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Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 14 de octubre de 2008
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: Forgiveness

Escucha el audio original aquí (en inglés):

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

La humanidad está entrando en tiempos difíciles, tiempos de mayor incertidumbre y convulsión, tiempos en los que la humanidad enfrenta las Grandes Olas de cambio que están convergiendo sobre el mundo: agotamiento de recursos, deterioro medioambiental, cambio climático y meteorología violenta, creciente inestabilidad política y económica, y un creciente riesgo de guerra y conflicto entre grupos y naciones por los recursos restantes. Es un tiempo que agravará antiguos conflictos y resentimientos entre los pueblos y naciones. Será un tiempo de creciente competencia y creciente incertidumbre.

La humanidad tiene una gran elección que hacer. Esta elección tendrá que hacerse no solo al nivel del liderazgo de los gobiernos, sino también al nivel de cada ciudadano. Y esta elección es: ¿luchará y competirá la humanidad por los recursos restantes, o habrá una mayor unión y cooperación en beneficio de todos? Ninguna de las opciones es fácil, por supuesto, pero es una elección inequívoca.

Será un tiempo que requerirá gran moderación y gran compasión, no solo con los propios ciudadanos de tu país, sino también con los de otras naciones. Es como si la humanidad estuviera a punto de elegir el camino alto o el camino bajo: un camino hacia la unidad, la cooperación y el beneficio mutuo, o bien un camino hacia el conflicto, la guerra y el declive.

La elección, realmente, es una elección para los individuos en cuanto a qué voz en su interior escucharán. ¿Escucharán al poder y la presencia del Conocimiento que Dios ha puesto en su interior para guiarlos, protegerlos y llevarlos a una vida mayor, o escucharán a la voz de su propia mente personal, la cual busca protegerse por encima de todas las cosas, la cual satisfará primero sus necesidades, independientemente de las consecuencias para otros pueblos? Es una elección en cuanto a qué voz seguir, qué verdad seguir.

Este no es un debate ideológico. No es un problema intelectual. Es más fundamental que eso. Es una cuestión de si seguirás a tu conciencia más profunda o a tu propio miedo e inseguridad. Puede haber mucho debate sobre cómo puede establecerse la cooperación y cómo puede establecerse de manera equitativa, y esto requerirá mucho trabajo, por supuesto. Pero la elección dentro del individuo es muy elemental.

Es una elección basada en cómo uno se ve a sí mismo y al mundo, y en cómo considera a la humanidad. Porque existen muchas personas que no aman a la humanidad y no se preocuparían si un gran número de personas fueran destruidas, siempre y cuando ellas obtuvieran lo que quieren para sí mismas.

Estás entrando en un tiempo en el que debe ejercerse un gran perdón y debe presentarse, enfatizarse y apoyarse una nueva comprensión del perdón. Con frecuencia, las personas piensan que el perdón es simplemente pasar por alto un problema, o decir que un problema no es importante, o decir que realmente todo lo que sucedió fue para bien. Pero ninguno de estos argumentos es realmente correcto u honesto.

A las personas les pasan cosas terribles. La decepción forma parte de la vida. Muchas cosas no funcionan. Muchas personas sufren acontecimientos sobre los que no tienen control ni responsabilidad. No puedes decir que eso no es importante. No puedes decir que no importa. Realmente, no puedes decir que todo fue para bien, si realmente estás siendo honesto contigo mismo y estás siendo objetivo con respecto a la situación.

El perdón, verdaderamente, es algo más que una especie de indulto que das a las personas por compasión: «Bueno, seré noble y te perdonaré, aunque todavía piense que eres culpable». Eso no es perdón. Es un tipo de proceso para validarte y ennoblecerte a ti mismo, un proceso que haces principalmente para tu propio beneficio.

