Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 25 de marzo de 2011
en Boulder, Colorado, Estados Unidos
Texto original: The Upheaval
Escucha el audio original aquí (en inglés):
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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.
Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.
En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.
Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.
Está comenzando una gran convulsión en el mundo, una convulsión que se manifestará de muchas maneras: en la creciente fragilidad y dificultad de las economías de las naciones; en la disminución de los recursos del planeta y el impacto que ello tendrá en las naciones y pueblos de todo el mundo; en los desastres naturales que serán más frecuentes porque la humanidad ha cambiado el clima del mundo; y en la pérdida de la producción de alimentos y de tierras cultivables, ya que la humanidad ha dilapidado su herencia natural.
La humanidad está al principio de la convulsión, y ya la ves manifestarse aquí y allá y por todo tu alrededor. Si prestas atención, te preguntarás qué le está pasando al mundo. ¿Es un mundo que se ha vuelto loco? Sentirás que la estabilidad de tu nación y las cosas que das por sentado se están poniendo ahora en cuestión, y te preguntarás cuán fuertes son realmente.
Las naciones están profundamente endeudadas. No pueden permitirse el lujo de reparar los daños o de ayudar a otras naciones de manera significativa. Todas las naciones del mundo están enfrentando la convulsión. No hay ninguna nación o tribu que vaya a salir victoriosa ante ella. Todo el mundo tendrá que enfrentar la convulsión a medida que se desate, y también sus muchas consecuencias imprevistas.
Si eres honesto contigo mismo y no simplemente culpas a otros o intentas esconderte en tus fantasías y distracciones, comenzarás a sentir el mundo cambiante. Y tal vez verás, si tus ojos están despejados y tu mente quieta, que estás entrando en un nuevo tipo de mundo, en el nuevo mundo. Y en este nuevo mundo habrá un gran desorden.
Aquí no puedes proyectar simplemente las suposiciones del pasado. Las cosas no van a funcionar como antes. No puedes estar seguro de que todo saldrá bien, o de que esto es solo algún tipo de ciclo económico, o de que la prosperidad y el crecimiento regresarán. Regresarán en algunos lugares, pero temporalmente.
No; te enfrentas a la convulsión, la consecuencia del mal uso y el uso excesivo del mundo por parte de la humanidad durante siglos, y del despilfarro de recursos en guerras y conflictos como si no importara el mañana, y de la ciega suposición de que la tecnología resolverá todos estos problemas, dando a la humanidad un futuro brillante, maravilloso y milagroso.
Pero cuando la tecnología falla, puedes ver el impacto en la vida de las personas y las consecuencias imprevistas. Cuanto más dependan de la tecnología, más frágil será su vida, y menos conscientes serán de su entorno y de las circunstancias cambiantes de su vida.
La tecnología se ha convertido ahora en una especie de dios, algo que redimirá y restaurará a la humanidad ante cualquier crisis que pueda enfrentar. Pero cuando la tecnología en sí misma falla, ves lo dependiente que eres en realidad, y ves cómo eso afecta a la gente de todas partes en todas direcciones, de modo que lo que ocurre en una nación se siente ahora en otras naciones. Si una nación sufre una crisis económica o una catástrofe, esto se siente en otras naciones.
Dios sabe que esto está viniendo, por supuesto, y es por eso que hay una Nueva Revelación en el mundo. Porque Dios ha hablado de nuevo para advertir, bendecir y preparar a una humanidad en lucha y carente de preparación; para salvar a la humanidad de sus propios conflictos e insensateces, de sus propias suposiciones ciegas y sus errores críticos. Este es un mensaje para el mundo, no para una nación, un grupo o un único nivel de la sociedad. Es para preparar a la humanidad para un mundo muy inestable, un mundo cambiante, un mundo nuevo.
Sentirás la convulsión dentro de tu propia vida cuando las cosas sean desafiadas o se derrumben; cuando te impacten los cambios en tu economía, los cambios en tus circunstancias, los cambios en tu propia experiencia. A medida que las personas, los lugares y las cosas se desprendan de ti, sentirás la convulsión.
Si eres honesto contigo mismo y no estás echando la culpa por todo tu alrededor, comenzarás a hacer un balance de tu propia experiencia y aprenderás, con el tiempo, a enfrentarla objetivamente y a ver lo que te está diciendo.
