Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 22 de febrero de 2011
en Boulder, Colorado, Estados Unidos
Texto original: Rebelion, Revolution and War (no disponible online)
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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.
Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.
En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.
Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.
Los movimientos por la libertad están ganando impulso en el mundo. Pueblos largamente oprimidos por regímenes aplastantes e inmorales están ahora levantándose. Están levantándose no solo para ganar libertad, sino para obtener cosas más esenciales: empleo, comida, agua, seguridad —las cosas más básicas que la gente necesita en todas las naciones.
Esto no es simplemente un fenómeno político o social. Es algo que está en concordancia con las Grandes Olas de cambio que están llegando al mundo, porque según la humanidad crece y los recursos del mundo son gastados y disminuidos, más y más gente será presionada a atender los requerimientos básicos de la vida.
Como veis, esto inclinará la balanza. La larga privación de sus derechos y su largo agravamiento u opresión política, serán ahora llevados a una revolución extrema por la que mucha gente está dispuesta a morir y sacrificarse —gente ordinaria, gente común, gente en muchos, muchos lugares.
Las revoluciones están ocurriendo en muchos lugares, la lucha por la libertad y la justicia y el gobierno de la ley —todas estas cosas ahora van a ser impulsadas por los impactos de las Grandes Olas de cambio—. Si un gobierno no puede alimentar y proveer para su gente, si es demasiado corrupto en su centro, las Grandes Olas forjarán una convulsión tal que superará incluso a los gobiernos y los líderes más poderosos y resistentes.
Hoy estáis viendo esto, y lo veréis mañana. Pero debéis verlo en el contexto del mundo entero y la condición del mundo, y no simplemente como un asunto de política o religión. Si la gente no tiene lo que requiere de la vida a un nivel básico, entonces no tiene alternativa sino levantarse. Si sus necesidades no son satisfechas, si su expresión de disensión es aplastada, entonces se levantará.
Pero sus problemas no han acabado, incluso si tienen éxito. Porque como veis, aún tienen el dilema de cómo van a alimentar a sus gentes, de cómo les darán empleo, de cómo les proporcionarán una sociedad justa y estable. Incluso la más alta plataforma de expresión política, incluso el sistema más perfecto, no podrán funcionar si los recursos básicos no están disponibles. Incluso si todos los corruptos se fueran o fueran apartados, como veis aún tenéis este dilema fundamental.
Por tanto, todos los problemas inherentes, la disensión y el agravamiento serán llevados hasta el punto de ebullición por el poder de las Grandes Olas de cambio. Si el precio de los alimentos continúa aumentando, habrá revoluciones. Si los gobiernos no pueden proveer para sus gentes, habrá revoluciones. Las revoluciones serán la única opción que la gente tendrá en estas condiciones opresivas.
Hoy estáis viendo esto en el mundo. Ello forma parte de las Grandes Olas de cambio. Y aunque parece alentador desde el punto de vista de que la gente, finalmente y después tan larga opresión, gane libertades y derechos fundamentales, debéis ver que el gran dilema que enfrentan lo tienen aún por delante. No es solo el desafío de establecer un gobierno justo y equilibrado; es el desafío de las propias Grandes Olas.
Hay muchos países pobres en el mundo con poblaciones muy grandes. Según la producción de alimentos decline en el futuro, ¿cómo van a cubrir las necesidades básicas de su gente estas naciones y gobiernos? ¿Cómo impedirán que una parte de su población o una tribu o una persuasión política ataque a otra? ¿Cómo podrán mantener la estabilidad y el control, incluso si tienen buenas intenciones y un sistema justo?
Podéis ver que la gente que está inmersa en intereses políticos o en acciones políticas no está viendo aquí la imagen mayor. Ellos piensan que todo es un proceso político o un proceso social evolutivo, pero han olvidado la naturaleza. Han olvidado aquello que provee los elementos más esenciales que se requieren para poder sobrevivir en este mundo. Han olvidado de dónde vienen sus alimentos.
La política es el medio de conseguir fines mayores o menores, pero los fines mayores y menores están más allá del dominio de la propia política. El intento de oprimir a una gente y enriquecerse con ello se inicia antes de que el proceso político se instaure con el tiempo. Si la provisión del mundo disminuye, entonces el proceso político debe intentar adaptarse a ello.
