo, donde la libertad es rara y donde mundos como este son muy valorados por otros. Es una raza preocupada por su pasado y por sus dificultades y obsesiones actuales.
Aquí los que son previsores, los que pueden ver y comprender, los que pueden reconocer las fuerzas que mueven el mundo, se sentirán solos y aislados en su mayor parte, y serán incapaces de comprender lo que hay que hacer en estos tiempos, en los grandes tiempos de preparación que aún quedan.
Dios entiende esto, por supuesto, y es por eso que la Revelación está en el mundo. Te dará todo lo que necesitas si puedes responder, si puedes prepararte, si puedes alterar tu comprensión y tus prioridades lo suficiente para emprender esta preparación con éxito. Pero debes entender la alternativa en caso de que descuides esto, en caso de que lo evites. No es un cuadro fácil, pero debes entenderlo.
En las próximas décadas, el clima cambiará más drásticamente de lo que se prevé en la actualidad. Las naciones se quedarán sin recursos. La producción de alimentos se verá reducida debido a grandes impactos medioambientales. Estallarán guerras regionales y revoluciones, pero sin resolución, dejando a las naciones incapacitadas para hacer frente incluso a sus circunstancias actuales, y menos aún a las demandas del futuro. Las religiones se volverán más fracturadas y divididas a medida que la gente se sienta amenazada y solo quiera asociarse con su grupo —su grupo étnico, su grupo social, su grupo religioso—, en oposición a otros que también se polarizan ante los grandes cambios e incertidumbres.
Esto inicia un largo período de decadencia y desintegración, a medida que las naciones incrementan su aislamiento; buscando alianzas, quizá, pero estando más aisladas regionalmente, e indispuestas o incapaces de ayudarse mutuamente durante los grandes desafíos que se avecinan. Una humanidad en crecimiento enfrentará en muchos lugares la pérdida de los alimentos, el agua y la energía necesarios para sostener la civilización tal como la ha conocido.
No se trata de un conjunto de problemas y situaciones convergentes que la tecnología, por sí sola, pueda resolver, ya que la tecnología se verá desbordada. Estas son las grandes y convergentes olas de cambio, un cambio que ocurre a todos los niveles concebibles, y a todos a la vez. Esta es la vulnerabilidad que la humanidad ha creado durante décadas de negligencia e irresponsabilidad.
Sin embargo, la Revelación está en el mundo. Dios ha hablado de nuevo, por primera vez en más de mil años. La advertencia ha sido establecida. Se ha dado la bendición al poder real que la humanidad tiene para navegar los tiempos difíciles que se avecinan, y lo que esto podría significar para construir la unidad y la cooperación humanas a un nivel nunca visto antes en este mundo —construidas ahora por pura necesidad, construidas ahora por compasión y responsabilidad, construidas ahora de tal manera que la humanidad tenga una oportunidad, una gran oportunidad, pero no una que vaya a durar para siempre.
Porque el resultado se decidirá en las próximas décadas: el tipo de mundo que enfrentará la humanidad, y si será capaz de resistir la persuasión y la intervención del universo a su alrededor, algo que ocurre con mucha frecuencia en momentos como estos, cuando los pueblos nativos se debilitan y se hunden en conflictos.
No creas que estás aquí por accidente, porque fuiste enviado al mundo para enfrentar estas situaciones, para añadir tu necesaria pero pequeña parte. Esto es cierto para todos en el mundo. Y aunque la mitad de la humanidad está muy oprimida por la pobreza y la represión religiosa y política, y parece que puede hacer muy poco, la llamada sigue ahí para todos los que son suficientemente capaces y libres para responder.
Si la situación no fuera tan grave, entonces Dios no necesitaría hablar de nuevo. La humanidad tendría tiempo y recursos para comprender la situación y prepararse en consecuencia. Pero la humanidad pasó ese umbral hace algún tiempo —sin saberlo, inadvertidamente— y ahora será una carrera hasta el final, la carrera para salvar la civilización humana.
Si el medioambiente se volviera inhabitable, todo se perdería. Esto es consecuencia del uso que la humanidad hace del mundo, de su intento de dominar la naturaleza y transformarla según su voluntad y sus fines. No es una maldición de Dios; es fruto de la falta de visión, responsabilidad y cooperación aquí en la Tierra.
Por tanto, Dios no habla con condena, sino con poder y promesa. Porque se está haciendo tarde, y la humanidad no puede ser negligente. No puede ser necia. No puede ser autodestructiva frente a fuerzas de cambio tan grandes.
Si tuvieras el coraje y la humildad para enfrentar sin rodeos lo que se avecina, verías que Dios debe hablar de nuevo. Porque las religiones del mundo no fueron establecidas para tratar con estos grandes umbrales. Y están tan divididas entre sí, e incluso internamente, que nunca podrían hacer avanzar a la humanidad. Sus prescripciones eran para tiempos antiguos, un mundo que realmente ya no existe. Y aunque su sabiduría es grande y su ética es importante, Dios debe hablar de nuevo, o la humanidad sin duda fracasará.
La Revelación restaurará lo que es sabio dentro del individuo; suficientes individuos que entonces podrán ejercer su influencia en el mundo, prepararse y sobrevivir a las Grandes Olas de cambio, construyendo un futuro mayor más allá de los umbrales que están por venir.
Solo un gran desafío podrá unir a la humanidad ahora. Son las grandes consecuencias y los grandes tiempos los que sacarán a las personas de su miseria y su obsesión consigo mismas, para llevarlas a niveles más altos de servicio en el mundo.