Los pobres están luchando y enfrentan circunstancias aún más graves. Los ricos están inmersos en sus conflictos, sus fantasías y sus intereses personales. No ven lo que se avecina. En cualquier caso, debe haber una mayor comprensión y una mayor compasión entre los pueblos.
La convulsión tiene el poder de socavar la civilización humana. Es más poderosa que su tecnología. Es más poderosa que sus incentivos, si no se prepara. Si la humanidad permanece ciega y absorta y no ve las Grandes Olas de cambio que se avecinan, entonces estas tienen el poder de vencerla.
La situación es mucho más peligrosa y grave de lo que las personas se imaginan. Y si dejan de culpar y de escaparse a sus distracciones, pasatiempos y preocupaciones, comenzarán a ver y sentir las Grandes Olas de cambio en movimiento. Esto les informará sobre lo que deben ver, saber y hacer.
La humanidad está muy mal preparada para la convulsión. Está muy mal preparada para su encuentro con la vida inteligente en el universo, un encuentro que está en marcha en el mundo por parte de fuerzas que están aquí para aprovecharse de una humanidad débil y vulnerable.
Es por eso que Dios ha enviado una Nueva Revelación al mundo. Es por eso que hay un Nuevo Mensaje. Debe hablar de muchos aspectos de tu vida, y la Enseñanza debe ser completa y exhaustiva, mucho más grande que cualquier Mensaje que haya sido enviado a este mundo por el Creador de todos los universos.
Este Mensaje pretende preparar a la humanidad para la convulsión, prepararla para su encuentro con la vida inteligente en el universo, prepararla para poner fin a sus incesantes conflictos y prepararla para proteger el mundo y la civilización humana.
No ver y no prepararse no es inteligente, y muchas personas no están actuando de manera inteligente hoy en día. No están mirando ni viendo. No están juntando las piezas del rompecabezas. No están viendo la conexión de que lo que ocurre en la naturaleza determinará el destino y el futuro de la humanidad. No ven que las consecuencias de su encuentro con la vida inteligente en el universo —un encuentro que está teniendo lugar en este momento— pueden determinar el resultado para todos en el mundo.
Las personas están atrapadas en la religión. Están atrapadas en la política. Están atrapadas en movimientos sociales. No ven el panorama general. No pueden ver el panorama más amplio y, por tanto, no reconocen la convulsión y las Grandes Olas de cambio que producirá.
Lo que la humanidad está atravesando es lo que innumerables razas del universo han tenido que enfrentar, al degradar sus propios medioambientes y despojar sus recursos naturales hasta el punto de amenazar su misma supervivencia y existencia. Innumerables razas se han enamorado del poder y la tecnología, a menudo introducidos por otras razas que tratan de aprovechar la riqueza y las posibilidades de su mundo.
La humanidad está siguiendo un patrón evolutivo que ha sido recorrido incontables veces antes por innumerables razas en el universo. A medida que las naciones crecen y empiezan a ser tecnológicamente más sofisticadas y avanzadas, empiezan a sobrepasar los recursos de su mundo. Empiezan a abrumar lo que su planeta puede proporcionar y sostener. Creen que la tecnología es maravillosa, y que puede resolver todos estos problemas y mitigar todas las consecuencias del daño que han causado.
Por tanto, no es que la humanidad sea especialmente necia en este sentido. Simplemente, está siguiendo un patrón. No todas las naciones del universo han seguido este patrón. Algunas han sido más sabias al principio y fueron capaces de evitar las calamidades que tantos otros tuvieron que enfrentar.
En la actualidad, hay una intervención en el mundo por parte de razas que están aquí para aprovechar la situación. Son frías y calculadoras. Ven su oportunidad. Saben que la humanidad está siguiendo este patrón, y que está entrando en un período de grave vulnerabilidad e inestabilidad. Este es un entorno perfecto para ejercer su persuasión y establecer su influencia.
A medida que la gente en el mundo pierda la fe en sus gobiernos e instituciones, buscará guía y salvación en otros poderes del universo. Es el entorno ideal para la intervención. Forma parte de la gran convulsión que la gente no ve.
Incluso el más sabio de los líderes, que ve muchos aspectos de la convulsión, no puede realmente comunicar lo que ve a sus poblaciones. Tiene que mantener la estabilidad de su país hoy y mañana, y debe atender todos los problemas inmediatos que están surgiendo. No tiene el tiempo ni el consenso de apoyo para realmente hacer preparativos para las grandes cosas del futuro, los grandes cambios que llegarán a su país.
