Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 18 de agosto de 2012
en Boulder, Colorado, Estados Unidos
Texto original: Facing the Light of Revelation
Escucha el audio original aquí (en inglés):
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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.
Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.
En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.
Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.
La gente no comprende lo que el Mensajero está enfrentando en el mundo. Para él es algo muy difícil, y es reticente a aceptarlo porque es muy difícil, con mucho riesgo e incertidumbre y garantía de rechazo y negación. Es algo muy difícil, como ves.
Para los Mensajeros esto siempre ha sido así. Y aunque han sido las personas más importantes en toda la historia humana, también han tenido algunas de las tareas más difíciles —tareas que nunca escogerían por sí mismos, pero que se les dieron, con gran énfasis.
De hecho, el milagro de su trabajo es el milagro de su aceptación y su disposición a seguir un patrón y un camino que no es obra o diseño suyo —a aventurarse sin un gran plan o esquema, sin saber todos los pasos y lo que estos requerirían, lo que debía desarrollarse en su interior, lo que debía soltarse y lo que requeriría de aquellos que fueran llamados a asistirles y seguirles.
Así que, aunque ellos tenían la mayor tarea en el mundo, también tenían el mínimo de información para comenzar. Solo la certeza de que debía hacerse. Solo el poder de la involucración con la Asamblea Angélica. Solo la convicción en lo profundo de ellos de que se trata de esto. Esto es todo aquello para lo que se han preparado. Es todo lo que deben hacer.
No hay alternativa. No hay otra vida que escoger. No hay escape. No puedes excusarte, como ves, cuando alcanzas este punto. Debes subirte a ese barco que navega hacia el Nuevo Mundo, con todos los peligros que eso implica y la incertidumbre de lo que encontrarás y experimentarás cuando llegues.
Para el Mensajero, el peligro es tanto el fracaso como el éxito. Si fracasa en alcanzar a suficientes personas en el mundo, entonces su Mensaje no se asentará aquí, podría caer en el olvido y ser alterado y cambiado por la gente para sus propios propósitos y deseos.
Pero, en cierto modo, el éxito supone una dificultad mayor para el Mensajero, porque con el éxito viene el reconocimiento, y con el reconocimiento viene la desgracia. Con el reconocimiento viene la aceptación que no es verdadera —gente corriendo a ver al Mensajero pero por todas las razones erróneas: queriendo favores especiales, queriendo milagros, queriendo dispensaciones especiales, queriendo estar con el Mensajero, ser parte de su séquito especial, viajar con él y ser su compañero y reclamar toda la importancia y el reconocimiento por ello.
Luego habrá gente que pensará que el Mensajero es su pareja y compañero. También habrá gente que vendrá pero que no está realmente dispuesta a realizar el esfuerzo y la autoexaminación que se necesita para estar a la altura de esta gran ocasión, ciertamente la mayor ocasión de esta época en el mundo.
Sí, estas personas han venido por las razones correctas, pero no se conocen a sí mismas lo suficiente para ver dónde podrían fallar, para ver dónde son débiles y vulnerables, para ver dónde podrían caer bajo la persuasión de otras fuerzas y dónde podrían retroceder hacia las sombras, cuando el camino se haga más difícil y desafiante.
Algunos desaparecerán. No pueden aceptar el desafío. No pueden encarar la honestidad que esto requerirá en su interior aun cuando son llamados a esta situación, aun cuando se trata del lugar y el momento adecuados para ellos.
Entre los que rechazarán al Mensajero están todos los que están protegiendo su posición, su inversión, su ideología, su arrogancia, su importancia, su orgullo, su posición en la sociedad, su posición académica, su posición en la comunidad teológica.
Hay aquellos que rechazarán al Mensajero porque este no les trae regalos y milagros y no les alivia de todas sus dificultades, prometiéndoles éxtasis, felicidad y el paraíso en el futuro. A estas personas se les tiene que vender la verdad. No pueden verla con claridad por sí mismas. Querrán que el Mensajero se pruebe ante ellas, cuando en realidad son ellas las que deben probarse ante el Mensajero.
