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Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 21 de mayo de 2014
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: The Seal of the Prophets

Escucha el audio original aquí (en inglés):

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.


Es ahora muy importante que hablemos del Sello de los Profetas, de modo que la gente del mundo pueda entender lo que esto realmente significa y por qué es importante proteger las grandes Revelaciones de Dios, que se dan solo en ciertos puntos de inflexión claves en el desarrollo y la evolución de la humanidad.

Las grandes Revelaciones son muy importantes para el mundo. Ellas proveen los elementos constitutivos de la civilización humana.

Ahora Dios ha hablado de nuevo para proteger la civilización humana de la desintegración y el colapso internos y de ser subyugada por fuerzas en el universo que buscan aprovecharse de la ignorancia y el conflicto humanos.

Es un umbral que fue anticipado hace mucho y que estaba destinado a llegar; un umbral que llegaría en un momento en el que la humanidad hubiese empezado a establecer una civilización mundial —ciertamente no una civilización perfecta, pero una civilización de todos modos.

Ocurriría cuando se cumplieran ciertas condiciones y cuando la vulnerabilidad de la humanidad frente a sus propios errores creciera hasta tal punto que la propia civilización humana estaría en peligro por el declive y la perturbación medioambiental, y porque la Tierra sería saqueada en tal grado que ya no podría proveer lo suficiente para una humanidad en crecimiento.

Esperaría hasta un punto en el que la vulnerabilidad de la humanidad ante el universo alcanzaría un umbral crítico. Porque la Tierra ha sido observada durante mucho tiempo por ciertas razas con sus propios planes y propósitos.

Dios lo sabe, por supuesto, porque esto forma parte de la evolución de cualquier mundo —cualquier mundo en el que se ha originado la emergencia de una raza o que ha sido cultivado por visitantes del exterior—. Es predecible. Es algo que ocurrirá antes o después, y ahora este momento ha llegado para la humanidad.

Dios protege las grandes Revelaciones con un Sello. El Sello significa que la Asamblea Angélica no proveerá otra gran Revelación hasta que el Señor del universo indique que así debe ser. Es su Sello para proteger la Revelación de la usurpación, del plagio y de aquellos que proclaman ser emisarios y mensajeros —cosas que inevitablemente suceden después de una gran Revelación para el mundo.

Las personas de la Tierra no sabrán que este Sello existe. No es algo que puedan tocar. No está escrito en sus constituciones. No es algo que sea entendido o aceptado ampliamente.

Pero para la Presencia y Asamblea Angélica que supervisa este mundo este es un mandato muy claro y debe ser establecido, de lo contrario las grandes Revelaciones pueden ser corrompidas hasta ser irreconocibles. Con el tiempo serán afectadas y alteradas por la humanidad, debido a la ignorancia y la corrupción y debido a la apropiación indebida. Pero el Sello en el Cielo es completo, como ves.

Sin embargo, en cierto momento Dios romperá el Sello, porque una Nueva Revelación debe venir. Porque las grandes Enseñanzas que se dieron antes no bastarían para atender las necesidades reales de la familia humana en conjunto.

El intervalo entre las grandes Revelaciones será muy largo en la mayoría de los casos, porque estas bastan para atender las necesidades de la humanidad por un largo periodo de tiempo por delante.

Pero ahora habéis alcanzado el gran umbral en el que Dios ha hablado de nuevo —un gran umbral para el que la humanidad está ignorante y carente de preparación, un gran umbral que las grandes Revelaciones que se dieron en los tiempos antiguos no pueden abordar—. Esas Revelaciones no fueron diseñadas para esto. No se dieron con este propósito. Ellas fueron cruciales en la construcción de la civilización humana —con el tiempo una civilización global.

Pero ahora la civilización humana tal como es en la actualidad está amenazada tanto desde dentro como desde fuera —tan severamente amenazada que Dios ha hablado de nuevo, porque los riesgos son demasiado altos, los peligros demasiado grandes y la ignorancia humana demasiado profunda.