El perdón requiere el reconocimiento del otro y de su humanidad. Por supuesto, la humanidad es falible, y puedes excusar el comportamiento humano solo basándote en esto; pero, realmente, el perdón es sentir la condición de la otra persona. Aquí la compasión surge naturalmente cuando reconoces la humanidad y la realidad de la otra persona, o de toda una nación de personas. Si te encuentras teniendo una actitud crítica o condenatoria hacia una nación o un grupo de personas, debes visitarlas, hablar con ellas y escuchar sobre su experiencia, para comprender por qué surgió su punto de vista dadas sus circunstancias y su historia.

Es fácil condenar, pero comprender requiere un trabajo real. Es fácil ignorar a otros, etiquetarlos, rechazarlos, desecharlos o considerarlos dignos de castigo. Eso es fácil. Eso es seguir la voz de la condena dentro de ti. Pero entender realmente a otra persona y sus circunstancias, eso es difícil.

No perdonar a tus padres es un muy buen ejemplo de esto. Si realmente entendieras las condiciones de su vida y su crianza, no serías tan rápido en condenarlos, ignorarlos, etiquetarlos o disociarte de ellos. Comprende las circunstancias de su vida y su historia y comenzarás a ver que, si fueras colocado en circunstancias similares, probablemente responderías de la misma manera.

Las personas condenan porque no reconocen a los demás, y son demasiado perezosas o indolentes para informarse sobre esas otras personas. Quieren descansar sobre sus juicios, sus actitudes, sus creencias. Quieren que el fracaso de los demás o el problema que tienen con los demás refuercen sus actitudes y creencias, por lo que su condena es una manera de validarse a sí mismas, aunque, en realidad, es una negación de su verdadera naturaleza.

Por tanto, el perdón tiene que comenzar reconociendo la humanidad de los demás y esforzándote por entender por qué las personas hacen lo que hacen, qué las impulsa a hacer cosas que son incluso perversas o trágicas. Y cuando ves que tienes ese mismo potencial dentro de ti, te vuelves más circunspecto y eres capaz de retener la condena. Verdaderamente, hay gobernantes y dictadores que son crueles, opresivos y fáciles de condenar, y al final los censurarías incluso si los entendieras. Pero no serías tan rápido en ir a la guerra en su contra, por el bienestar de su gente.

En el futuro, frente a las Grandes Olas de cambio, ciertos líderes intentarán llevar a su nación a la guerra para desviar la atención. Para redirigir la insatisfacción, la ira y la frustración de la población, ciertos líderes intentarán llevar la nación a la guerra. Crearán un nuevo enemigo y enfatizarán el peligro de ese enemigo, e intentarán asustar a las personas, llevándolas a pensar que ese enemigo realmente está dispuesto a destruirlas y que deben luchar en su contra, que deben unirse para luchar en su contra.

Pero, con pocas excepciones, esta es una estratagema. Es un engaño, porque estos líderes quieren desviar la insatisfacción pública hacia otras personas, y parecerán ser líderes fuertes que tienen como objetivo el bienestar de las personas. Y apelarán a la condena, al resentimiento y al rechazo de unas personas sobre otras. Ellos explotarán la falta de perdón que anida en tan gran medida en la mente de las personas.

Así es como se fomentan muchas guerras. Y, a menudo, se fomentan porque los líderes de la nación no han atendido las necesidades de su propia gente, que es su primera y principal responsabilidad como líderes. Verás que se hará este intento. La tentación de intentarlo será muy grande. A medida que los líderes de las naciones se encuentren incapaces o reticentes de cumplir las promesas que los llevaron a ser elegidos —si fueron elegidos—, intentarán tomar las frustraciones de su gente y dirigirlas hacia otras personas. Este tipo de dictadura siempre requiere un enemigo, por supuesto. Así es como las personas egoístas suben al poder: enfocándose en un enemigo, sea real o imaginario.