Luego están todos los falsos mensajeros que, por orgullo, arrogancia e inseguridad, proclamarán que tienen un nuevo mensaje de Dios o algo equivalente. Y pueden ser muy persuasivos, muy agresivos, muy encantadores, muy carismáticos. Pero su mensaje no tiene sustancia. No es original en ningún sentido. Aunque es posible que hagan algunas asociaciones intelectuales diferentes, no es una Nueva Revelación. No trae una nueva realidad al mundo. No prepara a la humanidad para el futuro. No abarca toda la vida en este mundo y más allá. Es el fruto de su imaginación, su curiosidad y su imprudente asociación.
Ellos fallarán la prueba, como ves, y por tanto se asociará al Mensajero con ellos, con los falsos mensajeros. “Oh, hemos tenido tantos falsos mensajeros antes. Se nos ha advertido sobre los falsos mensajeros.” Por tanto, se asociará al verdadero Mensajero con ellos.
Las personas quieren que el Mensajero encaje en sus expectativas y definiciones, como ves. Quieren que él sea puro, magnánimo, magnífico, todopoderoso, capaz de hacer cosas que nadie más puede hacer para probarse ante ellas, cuando en realidad son ellas las que deben probarse ante él.
Los Mensajeros previos han sido tan exaltados, adornados y amplificados que se han vuelto como dioses, cuando no se les llama dioses directamente. Por tanto, un nuevo Mensajero debe tener todas las cualidades que se han añadido y se asocian con los previos grandes Mensajeros en el mundo, aunque las expectativas no son realistas y nada tienen que ver con las verdaderas cualidades del Mensajero ni con aquello que cualifica a este individuo para hacer esta proclamación y asumir este mayor rol en el mundo.
La gente cree que no habrá futuros Mensajeros. “El Profeta fue el último Mensajero. El Cristo fue el último Mensajero. No hay necesidad de otros.” Pero esto es decir que Dios no tiene nada más que decir a la humanidad, que Dios ha perdido el interés en ella y que no la preparará para los mayores eventos en la historia humana, que ahora la humanidad está empezando a enfrentar: un mundo en declive, un mundo que decrece, un mundo de recursos menguantes, tiempo meteorológico violento y creciente inestabilidad política y económica, un mundo que enfrenta ahora crisis globales, no simplemente locales o regionales, un mundo que enfrenta una intervención desde el universo a su alrededor por parte de pequeños grupos invasivos que están aquí para aprovecharse de la debilidad y las expectativas humanas.
Ninguna de las Revelaciones previas de Dios puede prepararos para esto. Ninguna de las Revelaciones previas de Dios se dio para hablar a toda la humanidad desde el principio. Porque el Nuevo Mensaje de Dios no es para un grupo, una región o una tribu. Es un Mensaje para el mundo entero ahora mismo, porque todos enfrentan las Grandes Olas de cambio que están llegando al mundo y todos enfrentan un universo lleno de vida inteligente, un universo no humano del que la humanidad nada sabe.
¿Dejaría Dios que la humanidad fracasara colectiva y completamente ante alguno o ambos de estos grandes umbrales, mientras la gente está luchando y matándose mutuamente sobre quién debería ser el Profeta o cuál debería ser la verdad o cuál debería ser la definición de Dios, con toda la enemistad, la crueldad, la miseria y la falta de perdón del pasado para avivar y fortalecer estas actitudes y creencias?
Sin una Nueva Revelación, la humanidad se hundirá en una crisis tras otra a medida que la energía, la comida, el agua se hagan más escasos y difíciles de encontrar, llevando a guerras de desesperación, llevando a la violencia a una escala nunca vista antes en el mundo.
Las personas no pueden ver esto, no porque no sea evidente, no porque sus señales no estén demostrándose en el mundo, sino porque no tienen la fuerza o el coraje o la fe para enfrentar cosas de esta magnitud. Ellas pensarán que son los tiempos finales, [que] el fin del mundo ha llegado finalmente. Pero es el comienzo de una gran transición.