Incluso las grandes Revelaciones que se dieron antes están fracturadas y en disputa a nivel interno y entre sí. Ellas no pueden preparar a la humanidad para una Comunidad Mayor de vida en el universo. No pueden preparar a la humanidad para un mundo en declive medioambiental —el cambio más grande que pueda sucederle a cualquier civilización en cualquier mundo—. Ellas no fueron diseñadas con este fin.

Dios lo sabe, por supuesto, pero la humanidad no lo sabe. La humanidad no se da cuenta de lo que está viniendo desde el horizonte. No entiende su propia condición a la luz de la vida a su alrededor en el universo. No conoce el estado de la Tierra lo suficiente como para ver en qué grado ha sobrepasado y despilfarrado su patrimonio natural en este mundo. La humanidad está en un rumbo temerario de autodestrucción y desintegración con el tiempo.

Los grandes cambios que vendrán para el propio planeta bastan para reducir la civilización humana severamente, si la humanidad no se prepara.

Aquí se rompe el Sello, porque debe darse una Nueva Revelación. El Sello se rompió tras la vida de Jesús cuando Mahoma recibió su gran misión en la Tierra. Y ahora el Sello se está rompiendo de nuevo en la Nueva Revelación de Dios para el mundo.

Aquí debes entender que los grandes Mensajeros han venido todos de la Asamblea Angélica —enviados al mundo para una gran misión, enviados al mundo en grandes puntos de inflexión y momentos de oportunidad—. Todos han venido de la Asamblea. Todos tienen una Fuente común. Ellos no son hijos de Dios. No son el centro del universo.

Ellos han venido de la Asamblea que supervisa este mundo, un mundo de gran importancia y significado en el universo porque la humanidad ha mantenido viva su conciencia espiritual. A pesar de sus muchos errores y su trágica historia —con los grandes conflictos e infortunios que se ha causado a sí misma y ha causado en el mundo—, este todavía es un mundo de gran promesa e importancia.

Dios creará un nuevo Sello cuando la Proclamación de este tiempo se complete, y este Sello durará siglos.

Las personas todavía afirmarán tener mensajes de Dios o ser profetas o redentores. Pero la Asamblea Angélica no les dará lo que tendría que darles para que esto sea realmente verdadero y auténtico. De esta manera, el Cielo hace lo que puede para proteger las grandes Revelaciones, las cuales son muy vulnerables frente al mal uso y el malentendido humanos.

La Nueva Revelación de Dios para el mundo en este gran punto de inflexión es la más extensa que jamás se ha dado al mundo —dada ahora a un mundo alfabetizado, un mundo de comercio y comunicaciones globales, un mundo de peligros y riesgos globales; dada ahora con su propio comentario para limitar la posibilidad de que sea malinterpretada y usada incorrectamente en el futuro; dada con gran repetición, dicha de muchas maneras para dar a la gente la máxima oportunidad de entender verdaderamente lo que está recibiendo y por qué debe darse en este momento.

La Nueva Revelación de Dios para el mundo contiene una advertencia, una bendición y una gran preparación. Sin la preparación, no podríais responder a la advertencia. Sin la advertencia, no entenderíais la importancia de la preparación. Y sin la bendición, no tendríais la fuerza ni sabríais dónde mirar dentro de vosotros mismos o entre vosotros para [encontrar] el coraje y la determinación para hacer lo que debe hacerse para el mundo y entender el significado real de vuestro propósito aquí y por qué habéis venido en este gran punto de inflexión.

Este no es un regalo para unos pocos individuos elegidos o selectos o para los más ricos y privilegiados entre vosotros. Esto se da a todo el mundo en los términos más simples y de la manera más clara posible, dado con gran fuerza, hablando de casi todos los aspectos de la experiencia humana, dado para darle a la humanidad esta gran oportunidad única de restaurar el mundo y de preparase para la Comunidad Mayor de vida, a la que ahora debe aprender a responder.