Si realmente entiendes a las personas, querrás servirlas. Querrás ayudarlas. Resonarás con ellas. Sentirás compasión por ellas. Incluso si son dirigidas por un gobierno cruel y opresivo, sentirás la condición de las personas. No querrás lastimarlas. El grado en el que exista este reconocimiento y esta compasión, será el grado en el que la balanza se incline hacia la paz y la cooperación. Porque siempre existe la amenaza de la guerra, pues la competencia forma parte de la naturaleza, y la competencia entre los seres humanos puede conducir fácilmente al conflicto, especialmente en momentos de dificultad económica.

Entonces, el primer paso para perdonar es reconocer la humanidad del otro, aprender por qué se siente así. Y si tienes la oportunidad de aprender sobre su vida personal, eso es útil. Aprender lo que naciones enteras han pasado, te hace reflexionar y sentir un respeto más profundo por ellas.

Si a los pueblos de otra nación no les gustan las políticas de tu país, averigua por qué sucede eso. Tal vez tengan una buena razón para ser críticos o sospechar. Esto requiere verdadero coraje y humildad. No puedes ser alguien que simplemente quiere reforzar sus prejuicios capitalizando el fracaso o la oposición de otros.

Si no reconoces a otros, puedes condenarlos, y ciertamente no sentirás una conexión con ellos, y tu conexión innata con la familia humana se romperá. Ahora solo desearás apoyar a tu grupo: a tu grupo religioso, a tu grupo racial, a tu grupo nacional, a tu grupo económico. Y tu afinidad natural por la humanidad se perderá. Este es ahora el gran peligro para la humanidad al enfrentar las Grandes Olas de cambio, ya que estas exigen una respuesta humana unida, pero también suscitan el antiguo problema de la identidad tribal y la hostilidad hacia otros que sufre la humanidad.

Hay una gran encrucijada en el camino. Todos tendrán que elegir. Esta no es solo una cuestión para gobiernos y políticas. Es para todos. Elegirás a un candidato que te llevará a la guerra o a uno que busque una mayor cooperación con otros. Esto forma parte de los criterios que debes considerar al elegir a un líder de tu nación.

El perdón también se basa en lo que valoras dentro de ti. Si solo te identificas con tus ideas, tus creencias y tus prejuicios, entonces intentarás usarlo todo para reforzar eso. Y querrás tener oposición y enemigos, porque esto hace que tu posición parezca más sostenible, realista y justa. Por eso, cuando las personas se identifican con sus mentes, se oponen a otras personas que tienen actitudes, posiciones y pensamientos distintos.

Sin embargo, si reconoces que eres más grande que tu mente, que tienes una conciencia más profunda dentro de ti más allá de lo que tus cultura, tu familia y tu religión han tratado de inculcarte, eso te abre a un reconocimiento más profundo de la naturaleza y la realidad de las personas: las personas de diferentes naciones, de diferentes culturas, de diferentes religiones, de diferentes orígenes raciales. Sentirás una especie de resonancia natural con las personas. Ahora no las catalogarás en función de cómo encajen en tu sistema de creencias. Esa es la prisión de la mente.

En cambio, mirarás a las personas como personas. Entenderás a las personas como personas. Reconocerás que la mayoría, realmente, están intentando hacer lo correcto y vivir una vida genuina, obstaculizadas por sus circunstancias, quizá obstaculizadas por sus gobiernos, quizá obstaculizadas por su condicionamiento religioso o cultural. Pero, realmente, están intentando hacer lo mejor. Así que les das a las personas el beneficio de la duda, en lugar de solo condenarlas directamente.