Y el resultado de esa transición será determinado en los próximos veinte o treinta años: si la humanidad será una raza privada y subyugada, subyugada por razas externas que se han establecido aquí bajo la apariencia de ofrecer esperanza y redención a una humanidad en lucha, o bien la humanidad se elevará y se volverá una raza fuerte e independiente en el universo, estableciendo sus propias fronteras y reglas de interacción con la vida de más allá. ¿Aprenderá la humanidad a vivir en un mundo de recursos menguantes, un mundo que requiere mayor ecuanimidad, cooperación, perdón y contribución?
Solo Dios lo sabe. Las personas están perdidas en el pasado. Están avanzando mientras miran hacia atrás. No ven lo que está llegando en el horizonte. No lo ven porque están demasiado asustadas, demasiado obsesionadas, demasiado preocupadas y llenas de sus propias ideas y creencias, demasiado arrogantes, demasiado ignorantes. Aunque la vida les está dando las señales y las advertencias, ellas no ven. No escuchan. No responden.
Por tanto, Dios debe enviar una Nueva Revelación al mundo y envía un nuevo Mensajero al mundo para preparar a la humanidad para estos eventos, los mayores de todos. Y el Mensajero tendrá que enfrentar todo lo que los anteriores Mensajeros tuvieron que enfrentar, pero tendrá que enfrentar incluso más, porque ahora está hablando al mundo entero, a gente de muchos países al mismo tiempo, a gente de muchas culturas y muchas religiones al mismo tiempo. La adversidad que enfrentará sin duda podría ser mayor que lo que cualquier Mensajero previo tuvo que enfrentar en su tiempo, en sus circunstancias.
La resistencia a la Revelación de Dios vendrá desde muchas partes —desde gobiernos e instituciones religiosas y desde otras personas que compiten por la preeminencia—. Será rechazado por secularistas y científicos, pensando que “bueno, esto es otra estupidez, pensar que Dios está hablando de nuevo,” porque ellos han hecho de sus ideales y su ciencia su religión, y como todas las otras figuras religiosas que no están abiertas a la Revelación, ellos la rechazarán por las mismas razones.
Por tanto, el Mensajero tiene la gran oportunidad de hablar al mundo en retransmisiones y usando la palabra escrita, alcanzando de una vez al mundo no en siglos sino en décadas. Pero la adversidad que tendrá que encontrar podría ser muy importante.
Y tendrá que ser protegido por aquellos que le aman. Y tendrá que ser asistido por aquellos que son llamados a él. Y estos últimos tendrán que comprender que no pueden fallar. No pueden desaparecer o caer entre las sombras. Deben ser fuertes. Deben ser honestos. Deben estar dispuestos a transitar un camino que les desafía, les eleva y que requiere de ellos grandes cosas, porque es así como la gente es redimida, como ves.
Dios no agita una varita haciendo desaparecer todas tus incapacidades, frustraciones y conflictos. Dios te da cosas mayores que hacer, cosas importantes que hacer, cosas que puedes hacer, cosas que se necesitan. Y es a través de esto, si puedes encontrar y seguir este mayor consejo, que tu redención estará en marcha.
Los separados son recuperados mediante el Conocimiento, la inteligencia más profunda que se ha puesto dentro de toda vida consciente. Son salvados siguiendo al Conocimiento, que les conduce a una vida de servicio y contribución.
La Nueva Revelación de Dios habla de estas cosas en gran detalle, respondiendo muchas preguntas al respecto. Porque la Revelación de Dios, dada ahora a través de la Asamblea Angélica, es la más extensa que se ha dado nunca —dada ahora a un mundo que está mucho más educado, un mundo de comunicaciones globales, un mundo de comercio global, un mundo que enfrenta problemas y calamidades potenciales globales.
Dios está dando ahora un Mensaje, no en parábolas, no en historias pastorales, no en anécdotas, sino con las palabras más claras posibles, que pueden ser traducidas fácil y claramente a otros idiomas; [un Mensaje] dado con mucha repetición, con mucha clarificación, dado con su propio comentario para que definir lo que significa y que la gente no dependa de futuros comentarios humanos.