¿Qué pasará cuando se queden sin combustible? ¿Qué sucederá cuando los recursos hídricos disminuyan significativamente? ¿Qué pasará cuando otras naciones los abandonen, retirando todas sus inversiones?
Estas son las cosas para las que uno se prepara: para el futuro, para la convulsión misma. Pero ¿qué líder en el mundo puede hacer esto y a la vez atender los problemas del día y las complicadas redes de apoyo y administración?
Dios lo sabe y no hay culpa. Es la humanidad llevando a la práctica sus viejas creencias y suposiciones, siguiendo la debilidad de su énfasis en vivir en el momento sin prepararse adecuadamente para el futuro.
En este momento, la humanidad está sacrificando el futuro de sus hijos. El mundo que tendrán que enfrentar será mucho más arduo y difícil. Incluso si tienen una tecnología más avanzada, ¿dónde estará la energía para sostenerla y producirla? ¿De dónde vendrán sus alimentos? ¿Tendrán agua limpia para beber a medida que las naciones se tornen más áridas y las poblaciones se vuelvan inestables?
En este momento, buscar más crecimiento supone gastar el futuro de la humanidad. Pero se buscará el crecimiento para satisfacer las demandas de hoy y las necesidades de la gente ahora y en los días venideros.
La guerra y el conflicto solo desperdiciarán los preciosos recursos. No pienses que ciudades y naciones pueden ser reconstruidas y restauradas si son devastadas, porque nadie tendrá los recursos para hacer esto realmente. La guerra y el conflicto, no importa su propósito, solo servirán para acelerar el fracaso de la humanidad.
Incluso si se generan conflictos para defender la libertad, habrá un gran costo, no solo en este momento sino en el futuro de esa nación. Esto no quiere decir que los movimientos por la libertad no deban ocurrir, pero todos sus participantes deben hacer una evaluación de los mayores costos implicados.
Si los líderes se dieran cuenta de esto y sus poblaciones estuvieran insatisfechas, se harían a un lado. Renunciarían a las riendas del control. Porque el futuro de su nación está en juego, no solo para hoy y mañana, sino para los años y décadas venideros.
Dentro de cien años, muchas naciones del mundo no existirán. La gente ni siquiera podrá vivir en ellas. No habrá suficiente producción de alimentos, ni suficiente agua, ni suficiente combustible para sostener a una gran población.
Entre ahora y entonces, la gran convulsión ocurrirá y está empezando a ocurrir ahora. No puedes detenerla. Solo puedes mitigarla y prepararte para ella. Puedes prevenir algunas de sus graves consecuencias, pero no puedes detenerla por completo.
Ahora no es el momento de decir: “¿Qué quiero de la vida?”. Es más apropiado decir: “¿Qué debo hacer?”. Esa es la cuestión. Y esa es la pregunta que debes seguir haciéndote cuando emerja cada nueva situación, cuando ocurra cada cambio imprevisto, cuando parezca surgir cada nueva oportunidad, ya sea que esa oportunidad sea genuina o no.
No puedes descansar satisfecho en tus suposiciones. No puedes pensar que tu nación sobrevivirá a todo. No puedes pensar que tu economía es imperturbable. No puedes pensar que los líderes sabrán qué hacer frente a las crecientes crisis que ocurrirán en muchos lugares a la vez.
Puedes entrar en pánico, tener miedo y tratar de salir corriendo a esconderte en algún lugar, lo que sería un grave error y probablemente uno fatal, o bien puedes empezar a acceder a la Inteligencia más profunda dentro de ti que Dios ha puesto ahí para guiarte, protegerte y bendecirte ante la convulsión.
Fuiste enviado al mundo para vivir en él en estos grandes tiempos trascendentales. Dios te ha dado la claridad, la fuerza y la sabiduría, pero esto existe más allá del reino y el alcance de tu intelecto, y se mantiene al margen de tu condicionamiento social y tus creencias, actitudes y suposiciones de consenso.