[Esto tiene que ver con] aquello con lo que te identificas dentro de ti. Si crees que eres tu mente, pensarás que tus ideas son muy importantes y que definen quién eres y qué eres. Y entonces, aceptarás o rechazarás a las personas en función de si pueden estar de acuerdo con tus ideas fijas. Así es como las personas pueden llegar a ser tan despiadadas unas con otras. Así es como puede surgir la crueldad, especialmente en circunstancias difíciles. Así es como un grupo intenta destruir a otro grupo, habiéndose convencido de que el otro grupo es malvado o un peligro para su existencia. Incluso si te vieras obligado por las circunstancias a pelear con otro grupo de personas, aun así podrías hacerlo sin negar su humanidad. Esa es la diferencia entre el conflicto armado y el genocidio absoluto.

Luego está la condición de las personas. Si las personas no tienen suficiente tierra para cultivar alimentos, si no tienen lo suficiente para comer, si están bajo ese tipo de presión continua, por supuesto que van a arremeter contra otros. Son conducidas a la locura. Son conducidas a la privación. No puedes condenarlas si son conducidas a esto por sus propias circunstancias. Si los jóvenes no pueden encontrar trabajo, si no hay oportunidades, ¿crees que no intentarán recurrir a algo más extremo para obtener una sensación de seguridad y valor dentro de sus culturas?

La persona sabia ve las condiciones y la difícil situación de los demás, no solo la difícil situación de sus circunstancias, sino también el hecho de que su vida interior nunca ha podido cultivarse. Esas personas están impulsadas ​​por la presión constante, el condicionamiento ideológico constante, la lucha constante por sobrevivir, las dificultades constantes. No puedes esperar que, en esas condiciones, las personas tengan una naturaleza o conciencia de sí mismas más sutil y profunda.

Tal vez, un individuo estaba destinado a ser un gran científico, un médico o un educador valioso; pero ahora se ve obligado, por desesperación, a arañar un sustento de la tierra. No puedes esperar ecuanimidad de una persona en esa posición. Tú mismo te sentirías extremadamente agravado, conducido a puntos de vista extremos y a la condena de los demás si te ubicaran en tales circunstancias, sin oportunidad o posibilidad de alivio.

Si ves que tu naturaleza más profunda está más allá de tu mente, entonces no te identificarás tanto con tus ideas, tus creencias o tus prejuicios, y serás mucho más reservado a la hora de juzgar, condenar o rechazar a otros. Este tipo de autoconciencia es muy importante, porque cuando se niega a las personas el reconocimiento de su naturaleza más profunda, su pensamiento se vuelve aberrante. Se identifican con sus pensamientos y sus posesiones, y su capacidad para reconocer a otros y experimentar compasión se limita o se destruye completamente.

El tercer aspecto del perdón es reconocer que has venido aquí con un propósito mayor, y que Dios ha puesto un Conocimiento más profundo dentro de ti para guiarte, protegerte y permitirte experimentar este propósito y expresarlo en servicio al mundo y a la humanidad. Solo unas pocas personas en el mundo tienen la oportunidad de cultivar esto profundamente, porque sus circunstancias les están dando la libertad y la oportunidad de considerar y enfocarse en su naturaleza superior. Por eso, es una tragedia cuando las personas más ricas desperdician y pierden esta oportunidad fundamental, buscando placer, fantasía, obsesión consigo mismas y adicción.

Considerando que tienes un propósito superior, te das cuenta de que todos te están enseñando el valor del Conocimiento. Tanto sus éxitos como sus fracasos te muestran la importancia de adherirte a este Conocimiento más profundo dentro de ti. ¿Por qué condenar a otros, si te están enseñando los resultados de no seguir al Conocimiento dentro de ti? Cuando las personas cometen todo tipo de errores y experimentan las consecuencias de esos errores, ¿por qué condenarlas, si te muestran los resultados de tu propia tentación de negar el poder, la presencia y la guía del Conocimiento dentro de ti mismo?