No pienses que esto resulta irrelevante para tus necesidades, porque este es el mundo que has venido a servir, y estos dos grandes eventos determinarán en todos los sentidos, en todo tipo de formas, qué clase de vida podrás tener, qué limitará tu vida y qué puede sacar de ti tus fuerzas mayores y el propósito mayor que yace escondido dentro de ti, bajo la superficie de tu mente. No pienses que esto no se refiere a ti, pues has sido enviado al mundo para esto.

Lo que sucede en este mundo y más allá de este mundo en relación a él determinará la suerte y el futuro de cada persona que está viva hoy y de sus hijos y las generaciones por venir. Así de poderoso es esto. Así de necesario es esto.

El Nuevo Mensaje de Dios cambiará vuestro entendimiento de la religión y traerá mayor claridad al respecto. Establecerá la unidad de todas las religiones y cómo estas han construido la una sobre la otra para proveer el verdadero fundamento moral y ético para la conducta y el entendimiento humanos.

Pero ahora estáis viviendo en un mundo diferente, y enfrentaréis un mundo muy diferente en el futuro —un mundo de recursos decrecientes y clima inestable, un mundo que afectará a la vida de todos, ricos y pobres, en todos los rincones del mundo.

Tan grande es la necesidad, el riesgo y la influencia y el poder de esto que Dios ha hablado de nuevo y ha enviado al mundo un nuevo Mensajero. Él ha sido enviado desde la Asamblea Angélica, al igual que todos los que fueron enviados antes. Ellos le respaldan, porque él es el Mensajero de este tiempo, de esta era y de los tiempos por venir durante mucho, mucho tiempo.

El Sello estará con él, y el Cielo observará para ver quién puede responder a su presencia en la Tierra. Porque él es ahora un hombre mayor y no tiene mucho tiempo para enseñar esto.

Él ha pasado su vida recibiendo una Revelación más vasta y completa que cualquier cosa que se haya dado antes a la humanidad.

Esta Revelación revelará el significado de vuestra vida en el universo. Revelará lo que está llegando desde el horizonte de vuestra vida y del mundo entero. Revelará la verdadera naturaleza de la espiritualidad humana a un nivel más alto, a un nivel llamado Conocimiento. Revelará lo que la humanidad debe aprender para crear verdadera cooperación aquí en la Tierra y cesar sus interminables conflictos y su terrible saqueo del mundo, porque este es el único mundo que tendréis que pueda sosteneros.

El universo a vuestro alrededor más allá de este sistema solar no estará a vuestra disposición para que lo exploréis o lo conquistéis. Existen ahí fuera grandes peligros, de los que la humanidad no sabe nada en absoluto. Todavía está mirando con ojos primitivos, los ojos de la ignorancia y de la expectativa esperanzada. No sabe con qué está tratando en una Comunidad Mayor de vida en el universo.

Dios ahora debe proveer esto, al menos a un nivel suficiente, para que la humanidad pueda prepararse y actúe con sabiduría y preocupación por el futuro, en vez de actuar meramente desde la conveniencia del momento.

Esto tiene completa relación con quién eres, con tu naturaleza más profunda y con por qué eres como eres y estás diseñado como lo estás, lo cual es algo que no puedes entender hasta que comprendes que es para un mayor propósito, que todavía tienes que descubrir realmente.

Debes aceptar que el Sello de los Profetas ha sido roto, no por una persona, no por una religión, sino por Dios, que se comunica con el mundo mediante la Asamblea y Presencia Angélica que supervisa este mundo y el progreso y la evolución de la familia humana.

Aquí habrá gran claridad sobre las cuestiones de la religión, sobre el significado de tu vida, sobre el destino de la humanidad y sobre los grandes desafíos venideros, para los cuales la humanidad debe prepararse en este momento.

No retrocedas ante esto. No caigas en las sombras de tus propias preocupaciones. No desesperes, porque Dios te ha dado una fuerza más profunda dentro de ti para permitirte responder y prepararte, así como enfrentar un mundo más grande y experimentar una vida mayor.

Todavía no entiendes lo que esto significa, pero en su momento estará tan claro como la luz del día, porque Dios te ha dado ojos para ver y oídos para escuchar, pero estos no son los ojos o los oídos con los que ves y escuchas ahora, sino que están dentro de ti —más profundamente dentro de ti.