Es por eso que hay un Nuevo Mensaje de Dios en el mundo, como veis, pues la humanidad está enfrentando el riesgo de colapso —el colapso de la civilización humana, el colapso de un mundo estable y ciertamente un mundo justo, el colapso gradual y creciente de todo lo que ha sido establecido para el bien, de los medios mediante los cuales individuos, grupos y naciones llevan a cabo actividades esenciales, valiosas y beneficiosas, así como aquellos que tienden a ser destructivos y necios en su naturaleza.
La gente ha perdido su conexión con la naturaleza. No ven que donde se cultivan los alimentos y cómo son transportados y compartidos representa la red más esencial que hay en cualquier sociedad o civilización. Han olvidado que la calidad y la disponibilidad del agua es más importante de lo que pueda ser cualquier otro recurso. No ven que la degradación del medioambiente está poniendo en movimiento las fuerzas que podrían minar su mundo y sus vidas.
El fracaso en responder a las Grandes Olas de cambio es uno fundamental, y es por eso que la gente no ve las tormentas que vienen. No reconocen el gran riesgo. No ven que hay cosas puestas en marcha, grandes fuerzas ahora, que alterarán el paisaje del mundo. Y sus acciones se volverán más desesperadas, más estúpidas y más cortas de vista. Y los oficiales electos o aquellos que suban al poder mediante la fuerza serán más ignorantes y más ciegos.
Si una nación no puede proveer los elementos básicos para su gente, aunque sea una democracia, aunque logre un sistema justo, no podrá sostenerse. Nunca tendrá estabilidad. Y la gente estará en constante estrés, llevando a una mayor agitación, llevando a la guerra entre facciones y grupos compitiendo por el poder, no solo por sus propias ideologías políticas o económicas, sino por la supervivencia. Esto produce guerra a un nivel que raramente es observado en el mundo moderno y que incluso históricamente ha sido visto pocas veces. Pero es una realidad que ha plagado a la familia humana durante la vasta mayoría de su experiencia y existencia aquí en la Tierra.
Según las naciones aumenten su desesperación a la hora de proveer para su gente, ellas no venderán alimentos en el extranjero. No exportarán las cosas mismas que ellas necesitan ahora más que nunca. Y no serán solo individuos los que pasarán hambre; serán naciones enteras. Esto conducirá a la guerra, una guerra de un tipo muy desesperado, una guerra no solo por logros políticos o revanchas, sino una guerra de desesperación, una guerra de una gente intentando eliminar a otra. Sería el tipo de conflicto más cruel, salvaje y devastador.
Este es ahora un gran riesgo frente a las Grandes Olas de cambio. Si una nación no puede alimentar a su gente, debe buscar ayuda en las naciones colindantes. Si estas naciones están en la misma condición desesperada, entonces la guerra estallará, a pequeña escala y a gran escala. Los individuos tomarán todo lo que puedan e intentarán destruir a aquellos que compiten con ellos.
Esto es muy difícil de imaginar para la gente educada del mundo, que ha vivido en grados relativos de abundancia. Ellos no pueden imaginar la brutalidad a ese nivel, porque no es algo que hayan vivido personalmente. Y aunque las guerras —las grandes guerras del siglo— fueron inmensamente devastadoras y trágicas, solo en raras situaciones fueron destruidas poblaciones enteras. En la mayoría de los casos no se intentaba que ocurriera eso.
Por tanto, debéis ver ahora la revolución y la guerra en el contexto del mayor movimiento del mundo. Debéis encarar la realidad de que la producción de alimentos declinará y será más caro cultivarlos, transportarlos y distribuirlos. Con una parte tan grande del mundo viviendo en la pobreza y la destitución, ¿cómo puede cualquier nación proveer para ellos —para aquellos que no pueden pagar más por los productos y recursos esenciales de la vida; para aquellos que no pueden resistir pasar hambre por mucho tiempo, pues ya están pasando hambre; para aquellos que no pueden esperar pacientemente a que la comida llegue, porque sus necesidades son mucho mayores y apremiantes que las de aquellos que tienen más riqueza y confort?
A medida que los recursos continúen declinado lentamente, los individuos ricos e incluso las naciones ricas comenzarán a acaparar cuanto puedan. Viendo el posible riesgo de privación, viendo el posible riesgo de que se les niegue lo que necesitarán en el futuro, comenzarán a acaparar. Y esto iniciará una búsqueda desesperada para reclamar la riqueza y los recursos restantes del mundo.