Sabes ya cosas que todavía no estás haciendo. Puede que te digas a ti mismo: «Oh, debo renunciar a esto. Debo cambiar esto», o «Debo dejar de tomar esta alimento», o «Debo dejar de ir a ese lugar», pero no cambias. Entonces, miras a los demás y te muestran el resultado de esa falta de voluntad para cambiar. Y en lugar de condenarlos por tu propio fracaso en este sentido, ves que te están dando una señal. Te están enseñando algo. Quizá su situación sea trágica como resultado de ello, pero realmente te están mostrando algo. Te están mostrando los resultados de vivir una vida sin el Conocimiento, sin esta guía mayor que Dios te ha dado; una vida que no está guiada por la conciencia más profunda en tu interior.

Esto atemperará tu condena. Esto pausará tu rechazo de otros. Desde este punto de vista, verás que la vida te está sirviendo de esa manera. Lo verás. Con cada excusa que se te ocurra para no hacer lo que sabes que debes hacer, puedes mirar a los demás y ver el resultado de seguir esa decisión.

Puedes ver el resultado de entregarte a la búsqueda del placer, a la búsqueda de la felicidad o a la negación de las responsabilidades personales. Lo ves en las decisiones de otras personas, en su comportamiento y en los resultados de sus vidas. De alguna manera, han traicionado su naturaleza y su propósito más profundos, reclamando alguna ventaja, intentando vivir sus ideas, sus creencias y sus deseos.

Esto es impactante y te da una pausa para reconsiderar tu propia vida, porque el fracaso de los demás te convencerá, finalmente, de que debes ser verdadero contigo mismo. Desde esta perspectiva y punto de vista más alto, ves que el mundo en su totalidad es una demostración tanto del éxito como del fracaso en seguir el Conocimiento dentro de las personas, y ves la inmensa diferencia en las repercusiones que producen en la vida estos dos enfoques tan diferentes.

Si niegas el Conocimiento dentro de ti e intentas vivir de acuerdo con tus ideas, tus creencias o las persuasiones de otros, serás una especie de esclavo de esas fuerzas, y tu vida será servil, y tu mente será servil, y odiarás a otros que son serviles, porque te recuerdan tu propia condición degradada.

Los líderes astutos y manipuladores te llevarán fácilmente a creer lo que quieren que creas, a ir a la guerra cuando quieren que vayas a la guerra, a comprar lo que quieren que compres, porque habrás perdido tu propia brújula dentro de ti. Tu propio discernimiento más profundo de lo que está bien y lo que está mal estará tan nublado que ahora parecerá ser un misterio cuando, de hecho, es la realidad más fundamental dentro de ti.

Cuando ves que otras personas te están sirviendo con su demostración, recordándote la importancia de ser verdadero contigo mismo, de ser honesto contigo mismo, de ser objetivo con respecto a la vida, ¿cómo puedes condenarlas? Puedes estar molesto por su comportamiento. Podrías ser conmovido por su tragedia. Estas personas podrían ser hasta peligrosas, y tendrás que cuidarte de ellas o ser cauteloso en su cercanía; pero, en realidad, también te están dando algo muy importante. Si todas las personas a tu alrededor cometen todo tipo de errores y te muestran los resultados de tus propias tentaciones, ¿cómo puedes condenarlas?

Seguramente, de forma involuntaria e inadvertida, ellas realmente están intentando salvar tu vida. Si miras sus vidas y dices: «No haré eso. No puedo vivir así. No sucumbiré a esas presiones ni a esas tentaciones», entonces ellas te están fortaleciendo. Dales las gracias y sigue adelante. Porque sin el Conocimiento, las personas solo pueden cometer errores. Crearán vidas que no reflejan su naturaleza más profunda o sus verdaderas intenciones. Crearán vidas de compromisos degradantes, vidas de opresión a sí mismas o de opresión por parte de otros. Serán guiadas por sus valores culturales y las amonestaciones de sus líderes. Serán fácilmente seducidas. Serán fácilmente traicionadas.