Esta es la verdadera fuerza de tu vida. Esta es la verdadera fuerza de la familia humana. Es esto lo que hará toda la diferencia en el resultado para tu vida aquí en la Tierra y para el futuro y el destino de la humanidad.

Solo la Nueva Revelación de Dios para el mundo puede revelaros estas cosas ahora. Sin ella, la humanidad continuará en su desesperada y combativa caída, en su desesperada y combativa trayectoria en la vida, agotando el mundo tan críticamente que este no podrá sostener la civilización humana en ninguna forma reconocible. Caeréis presos de fuerzas dominantes del universo, y todo lo que habéis creado de valor se perderá.

Solo la Revelación de Dios para el mundo puede revelaros esto con claridad, sin distorsión, sin los intereses de ninguna raza extranjera implicada, sin manipulación ni engaño de ningún tipo.

En tu corazón responderás, porque a un nivel más profundo todavía estás conectado a Dios. Tanto si eres religioso como si no, tanto si tienes una tradición de fe como si no, sigues conectado. Y esa es la promesa de tu redención futura, la fuente de tu mayor fuerza y de tu mayor resolución de cualquier cosa que te haya sucedido antes.

El Sello de los Profetas ha sido roto de nuevo por Dios. Estaba destinado a romperse cuando la humanidad alcanzara cierto destino, una vez que alcanzara un punto de inflexión en el que enfrentaría retos nunca vistos antes por la familia humana en conjunto, encarando un mundo en declive y las realidades del universo a su alrededor.

Dios ha dado ahora la claridad para entender lo que todas las grandes tradiciones estaban realmente diciendo, antes de que fueran cambiadas y adoptadas y utilizadas durante generaciones por individuos y gobiernos para sus propios fines.

Aquí honras a todos los grandes Mensajeros y comprendes su misión en la Tierra más completamente, bajo una nueva luz. Pues no debería haber disputa y competición entre las religiones del mundo, porque todas ellas fueron iniciadas por Dios, y todas ellas han sido cambiadas por los seres humanos.

El Sello ha sido roto, pero será restablecido una vez que la Nueva Revelación de Dios se complete, y una vez que el Mensajero tenga tiempo para presentarla en su propia época, lo cual debe ocurrir ahora para que la Revelación sea verdadera y completamente auténtica. No puede ser ensamblada más tarde por aquellos que no conocieron al Mensajero.

Ha sido su gran tarea recibir la mayor Revelación que se ha dado nunca a este mundo —compilarla, garantizar su exactitud, aprender de ella para que pudiera enseñarse, entenderla completamente mientras era una persona aquí en el mundo, reunir a su alrededor a individuos valientes que le asistieran en estas grandes tareas, de modo que, durante su vida, la Revelación pudiera ser provista en su forma pura, resolviendo un dilema que ha acosado a las Revelaciones anteriores para la humanidad.

La Bendición está sobre ti. Está sobre el mundo, pero viene con gran urgencia y necesidad. No es algo que [puedas] usar para intentar enriquecerte ni algo con lo que coquetear. Debes acercarte a ella con reverencia, gran seriedad y la voluntad de ver lo que realmente significa para ti y para el mundo.

Debe hablar a la gente de todas las tradiciones de fe y de todas las naciones y culturas.

No debe ser propiedad en ningún sentido de ninguna institución religiosa existente más allá de lo que el Mensajero ha establecido para recibirla, prepararla y proveerla al mundo.

El Mensajero necesitará tu apoyo. Pero debes aprender de esto y aplicarlo a tu vida para entenderlo. No puedes permanecer al margen intentando entenderlo, porque eso no es posible con una gran Revelación nacida del Cielo para el bienestar y la protección del mundo.

Que la Bendición descienda sobre el Mensajero y sobre todos aquellos que le asisten en sus años restantes en la Tierra. Que aquellos que tienen coraje, humildad y la gran necesidad de entender, reciban esto a tiempo para reconocer su esencial importancia para su vida y para el futuro de este mundo.