La Nueva Revelación de Dios es para acercarte a Dios y a lo que Dios quiere que hagas, a lo que has de hacer aquí, y para mostrarte cómo seguir lo que has de hacer aquí y discernirlo entre todas las otras voces y fuerzas e influencias en tu mente.
Dios te ha dado los Pasos al Conocimiento para asumir el camino, de modo que puedas aprender a conectar y poner tu mente mundana al servicio de la mente mayor dentro de ti, de tal manera que todas tus habilidades puedan ser aumentadas y todas tus incapacidades reducidas.
Solo Dios podría hacer esto para todas las personas. A ti no te es posible entender esto. Traerás todo tipo de argumentos en contra, pero tus argumentos solo demuestran que no puedes entender cómo Dios obra a través de la gente ni lo que Dios intenta hacer.
Porque la Palabra de Dios ahora no es solo para este momento, para la crisis de hoy, sino para la crisis de dentro de 25 años y de dentro de 50 años y de dentro de 100 años. Es por eso que Dios os ha dado la Revelación sobre La vida en el universo, para que podáis prepararos para esta realidad. Nunca antes se ha dado a la humanidad algo como esto.
Para enfrentar esto, para recibirlo, para permitir que esto comience el proceso de redención en tu vida, debes estar dispuesto a evaluar tu vida, a cambiar tu vida donde sea necesario, a tener coraje en este sentido, a tener determinación en este sentido, a renunciar a tus otros dioses: a tu dios de las obligaciones, a tu dios de los encaprichamientos, a tu dios de la acumulación —a tus otros dioses—. No para hacer de ti un renunciante, sino para hacer de ti una persona capaz y suficientemente libre para llevar a cabo un gran trabajo de servicio en el mundo.
Solo Dios sabe lo que esto significa. Porque no puedes servir al mundo si estás enfadado con el mundo. No puedes servir a la gente si no la amas. No puedes ni siquiera encarar a tus enemigos si les condenas por completo. Dios sabe lo que esto significa.
Por primera vez en la historia, puedes ver ahora el proceso de la Revelación y recibirla en una forma pura, sin que sea alterada o reconstruida más tarde por aquellos que no conocieron al Mensajero.
Este es el gran momento, como ves, en el que gracias a las maravillas de la tecnología puedes escuchar la Voz de la Revelación, una Voz como la que habló a Jesús, Buda, Mahoma y los otros grandes Emisarios, que permanecen desconocidos en el mundo.
El desafío está sobre ti, entonces, porque el Mensajero no está aquí para probarse ante ti. Tú debes probarte ante él y ante aquellos que le enviaron. Niégale, y estarás negando a aquellos que le enviaron. Negarás al Señor del universo para proteger tus ideas religiosas, tus ideas sociales, tus ideas políticas, tus quejas, tus miedos, tu condena de la religión, tu orgullo, tu arrogancia, tu ignorancia, tu estupidez, sin ni siquiera mirar para ver lo que la Revelación es realmente.
Verás a expertos haciendo esto, a gente bien educada, teólogos, filósofos y gente que admiras actuando muy tonta y ciegamente, porque el Conocimiento no es aún lo suficientemente fuerte en su interior para llamarles a ver el Nuevo Mensaje y considerarlo seriamente.
Ellos lo rechazarán sobre bases filosóficas. Dirán, “Bueno, ya no pensamos en Dios de ese modo.” ¡No saben de qué están hablando! ¿Piensan que saben cómo obra Dios, qué es Dios, cómo se manifiesta Dios, cómo influencia Dios, cómo Dios trae correcciones? No, ellos tienen al Dios de la antigüedad como su punto de referencia, o quizás a alguna filosofía reciente. No pueden ver esto con claridad, porque no pueden acercarse a ello con claridad. Pensarán que es alguna otra cosa.
El Mensajero tendrá que enfrentar todo esto, como ves. Y será muy descorazonador para él. Él es un hombre humilde. Ha sido enviado al mundo con este propósito. Él lo trae al mundo con reticencia, conociendo los grandes riesgos, peligros y decepciones. Incluso gente que él podría admirar se tornará en su contra. Incluso aquellos que piensan que lo conocen, los miembros de su familia, quizás, se tornarán en su contra. Porque ¿quién conoce a un Mensajero de Dios en el tiempo de Revelación?