Desde un punto de vista más alto, desde la perspectiva de reconocer que tienes un propósito superior en la vida, verás estas cosas. Quizá no pudiste verlas antes, pero ahora las verás claramente. Verás que la vida te está enseñando que solo existe el Conocimiento o los sustitutos del Conocimiento. O eres fiel a tu naturaleza más profunda, o existirá traición en todas direcciones.

Las personas se traicionan a sí mismas por la felicidad, por perseguir la felicidad. Se traicionan para perseguir placeres que no son saludables para ellas. Se traicionan para entregarse a atracciones y seducciones. Se traicionan cuando siguen sin pensar los dictados de su cultura, su nación o sus religiones. Se traicionan cuando condenan a otras personas y a otros pueblos, y cuando asumen, adoptan y enfatizan los prejuicios de su propio grupo o su cultura. El nivel de autotraición es simplemente inmenso e increíble. Algunas personas lo reconocen. Pero la mayoría piensan que es solo la vida misma, que así es la vida normal, el estado mental normal, el estado normal de las cosas cuando, de hecho, es un estado burdo y exacerbado de traición a uno mismo.

Aquí el estudiante del Conocimiento debe dar marcha atrás. Debe deshacer lo que ha creado que no es correcto para él. Esto forma parte de su redención. Debe desatar los nudos y aflojar las cadenas que le sujetan. Y debe hacer esto con compromiso y determinación, no odiándose a sí mismo ni condenando a los demás.

Por tanto, existen aquí tres aspectos para hacer del perdón una realidad y no simplemente un deseo, una esperanza o algún tipo de actividad autoedificante. No quieres indultar a las personas. Eso es arrogante y pasa por alto el error fundamental de la condena. [En cambio,] reconoce la humanidad de los demás. Reconoce sus circunstancias, las condiciones de sus vidas y las presiones que se ejercen sobre ellas. Y nunca pierdas de vista su humanidad. Incluso si te ves obligado a oponerte a ellas en circunstancias extremas, nunca pierdas de vista su humanidad. Así, no habrá crueldad en tu enfoque.

El segundo, nuevamente, es que llegues a comprender sus circunstancias y las condiciones de su vida, lo cual puedes hacer prestando atención a eso, intentando entender a alguien antes de condenarlo o rechazarlo. Esto conducirá a una respuesta más justa y efectiva ante esa persona. Valoras establecer una cooperación siempre que puedas. A veces esto no se puede, pero ese es tu énfasis, porque esa es la gran necesidad humana frente a las Grandes Olas de cambio.

El punto de vista más alto aquí es reconocer que naciste con un propósito superior, y que existe un Conocimiento más profundo dentro de ti, la corriente más profunda de tu vida que sostiene este propósito, y que esta parte más profunda de ti es sabia y compasiva, pero a la vez fuerte y determinada, y que miras a los demás como una demostración de si se están adhiriendo o no a este Conocimiento. Esto refuerza tu compromiso de ser verdadero y honesto contigo mismo, y comienzas a comprender que la vida te está dando un regalo al mostrarte, de forma dramática, los resultados que negar el Conocimiento dentro de ti crearía para ti y para otros.

Esto cambia tu visión de todo, pero es muy realista. No significa que aceptes todo, que ames todo o que todo sea maravilloso, porque no todo es maravilloso. No todos lo están haciendo bien. Así pues, este reconocimiento se basa en una realidad; no solo en la realidad física, sino en una realidad más profunda dentro de ti.

Aquí reconoces que quién eres no es tu mente, tus ideas o tus creencias. Todo eso forma parte de tu condicionamiento, y quizá sea un esfuerzo de tu mente personal para ser distinta o importante. Pero, realmente, también existe una naturaleza más profunda, y sientes su presencia. Y siempre la reconoces, incluso si sigue siendo incomprensible.

Aquí ves que las cosas no son lo que parecen, que las personas tienen una naturaleza más profunda en su interior, y que si se niega esa naturaleza, las personas no se comportarán muy bien. No vivirán muy bien. No estarán sanas. No estarán en buena posición consigo mismas o con otras personas. Esa armonía natural será negada.