Porque cada uno de vosotros fue enviado al mundo para vivir en estos tiempos, y la contribución que se te ha dado para que tú la des está dentro de ti ahora, pero existe más allá del reino del intelecto. Debe ser invocada desde un Poder Superior: el poder mayor dentro de ti y el Poder Mayor más allá de ti.
Este es el tiempo de la Revelación. Es el gran tiempo de decisión. Es un gran momento en el que la humanidad tendrá que elegir el tipo de futuro que quiere, entendiendo plenamente los grandes riesgos que enfrenta ahora.
No puedes estar inactivo en estos tiempos. No puedes ser ambivalente, o la realidad te abrumará y traerá grandes desgracias a tu vida.
El Mensajero está en el mundo, pero permanece sin reconocer, desconocido. Él está haciendo todo lo que puede para llevar el Mensaje, para hablar a las personas, pero ellas deben tener ojos para ver y oídos para escuchar, o serán sordas y ciegas, incapaces de responder.
Dios no solo trae ahora una mejora a la familia humana, no solo un nuevo mensaje de esperanza e inspiración, sino aquello mismo que salvará a la propia familia humana, tanto del colapso dentro de este mundo como de la subyugación de fuerzas del espacio. Solo circunstancias desesperadas traerían una Revelación así al mundo. Y la humanidad enfrenta esas circunstancias en este momento.
No esperes a que caiga la intensa lluvia o a que llegue la gran sequía o la gran tormenta para convencerte de que estás viviendo en ese momento, pues los que tienen ojos para ver pueden ver en el horizonte las grandes tormentas que se están formando allí. Pueden escuchar la voz del Conocimiento dentro de sí mismos, la Mente más profunda que Dios ha puesto en su interior para guiarlos, protegerlos y conducirlos a una mayor vida de servicio y realización en un mundo que atraviesa un gran cambio.
Para ver la respuesta, debes reconocer la necesidad. Es chocante. Será difícil de enfrentar al principio. Te sentirás indefenso y sin esperanza. Pero la Nueva Revelación de Dios está en el mundo, y Dios te ha enviado con el poder de responder, que aguarda a que lo descubras dentro de ti.
Debes enfrentar entonces el shock del futuro, porque la familia humana se encuentra en el precipicio de determinar el tipo de futuro que realmente habrá. Sin una gran cooperación ahora entre las naciones, la humanidad caerá en un ciclo de conflictos interminables sobre quién tendrá acceso a los recursos restantes. Estos conflictos serán desesperados y mucho más destructivos que todo lo que se ha visto hasta ahora.
Debe haber una gran compasión, una gran aceptación, una gran tolerancia hacia los demás pueblos. Porque no solo te ayudarás a ti mismo en esta situación; serás llamado a ayudar a otros cuyas necesidades son profundas y abrumadoras. Es un tiempo de gran cooperación. Es un tiempo de gran servicio.
Las personas siguen intentando ser felices y tener lo que quieren, más allá de satisfacer sus necesidades básicas en la vida. Pero hay una llamada más grande para ellas, y para ti. El mundo está haciendo esa llamada ahora. No pienses en tu futuro en términos de lo que te haría feliz o sería una vocación placentera, sino en lo que el mundo necesita y tú podrías proveer; dónde tus talentos, cualesquiera que sean, pueden prestar un verdadero servicio a la gente.
Esto cambiará tu vida. Cambiará tu relación contigo mismo, cómo te sientes acerca de ti mismo y de los demás. Lo cambiará todo en la forma en que ves tu vida, su valor y su significado. Porque así es como Dios te restaurará: a través de la preparación y luego del gran servicio a los demás, restaurando tu mente mundana mediante el servicio a la Mente más profunda dentro de ti, llamada el Conocimiento.
Aquellos que tienen ojos para ver verán y escucharán Nuestras palabras y las tomarán en serio. Otros las olvidarán o las rechazarán, pensando que esto es demasiado radical, demasiado desafiante, imposible, pensando que la vida no puede ser realmente así. Reza por ellos, porque son débiles y aún no pueden responder.
Los que pueden responder son los que marcarán la diferencia, pero deben responder plenamente. Esto no es un compromiso informal. No consiste en unas cuantas cosas sencillas que hacer. Esto es algo que alterará el curso de tu vida, pero es mucho mejor alterar el curso de tu vida que dejar que tus circunstancias te abrumen y cambien tu vida más allá de tu control.
Esta es la Sabiduría que proviene del gran Amor del Creador, porque Dios ama a la humanidad y no quiere ver a la familia humana desintegrarse y fracasar por razones que aún no puede ver. Esta es la firmeza y la perdurabilidad del Amor de Dios, dándose ahora a todo un mundo para rescatarlo del fracaso y el colapso, así como para prepararlo para participar en un universo repleto de vida inteligente, del cual la humanidad no sabe nada en absoluto.
Solo un Nuevo Mensaje de Dios puede proveer estas cosas, porque solo Dios conoce la naturaleza de tu corazón y de tu alma. Solo Dios sabe cómo es la vida en el universo en todas partes. Solo Dios puede prepararte —emocional, mental y prácticamente— para el camino por delante.
Solo acercándote a la Revelación podrás ver estas cosas de las que hablamos aquí hoy. Debes hacer ese acercamiento. Dios quiere rescatarte, a ti y a tu vida, pero tú debes hacer el acercamiento.
La bendición está ahora en el mundo, porque Dios ha hablado de nuevo. Se ha dado al mundo una gran preparación, una gran inspiración, y la base para una verdadera cooperación entre los pueblos y naciones, surgida de la necesidad, surgida de la realidad, surgida de la verdad de por qué estás realmente en el mundo y qué has venido a servir aquí, más allá de tus propios intereses y necesidades personales.