Dios lo sabe. Y por eso hay un Nuevo Mensaje en el mundo, para advertir a la gente, prepararla y llamar a la mayor inteligencia espiritual en la gente de todas las fes, naciones y estatus económico. Porque existe una alternativa mucho mejor. Las Grandes Olas de cambio, aunque inmensamente peligrosas —tan peligrosas que podrían aplastar a la civilización humana—, proveen otra alternativa, y esta es que las naciones cooperen y aseguren, tanto para sus propias poblaciones como para sus vecinos, la disponibilidad de los recursos esenciales de la vida.
En vez de gastar fortunas en construir enormes imperios militares, las naciones tendrán que gastar fortunas en aumentar la producción de alimentos, en la purificación de los ríos del mundo, en el transporte de los alimentos a donde sea necesario y en la recolocación de vastas poblaciones que ahora son impulsadas fuera de sus hogares y sus tierras porque ya no pueden continuar viviendo allí.
Sus prioridades de gobierno cambiarán dramáticamente. Sus prioridades de inversión financiera cambiarán dramáticamente. La gente de las naciones ricas tendrá que aceptar la perspectiva de tener que hacerse cargo de alguien que ha de escapar de una situación desesperada —un individuo o incluso una familia, si es posible, para proveer refugio y un hogar para ellos.
La gente en las naciones ricas tendría que abandonar su idea de crecimiento y expansión y considerar que está enfrentando una realidad y un nuevo mundo —un mundo en declive donde la estabilidad y la seguridad se vuelven esenciales y el bienestar de la gente de todas las fes, naciones, y colores es la principal prioridad.
Esto será un cambio de 180 grados respecto a lo que se está haciendo ahora. Las naciones no se están preparando para el futuro. No se están preparando para las Grandes Olas de cambio. Se están preparando para la realidad del pasado, que ellas creen que continuará indefinidamente en el futuro. Piensan que van a estar compitiendo por el poder en un mundo más difícil, quizás, pero no ven que será un nuevo mundo, requiriendo el tipo de cambio que la humanidad necesitará para construir un nuevo cimiento para la civilización humana y sobrevivir a las Grandes Olas de cambio.
Este es un mensaje difícil de dar, pero es uno esencial. En este momento, hay mucha gente que no puede escuchar estas cosas. Es demasiado aterrorizante. Es demasiado perturbador para sus planes y objetivos. Saca a la luz sus inseguridades, sus hostilidades y su ansiedad sobre el futuro.
Pero la Nueva Revelación debe darse, y el tiempo apremia. El tiempo en el que debe ser recibida y el tiempo en que debe ser aceptada son una cuestión crítica. La Nueva Revelación debe viajar por todo el mundo. Debe estar en todos los países. Esto no significa que todo el mundo vaya a aceptarla o a aprender de ella, por supuesto, pero significa que está viva y activa, pues esta Revelación apunta a una clase diferente de futuro, a una clase diferente de preparación.
Y más fundamentalmente todavía, apunta a un cambio en el corazón de los individuos por todo el mundo. Si ellos valoran lo que provee la civilización, que es riqueza, seguridad, estabilidad y oportunidad —cosas que los pueblos primitivos raramente experimentaron alguna vez— entonces tendrán que unirse para construir eso para el futuro. No será un gobierno mundial único. Eso es tonto. Pero será un mundo de cooperación, porque la alternativa es demasiado terrible para considerarla.
Aquí las elecciones son muy limitadas porque el mundo ha cambiado. No es que el mundo vaya a cambiar en 10, 20, 50 o 100 años. Ya ha cambiado. Ya no estáis viviendo en el mundo en que vivíais hace 20 años. La naturaleza determinará ahora los términos de interacción. La creencia de la gente en la tecnología y el orgullo desmesurado que sienten con ella serán superados por las realidades de la vida. Si no podéis crear o ganar acceso a los alimentos y a los materiales esenciales para la vida, vuestros maravillosos pequeños aparatos tecnológicos no van a ayudaros. No os ayudarán a pasar el día. Y su falta de importancia se hará cada vez más significante.