Dios te ha dado el poder, pero debes dar los Pasos al Conocimiento para encontrarlo, entenderlo y discernir lo que significa y cómo debes usarlo apropiadamente en la vida. No puedes tomar el Conocimiento y usarlo para aumentar tu riqueza, o para superar a otras personas, o para afianzar tus prioridades. El Conocimiento no es una herramienta del intelecto, pues es más poderoso que el intelecto.
Desear, rezar y esconderte no te ayudará, porque el mundo te está dando señales de lo que viene, de lo que debes ver, saber y hacer, y del grado en que debes cambiar tu vida y tus circunstancias para encontrar un terreno más elevado, asegurar tu propia posición y tener la capacidad y la oportunidad de ayudar a los demás.
Porque la necesidad humana crecerá como nunca antes se ha visto, y el grado de servicio que debe prestarse será mucho mayor que todo lo que la familia humana ha tenido que tratar a gran escala hasta ahora. El tiempo de dar está solo comenzando.
La necesidad será tan grande que sentirás que es imposible atenderla. Pero eso no significa que no debas hacer lo que te enviaron a hacer. Y solo el Conocimiento dentro de ti sabe lo que es, a dónde debes ir, a quién debes encontrar, qué debes emprender en tu vida y qué debes liberar y soltar.
Ver la convulsión en el horizonte te da tiempo para prepararte. Si esperas hasta que llegue a tu puerta, será demasiado tarde y habrá muy poco que puedas hacer.
Es como una gran serie de olas. Si las ves venir, si ves que el océano se retira y comprendes que esto no es natural, que no está bien, que algo va mal, entonces tienes tiempo —quizá solo un poco de tiempo— para moverte a un terreno más alto y dejar atrás tu posición vulnerable e insostenible.
Es el momento de reconsiderar tu trabajo y tu profesión, ¿podrá todo esto sobrevivir a las Grandes Olas de cambio? Allí donde vives, ¿puedes funcionar sin usar un automóvil? ¿Puedes encontrar fácilmente los recursos más cercanos? ¿O vives en algún lugar distante, en la cima de una montaña o lejos en el campo, en una posición muy vulnerable? Estas son todas las cosas que debes reconsiderar ahora frente a la convulsión.
El Nuevo Mensaje está revelando lo que se avecina y el gran desafío para la civilización humana: el desafío que representan el peligro de colapso interno y el peligro de la competencia externa. Está pintando un cuadro muy claro. No es el fin de la humanidad. No es el fin de los días. Eso es una tontería. Pero sí que es el fin de muchas cosas. Es el fin de muchas suposiciones y creencias. Es el fin del mundo tal como lo conoces y te has acostumbrado a verlo.
En este sentido, es el fin de los tiempos: un momento de grandes cambios, un umbral, un tiempo en el que la unidad y la cooperación humanas determinarán si la humanidad es capaz de recuperar una mayor fuerza y una mayor resiliencia o, por el contrario, comienza a declinar en todas direcciones, hundiéndose en un abismo de guerra y privación.
Solo un punto de inflexión tan importante en la evolución de la humanidad podría traer una Nueva Revelación al mundo, una Nueva Revelación que está aquí para dar poder al individuo, para restaurar sus capacidades naturales nativas, para advertirle de la convulsión y las Grandes Olas de cambio y para prepararle para su encuentro con un universo lleno de vida inteligente, un universo no humano del que no sabe nada.
No retrocedas ante esto, o retrocederás ante tu propio propósito superior y tu llamada para estar en el mundo. No huyas y te escondas detrás de tus suposiciones, creencias o reprimendas a los demás, porque esto no te permitirá prepararte, hacerte fuerte y poder ayudar a la gente que te rodea.
Siempre es una elección entre la fuerza y la debilidad, entre el Conocimiento y todo lo que pretende ser el Conocimiento. Lo que decides hoy, a qué elijes prestar atención y dónde te focalizas tiene toda la importancia en cuanto a lo que verás y en cuanto a tu capacidad para reconocer las circunstancias cambiantes del mundo y prepararte para la convulsión.
Debes encontrar el coraje, la fuerza y la determinación para hacerlo. Y las encontrarás en el poder y la presencia del Conocimiento que vive en lo profundo de ti.
Porque el Conocimiento no teme al mundo. No condena al mundo. No se escandaliza ni se desanima por el mundo y las tragedias, la locura y la ceguera de la humanidad.