Cuando reconozcas que él tiene la tarea más difícil en el mundo y el mayor Mensaje para el mundo, querrás ayudarle. Y tendrás que mirar y ver en tu propio corazón lo que estás dispuesto a hacer para ayudarle dadas tus circunstancias, tu salud y tus verdaderas capacidades. El desafío está sobre el receptor en el tiempo de Revelación, como ves.
El Mensajero trae el Mensaje. No tiene que hacer trucos de circo para la gente. No tiene que agradarles, apaciguarles, darles lo que quieren, cumplir sus expectativas y cumplir sus ambiciones, porque él no hará estas cosas.
Hubo Mensajeros antes que fueron demonizados y destruidos, porque no dieron a la gente lo que esta quería. No pudieron ser usados como recursos por aquellos que les escucharon, les vieron y les recibieron.
Verás esto de nuevo. Las personas intentarán beneficiarse de la situación como intentan beneficiarse de toda situación, como si fueran langostas sobre la tierra. Pero uno no puede beneficiarse del Mensajero a menos que pueda recibir la Revelación y tomar por sí mismo los Pasos al Conocimiento.
No tomes la posición de que no sabes, porque eso no es realmente honesto, como ves. “Bueno, no sé sobre este Mensajero. Simplemente no sé.” Eso no es realmente honesto. No estás llevando esto lo bastante profundo. Porque en tu corazón puedes verlo y saberlo. No te escondas tras la indecisión.
El desafío está sobre el receptor en un tiempo de Revelación. Y el Mensajero verá ante él —y tú verás si viajas con él— toda clase de autoengaño, autonegación, confabulación, necedad, codicia y ambición puestas ante él a la luz de la Revelación. Porque todo lo que es impuro, todo lo que es corrupto y todo lo que está equivocado será revelado a la luz de la Revelación, porque esta es pura. Y revelará la impureza de todo a su alrededor.
Es por eso que las personas se apartan. Es por eso que no quieren mirar. Es por eso que levantan muros y arrojan piedras. No quieren que les sean reveladas sus impurezas. No quieren tener que reconsiderar sus creencias fundamentales. No quieren tener que reconsiderar su religión a la luz de la Nueva Revelación. No quieren tener que encararse a sí mismas y la vida que han llevado, y cuán comprometida esta vida ha sido realmente, y qué deshonesta en tantos sentidos. Pero eso es lo que ocurre en un tiempo de Revelación.
En el pasado, la gente hacía del Mensajero un Dios, distinto a ellos. “Oh, nunca tendremos que ser como él, por tanto se levanta de nosotros esa responsabilidad. Quedamos liberados del desafío de la Revelación.” Ellos hicieron al Mensajero tan elevado y especial y su posición tan inalcanzable que nunca tendrían que trabajar muy duro, como ves.
El Mensajero tendrá que enfrentar todo esto. No puedes imaginar el desaliento. No puedes imaginar la dificultad. No puedes imaginar la tragedia de fracaso humano que se revelará a la luz de la Revelación.
Pero la Revelación trae poder, fuerza, integridad y dignidad a la persona y le pide hacer lo que sabe que debe hacer y ser lo bastante honesta para ver esto y seguirlo, sin intentar llegar a un arreglo o hacer algún tipo de trato.
El Nuevo Mensaje trae una bendición a todas las personas de todas las tradiciones de fe, de todas las naciones, de todas las clases económicas —a los ricos, a los pobres y a todos entre medias—. Trae la bendición de una revelación interna con el Conocimiento. Trae una preparación para un mundo que todos tendrán que enfrentar juntos. Trae una revelación sobre el universo que todos tendrán que enfrentar juntos. Trae el misterio de la vida interna de uno mismo —el poder y la presencia del Conocimiento que existen más allá del dominio y el alcance del intelecto.
No puedes ni siquiera imaginar lo que esto puede hacer por el individuo. Incluso si comienza a dar pequeños pasos, esto comenzará a fortalecerle y a darle un coraje que no tenía antes.