Este es el mundo al que os estáis dirigiendo. Las revoluciones que están sucediendo en el mundo ahora no son sino un preámbulo de lo que va a venir. Aunque estas revoluciones son prometedoras, y desearéis que la gente de estos países tenga éxito —vuestro corazón estará con ellos y os preguntaréis cómo podríais ayudarles de alguna manera—, debéis ver esto dentro de una imagen mayor. Debéis reconocer que estos son los actos de apertura de un drama mucho mayor que la humanidad tendrá que encarar.
Este drama no será solo una tragedia. También será una oportunidad, pero una tan demandante que puede provocar un cambio en el corazón de la gente. Los ricos querrán ayudar cada vez más, porque comprenderán que todo lo que valoran y todo lo que poseen está en juego. La gente querrá sostener a las naciones más pobres, porque no puede permitirse que colapsen y desciendan al caos. Las naciones tendrán que trabajar unidas y reinvertir en una economía más estable, no basada en el crecimiento y en una continua expansión, sino en la estabilidad, la seguridad y la humanidad.
Los más ricos tendrán que abandonar sus pequeños juegos tan tontos, sus indulgencias y adicciones, para realmente salir afuera y ayudar a la gente. De otro modo, también ellos serán derrocados. El enfado contra los ricos se volverá tan severo, que en el futuro estas personas no tendrán a dónde huir si el mundo pierde el control.
Porque que el mundo pierda el control sería algo muy fácil de crear. No haría falta mucho para que ocurriera. Se basa en cosas esenciales. Si la producción de alimentos se dañara severamente toda de una vez, podría poner en movimiento fuerzas que sería muy difícil o imposible controlar. Las naciones ricas no podrían enviar alimentos a las naciones pobres, porque no podrían acceder a ellos. No estarían disponibles, porque todo el mundo estaría acaparando, protegiendo a sus propias poblaciones. Uno puede regalar su excedente, pero si no se tiene excedente entonces no hay nada que se pueda dar.
Esta es una verdadera llamada a despertar para las gentes del mundo. Pero ellas deben ver más allá de sus agravios, sus planes políticos, sus luchas tribales y sus hostilidades hacia otros grupos y otras naciones y comenzar a ver que la humanidad tendrá que unirse o enfrentar un inevitable fracaso.
Incluso los recursos del mundo no pueden ser ahora derrochados en una guerra. Cada ciudad es importante. No podéis destruir una ciudad ahora. No podéis destruir la infraestructura, porque puede que no podáis reconstruirla. No podéis destruir una nación mediante la invasión, porque puede que no tengáis los recursos necesarios para reconstruirla, ya que el mundo ha cambiado. La riqueza para hacer este tipo de cosas ya no está ahí. Las necesidades de las gentes de cada nación aumentarán tanto, que cualquier riqueza que la nación posea será usada hasta su absoluto límite.
El mundo ha cambiado. Estáis enfrentando las Grandes Olas de cambio. Debéis prepararos. Pero no podéis prepararos adecuadamente sin una mayor Revelación. Porque no es solo una cuestión de esfuerzo físico o voluntad política. Debéis tener una mayor fuerza y compasión. Esto es algo que reside en los corazones de la gente en todas partes —enterrado bajo la opresión, enterrado bajo la tragedia, enterrado bajo la disensión y el conflicto político, enterrado bajo la hostilidad y la falta de perdón.
El poder de la Revelación, el poder de Dios, que ahora ha hablado de nuevo al mundo, puede marcar una diferencia crítica. No es la respuesta a todo, pero es un elemento vital y esencial para la resolución que la humanidad tendrá que forjar para evitar una calamidad total en el futuro.
Es un elemento esencial en vuestra preparación para las Grandes Olas de cambio. Es un elemento esencial en vuestra capacidad para poner vuestra vida en equilibrio, armonía y un mayor orden, de manera que tengáis el lujo de asistir a otros y no ser vosotros mismos unas bajas. Llamará a salir de vosotros el mayor propósito que os ha traído al mundo, pues Dios os ha enviado al mundo para estar en él en el tiempo de Revelación y en el tiempo de las Grandes Olas de Cambio.