El Conocimiento es compasivo con todas estas cosas. Entiende que sin el Conocimiento, las personas cometerán errores y serán propensas a cometerlos, ya que no tienen el centro de su propia certeza e integridad para que las guíe.
Por eso no existen el Infierno y el castigo, porque Dios sabe que hasta que no recuperes esa parte de ti mismo que está conectada con Dios —que es el Conocimiento— todo lo que puedes hacer es cometer errores y tratar de aprender de ellos. Es una forma muy destructiva y dolorosa de aprender, por supuesto, pero es el camino que eligen de manera persistente muchas personas.
La humanidad no tiene mucho tiempo para prepararse. No puede debatir y contemplar el tema durante años. Todo está en movimiento.
La humanidad ha cambiado la química de su propio entorno. Sus suelos están muertos y agotados por el uso de productos químicos fuertes. Hay un número creciente de personas en el mundo que beben de un pozo que se reduce poco a poco. Las vulnerabilidades de las redes comerciales de la humanidad se están haciendo evidentes. Muchas suposiciones y creencias tendrán que apartarse para enfrentar este nuevo mundo y navegarlo con éxito.
Dios te ha dado el poder para navegar el nuevo mundo, para responder a él con sabiduría y compasión, y para evitar los peligros de vivir en pánico o de ser una víctima del gran cambio que se avecina.
Las religiones del mundo no pueden prepararte para la convulsión. Pueden advertir de un gran cambio. Pueden profetizar un gran cambio. Pero no pueden discernir lo que realmente significa, y no poseen la sabiduría y la Revelación para preparar a la gente suficientemente en el tiempo que queda.
Por eso, Dios ha hablado de nuevo. Por eso, hay una gran revelación en el mundo. Le ha llevado al Mensajero veinticinco años recibirla, así de completa, extensa y exhaustiva es. Es el Mensaje más grande que se haya dado a la humanidad, ya que ahora está hablando a un mundo alfabetizado con comunicaciones modernas, donde la información puede recorrer el planeta en segundos —unas situaciones y condiciones que nunca antes existieron.
Por tanto, recibe la Revelación. Aún no sabes con seguridad si es un Nuevo Mensaje de Dios, porque no lo has explorado lo suficiente. Pero no lo rechaces. No lo niegues, o negarás lo que puede garantizar y asegurar tu seguridad y, más allá de eso, tu capacidad para ser de mayor servicio a la humanidad en un mundo de cambios radicales y convulsión.
La convulsión está sucediendo. Está conmoviendo a los pueblos de todo el mundo. Está agitando el deseo de libertad. Está promoviendo la protesta e incluso la revolución. Está desafiando la estabilidad de las naciones. Está afectando al precio y la disponibilidad de los alimentos. Está determinando cómo responderán las naciones a un mundo de recursos cada vez más escasos y convulsión física y social.
Este es un tiempo para crecer y volverte sabio y responsable. Es un tiempo para superar tus fantasías y tus obsesiones. Es un tiempo para prestar atención, aquietar tu mente y calmarla para que puedas ver, oír y saber.
Es hora de dar los Pasos al Conocimiento, ya sea que seas cristiano, musulmán, budista, hindú o de cualquier otra tradición religiosa. Es el momento de permitir que Dios te guíe a través del poder y la presencia del Conocimiento en tu interior.
Los líderes estarán confusos y se sentirán abrumados. Aunque comprendan los peligros que se avecinan, se sentirán abrumados por las necesidades del día y las circunstancias a las que se enfrentan en este momento. No cuentan con el apoyo de sus pueblos para instigar un cambio radical en el funcionamiento de sus naciones, o para establecer una nueva dirección en sus economías. Tienen que mantener todo como está, de lo contrario se enfrentan a una convulsión social; se enfrentan a la resistencia, a la negación y a la pérdida de apoyo.
Están en un dilema, como ves. Para mantener la estabilidad de hoy, sacrifican su capacidad de hacer preparativos para el mañana. Tú no lo harías mejor si fueras el líder.
Hasta las naciones más libres se verán sometidas a una gran presión a medida que sus recursos disminuyan, a medida que sus opciones declinen, a medida que sus pueblos se vuelvan más desesperados, más exigentes y más beligerantes.