Dios bendice a los separados, a los solitarios y los abatidos, sean ricos o pobres. La Revelación es para ellos y para ti y para todos los que pueden recibirla en el mundo. Porque muchos deben recibir esta Revelación para que tenga su gran impacto en la conciencia humana, en la cooperación humana, en el cese de la guerra y en la preparación para la Comunidad Mayor que debe comenzar.
No hagas del Mensajero tu controversia. Que tu propia respuesta al Mensaje sea la controversia. Tu controversia es tu indecisión sobre si serás una persona real y honesta, y tu inversión en esas cosas que te apartan de esto, y lo que te ha costado, y lo que vas a hacer al respecto. Esa es la controversia. La controversia no es la excelencia teológica de la Nueva Revelación, según lo que se ha considerado cierto hasta ahora en el ámbito humano, como si la humanidad realmente pudiera entender estas cosas.
La verdadera controversia es cómo las personas responderán en un tiempo de Revelación: si se obsesionarán con el Mensajero y sus expectativas y demandas sobre él, o si, por el contrario, llevarán a su corazón lo que la Revelación realmente les está dando y comunicando, una y otra vez.
Las personas han estado rezando honesta y seriamente por la redención, por la liberación, para mejorar sus circunstancias y la calidad de sus vidas, para mejorar su salud y la salud de aquellos a los que aman, para mejorar su entorno, para mejorar su mundo. Y Dios ha respondido finalmente en un Mensaje para todos —no solo un pequeño mensaje para una tribu o un grupo, sino un Mensaje para el mundo entero, porque el mundo entero necesita este Mensaje ahora.
Aquí no dejas tu fe, tu tradición religiosa. Simplemente traes la Revelación a ella, para amplificarla, hacerla mayor, más potente, más poderosa, imbuida por el espíritu, la intención y el Gran Amor de Dios.
Aquello que se ha hecho viejo, que se ha secado, que se ha vuelto irrelevante y carente de pasión, significado, propósito y aplicación, es ahora imbuido con todo lo que le dará vida.
Porque incluso los cristianos deben volverse gente dispuesta a enfrentar las Grandes Olas de cambio y la emergencia de la humanidad a la Comunidad Mayor de vida. Los musulmanes, los judíos, los budistas —todos los grupos religiosos, grandes y pequeños— están todos enfrentando los mismos desafíos y el mismo riesgo de calamidad. Todos ellos necesitan una Nueva Revelación de Dios. Todos ellos necesitan escuchar al Mensajero —con honestidad, considerando pacientemente todo lo que él trae.
Este es el tiempo de Revelación. Hay un Mensajero en el mundo. Él trae una Revelación distinta a todo lo que se ha dado antes, hablando de cosas mayores que nunca fueron consideradas ni se necesitaron antes. Trae la clarificación de la espiritualidad al nivel del Conocimiento. Habla de aquello que siempre ha sido verdadero y de aquello que nunca ha sido considerado.
Escúchale. Recíbele. Sé honesto. Tú no sabes quién es ni lo que trae hasta que das a esto tu honesta y objetiva consideración —estando dispuesto a ser desafiado, estando dispuesto a reconsiderar tus ideas, estando dispuesto a repensar cuál es tu posición y qué es real y qué está ocurriendo en tu vida y en el mundo a tu alrededor.
Dios y la Presencia Angélica observan el mundo para ver cómo responderá la gente —quién responderá, cómo responderá, la pureza de su respuesta, su disposición a someterse a una profunda transformación en su interior a la luz de la Revelación; quién objetará, quién resistirá, quién luchará contra esto, quién intentará destruir el Nuevo Mensaje de Dios y al Mensajero de Dios en el mundo.
Los ojos del Cielo estarán observando. La prueba es para la humanidad, porque esto no es solo un gran regalo, el mayor que puedas imaginar. También es una prueba. Porque el aprendizaje es siempre una prueba, y un gran aprendizaje es una gran prueba. Y una gran necesidad es una gran prueba. Y vivir en la realidad física es una gran prueba. Los ojos del Cielo estarán observando para ver cómo su Mensajero es recibido aquí y si es recibido. Que este sea tu entendimiento.