Es también el tiempo en que la humanidad contactará con otras razas en el universo, que están aquí para aprovecharse de una humanidad débil y dividida. Esto complica la imagen tremendamente. Pero al igual que las Grandes Olas de cambio, esta intervención en el mundo puede forjar una mayor unidad humana y una mayor fuerza y determinación colectiva. Enfrentáis una competición desde el exterior por el valor de este mundo, por parte de pequeños grupos no militares que solo pueden tener éxito mediante la persuasión y el engaño, y enfrentáis el riesgo de colapso dentro del propio mundo.
A medida que la gente comienza a exceder lo que el mundo puede proporcionar, tendrá que enfrentar las consecuencias de dañar el clima del mundo y sus medioambientes. Tras haber abusado y derrochado vuestra herencia natural, ahora tendréis que enfrentar las consecuencias de esto.
Cualquier persona realmente honesta y visionaria puede ver esto. No es un misterio tan velado o tan oscuro que la gente no pueda siquiera atisbarlo. Es elemental a vuestra naturaleza, pero la gente ha perdido el contacto con su naturaleza más natural y profunda. Ha perdido el contacto con la base de su existencia. Ha perdido el contacto con la naturaleza misma. Las personas están viviendo en un mundo de política humana, de economía humana, de especulación y fantasía humanas —siendo imprudentes y tontos, derrochando la riqueza del mundo tan rápido como es posible, sin reservar nada para el futuro, sin pensar en el bienestar de los niños y sus niños y el tipo de futuro que tendrán que enfrentar y vivir.
¿Qué clase de ignorancia, irresponsabilidad y aproximación autoservicial y autogratificante es esta? No estáis viviendo en un mundo que tiene territorios salvajes y continentes aguardando a ser descubiertos, o vastos recursos a la espera de ser usados. Con unas pocas y pequeñas excepciones, habéis llegado al límite final, y el mundo ha sido dañado y alterado. Ahora es un nuevo mundo. Y este es el mundo que habéis venido a servir. Es de esto de lo que realmente tratan vuestra naturaleza y propósito mayores, como veis. Es algo muy diferente de lo que pensáis o creéis y de cómo os ocupáis y usáis vuestro tiempo.
Es por eso que el shock de la privación, el shock de la revolución y el shock de la guerra deben despertar ahora a la gente. No es simplemente que la humanidad tenga unos pocos problemas. No es simplemente que la humanidad tenga grandes problemas. La humanidad está enfrentando algo que puede minar sus cimientos. Esto está ocurriendo ahora.
Por tanto, debéis ver que la Revelación de Dios revelará lo que está llegando en el horizonte. Hablará de lo que va a venir y lo que la humanidad debe hacer para evitar la catástrofe. Os revelará vuestra naturaleza más profunda y traerá armonía y equilibrio a vuestra vida. Os llamará a ser de servicio. Os llamará a ser de servicio a la gente que conocéis y a gente que no conocéis. Hará salir de vosotros vuestros regalos esenciales, que nunca surgirían en una vida de indulgencia y abundancia sin sentido.
La gente se hace rica y gasta todos sus recursos en sus aficiones, en su apariencia, en cómo decorar sus cuerpos, en la adquisición de tierra, edificios y automóviles. ¿Qué es esto? Esto es el individuo funcionando sin estar conectado a su naturaleza más profunda. No es malvado, solo ciego. Pero su tragedia existe más allá del vacío que la persona sentirá conforme avance en la vida. Ahora se extiende a la condición del mundo, porque el consumo excesivo es el motor de la guerra. Fundamentalmente, es así.
Por tanto, escuchad con vuestro corazón. Esto no es sobre ideas. No es sobre posibilidades. No es sobre lo que vosotros queréis. No es sobre vuestra teoría, vuestra teoría política o social. No es sobre vuestras opiniones. No es sobre vuestras reivindicaciones. Es sobre la realidad del mundo, sobre la realidad en la que vais a tener que vivir y la elección que tenéis ante vosotros sobre cómo vivir en este mundo, tanto si podéis encararlo como si no, tanto si podéis prepararos para ello como si no, tanto si podéis servirlo como si no.
Recibid la Nueva Revelación de Dios. No la condenéis desde el principio, porque está aquí para salvar a la humanidad y proporcionar a la humanidad lo que esta no puede proveerse por sí misma. Es un regalo del Creador de toda vida, porque Dios ha hablado de nuevo en un tiempo de máximo peligro y máximo cambio y desafío para la familia humana.
Permitid que esta sea vuestra comprensión.