Si entendieras la convulsión y las Grandes Olas de cambio, verías por qué y cómo surgirá todo esto. No podrías predecir el día y el momento de los acontecimientos, pero podrías ver los patrones. Podrías ver las consecuencias. Podrías ver las grandes dificultades que esto producirá y el hecho de que la humanidad no tiene respuestas para muchas de estas cosas. La familia humana se verá abrumada por la escala y el alcance de los problemas ambientales y sociales.
Incluso las naciones ricas estarán luchando por sobrevivir y mantener la estabilidad. ¿De dónde vendrá su riqueza si sus recursos disminuyen? No pueden pedir prestado el uno del otro para siempre, y todo eso se desmoronará en el futuro de todos modos.
Muchas deudas quedarán sin pagar. Las naciones caerán en desgracia entre sí. Tendrán que elegir si cooperarán para enfrentar la convulsión o si competirán por los recursos restantes.
Las consecuencias de la competencia son ahora tan graves y catastróficas que ni siquiera pueden imaginarse. Incluso las tendencias normales de la humanidad tendrán que ser detenidas, si los pueblos y naciones quieren sobrevivir y construir una mayor fuerza frente a la convulsión.
Debes escuchar más profundamente en tu interior para oír la verdad de nuestras palabras. No las discutas basándote en tus ideas o creencias, o perderás la sabiduría y el poder de lo que te estamos diciendo y revelando.
Sé humilde y admite que no sabes lo que te espera. Sé humilde y honesto y admite que no sabes cómo prepararte o lo que está surgiendo en el horizonte. Todo trata de la honestidad contigo mismo, como ves, no de cuán correctas crees que son tus ideas, o de cuánto has invertido en tu posición en la vida —en tu ideología, tus creencias, tus convicciones—. Todo tendrá que ser reconsiderado ahora frente a un nuevo mundo.
La convulsión puede redimirte. Puede fortalecerte. Puede poner tu vida en orden. Puede establecer prioridades auténticas y significativas para ti. Puede terminar con tu comportamiento autodestructivo, porque tendrás muchas cosas importantes que hacer y considerar. Aclarará tus relaciones. Aclarará lo que debe hacerse. Te revelará lo que puedes hacer hoy, mañana y en los días venideros. Puede ayudarte a reorganizar tu vida y a moverte a una posición más segura en tu comunidad.
No vivas cerca de aguas en movimiento. No vivas cerca de la orilla del mar. No vivas cerca de los ríos. No vivas cerca de zonas propensas a terremotos, a menos que Dios te haya llamado a estar en esos lugares para servir a los demás.
Si no prestas atención a esto, entonces nada te salvará. Habrás puesto tu vida en peligro ciega y tontamente. No pienses que algún milagro te salvará en el último momento. Será una mera casualidad si puedes sobrevivir, pero las probabilidades estarán en tu contra.
Dios ya ha dado la advertencia —clara y repetidamente, dicha de diferentes maneras, puesta en diferentes ideas, pero con claridad—. Si descuidas esto, no tienes derecho a pedir un milagro ante una catástrofe.
El Creador de los universos no salvará a la humanidad en el último momento. Y las razas que están aquí para intervenir prometerán a la humanidad riqueza, poder y ecuanimidad, pero todo es un engaño, como ves. No vienen con poder militar, sino con unos poderes de persuasión que son más desarrollados y refinados que los que la humanidad aplica sobre sí misma. Los visitantes son oportunistas. Dirán y harán cualquier cosa para convencerte de que ellos, más que los seres humanos, entienden las necesidades de la familia humana y cómo estas necesidades pueden ser satisfechas. Pero todo es un engaño, uno astuto y que requiere tiempo; pero, al final, el mundo podría ser tomado sin disparar un solo tiro.
A medida que la condición de la humanidad se deteriore, a medida que surja una mayor inestabilidad, a medida que la debilidad de las naciones se haga más evidente, las personas se asustarán y se sentirán inseguras y desconfiadas. Esto las coloca en una posición en la que pueden ser fácilmente influenciadas por poderes externos inteligentes y astutos.
Todo esto forma parte de la convulsión, como ves. Las consecuencias tenían que llegar tarde o temprano. No se puede saquear el mundo interminablemente. No se puede añadir más gente al mundo interminablemente. No se puede agotar la capa fértil de los suelos del mundo interminablemente. No se puede manchar y contaminar los arroyos y las aguas del mundo interminablemente. No se puede cambiar la química del medioambiente interminablemente sin enfrentarse a un tremendo conjunto de consecuencias.