Aquí puedes ver que, en realidad, el perdón requiere un trabajo de tu parte y un cambio real dentro de ti, porque no puedes tan solo disculpar a otras personas sin este reconocimiento más profundo. De lo contrario, el perdón no se habrá producido. No habrás tomado algo dañino para usarlo en algo valioso.

Aquí debes entender que no todo lo que sucede es beneficioso. Y sabes que esto es cierto. Pero todo lo que sucede puede usarse con un propósito superior sin negar la realidad de lo que ha sucedido. Aquí no estás negando algo dañino diciendo que es bueno, sino que estás intentando buscar un beneficio de la señal que esto te está dando, para poder fortalecer tu resolución de traer más honestidad y compasión a tu vida.

Si intentas hacer que todo sea maravilloso y beneficioso, serás deshonesto, y la deshonestidad conduce a grandes errores y dificultades. Por eso, tu evaluación debe basarse en una conciencia más profunda dentro de ti, que no es realmente de naturaleza ideológica. Es más como una resonancia natural. Está más allá del intelecto. Es la empatía que sientes con las personas a un nivel más profundo. Cuando puedes conocer a alguien, establecer una conexión con él y reconocer su situación, tienes más respeto por él que si solo lo juzgas desde la distancia.

Todos enfrentarán las Grandes Olas de cambio. Esto producirá grandes dificultades. Las Grandes Olas de cambio son, en gran medida, producto del abuso y el uso excesivo del mundo por parte de la humanidad, y ahora las consecuencias de todo eso comienzan a manifestarse de muchas maneras diferentes al mismo tiempo.

Si la humanidad descubre que sus recursos son limitados, tendrá que cambiar sus sistemas económicos, su enfoque de la vida, sus interacciones con el mundo, su uso de los recursos, todo. Estos cambios son muy difíciles para las personas. Por muy necesarios que sean, producirán un gran estrés e incluso privaciones para las personas.

Es posible que desees un cambio, pero debes darte cuenta de que el cambio es muy difícil; muchas personas no se someten al cambio con mucha gracia o de buena gana, por lo que este genera conflictos. A menudo, las personas que abogan por el cambio pasan por alto el costo del cambio, el precio del cambio, los impactos del cambio. Quieren que el mundo sea diferente de lo que es, pero no comprenden realmente lo que se necesita para llegar desde aquí hasta allá, desde donde se encuentra hoy el mundo hasta donde podría estar en una mejor condición.

Incluso en tu propia vida, no experimentas el cambio con mucha gracia o de buena gana. El cambio real que se requiere es muy desafiante, y tú te resistes, luchas en contra y te quejas, incluso si es absolutamente esencial para ti. El cambio requiere trabajo, determinación, confianza en ti mismo, asumir riesgos, renunciar a la seguridad. Nadie hace esto muy fácilmente.

Por eso, nunca olvides la humanidad de las personas. Busca más allá de tu propia mente la realidad de tu naturaleza más profunda. No estés tan controlado por tus creencias, tus pensamientos y el condicionamiento de tu cultura. Y reconoce que has venido al mundo con un propósito superior, y que Dios te ha dado el Conocimiento para que puedas encontrar este propósito, discernirlo, experimentarlo y expresarlo en las circunstancias cambiantes de tu vida.

Entonces el perdón será algo que surgirá naturalmente, en lugar de ser un ejercicio artificial. Esto te permitirá ver a través del engaño y la confusión, y honrará la naturaleza más profunda de las personas. Para que la humanidad progrese y sobreviva a las Grandes Olas de cambio, esta honestidad y este reconocimiento más profundos deben fomentarse en un número cada vez mayor de personas. Y si puedes hacer esto y ver su importancia, naturalmente lo compartirás con otros y serás un agente de cambio positivo en el mundo.