Las naciones están invirtiendo ahora más intensamente en sus cuerpos militares —temerosas, con una creciente ansiedad por la inseguridad y la falta de protección de sus naciones—. Pero no pueden usar estas armas en el futuro, ya que destruirían los recursos esenciales. No pueden usarlas sin cometer un genocidio. No pueden destruir ciudades, porque no tendrán los recursos para reconstruirlas.
Es una tontería. Es conveniente en este momento. Es todo para el momento. Es vivir para el momento, pero no tiene sabiduría para el futuro.
No es lo que el mundo necesita. No es lo que salvará a la humanidad. Ni siquiera es lo que salvará a tu nación y a tu comunidad.
Otra guerra mundial sería realmente el final. La humanidad ni siquiera puede permitirse guerras regionales sin un gran coste —no solo en el momento— de sufrimiento humano, privaciones y muerte. ¿Pero qué significará para el futuro de la nación?
Las naciones no se están preparando para las Grandes Olas de cambio. No se están preparando para la convulsión. Piensan que la vida va a seguir como siempre ha sido, tal vez con mayores dificultades aquí y allá, pero no ven el gran cambio que ya ha ocurrido en el mundo. No ven que están entrando, y ya han entrado, en un nuevo mundo. No ven la convulsión.
No están educando a sus pueblos. No están preparando a sus ciudadanos. No están fortaleciendo las cosas que son esenciales. Su riqueza se ha perdido. Viven endeudadas.
¿Qué podrás venderle al mundo si este no puede comprar nada? ¿De dónde vendrá tu estabilidad y tu fuerza? Estas son las preguntas difíciles que las naciones y los líderes deben enfrentar, pero también son preguntas para que tú las consideres.
No tienes respuestas. Nadie tiene respuestas para todo esto, respuestas para la convulsión y las Grandes Olas de cambio. Para esto, necesitas que el poder y la presencia del Conocimiento te guíen. Para esto, necesitas una Revelación del Creador de toda vida. Necesitas que Dios te ayude. Necesitas una mayor sabiduría. Necesitas una mayor fuerza. Necesitas una mayor determinación, que debe venir de una parte mucho más poderosa de ti mismo de la que apenas eres consciente.
No se trata de lo que tú quieres; se trata de lo que debes hacer. Esto te dará fuerza, coraje y confianza si puedes responder a ello de manera consistente y repetida.
Esta es la advertencia y la bendición, pero también es una preparación. Dios ha provisto los Pasos al Conocimiento. Dios ha proporcionado la Sabiduría del universo que puede instruirte sobre cómo enfrentar, comprender y navegar un mundo en convulsión.
Las personas tienen habilidades nativas que han quedado latentes por falta de uso, y que pueden alertarlas de la presencia del peligro y prepararlas para el futuro con mayor sabiduría y certeza. Todas estas habilidades nativas están conectadas con el Conocimiento, como ves.
Para que el Conocimiento te guíe, debe mantenerte vivo. Para que el Conocimiento se realice a través de ti y puedas dar tus verdaderos regalos al mundo, debe protegerte de la destrucción.
Por eso es el gran protector y sustentador. Es el redentor. Pero reside más allá del reino y el alcance del intelecto, así que debes ir más allá de tu mente para escucharlo, discernirlo y responder a él. Esto es lo que significa dar los Pasos al Conocimiento.
No pienses o pretendas que ya puedes hacer esto lo suficiente, ya que solo eres un principiante. No importa cuán intuitivo creas que eres, sigues siendo un principiante, porque todavía no entiendes lo que está llegando al mundo y lo que ya está aquí. Tus habilidades y fortalezas todavía no bastan para enfrentar estas cosas, y apenas son adecuadas incluso para lidiar con las circunstancias normales de tu vida.
Para salvar a la humanidad, debes preparar a la humanidad. Para asegurar el futuro y la estabilidad de la civilización humana, debes prepararte para la convulsión y las Grandes Olas de cambio que esto producirá.
Haz esto y servirás al mundo como se supone que debes servirlo. Haz esto y tu vida tendrá sentido, y ya no estarás en grave conflicto contigo mismo. Haz esto y tu mente cambiará, y tu corazón cambiará, y tus prioridades cambiarán, como debe ser.
Que esta sea tu comprensión.