Texto original: The Requirements of the Messenger
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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.
Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.
En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.
Sin duda, alguien que sea llamado y preparado para traer un Nuevo Mensaje de Dios al mundo debe tener una preparación muy desafiante y larga. Es la preparación que un individuo no podría iniciar por sí mismo.
Debe ser una llamada desde el propio Cielo. Debe ser administrada por el propio Cielo. A lo largo de un periodo de tiempo, debe llevar a aquel que ha sido escogido desde su vida y estado mental anteriores hacia una nueva vida y un estado mental mucho más alto.
Es una preparación con muchos desafíos y muchas pruebas. No es un viaje que cualquier individuo pueda inventar por sí mismo para su propia edificación o proclamación, aunque muchos lo han intentado y sin duda otros en el futuro lo intentarán también.
El Mensajero de Dios no es una persona ordinaria. No es simplemente alguien que fue llamado a salir de la masa y recibió una tarea importante en la vida o la petición de llevar un importante mensaje, como un cartero. Es alguien que debe venir de la propia Presencia Angélica, y que debe ser iniciado al mundo y disponer de tiempo para desarrollarse como ser humano, encarando los placeres, los riesgos y las decepciones de vivir en Separación.
Aquel que puede realizar una tarea así debe ser alguien de la Asamblea Angélica. Así que nunca pienses que el Mensajero de Dios es simplemente una persona tonta que fue escogida y cargada con una importante gran misión. Desde luego que no. Este individuo tendría que tener cualidades únicas y una mayor asociación para poder asumir un rol tan importante y crucial en la vida.
Porque el fracaso aquí es increíblemente dañino, no solo para el escogido sino para toda la humanidad. Porque si el Mensaje no puede recibirse correctamente ni interpretarse y comunicarse correctamente, entonces se habrá corrompido. Estará incompleto.
Porque, como ves, el Mensaje requiere al Mensajero, y el Mensajero tiene que tener las cualidades necesarias para llevar a cabo una tarea tan grande y demandante. Si el individuo no tiene dichas cualidades, entonces no puede emanar la Presencia. No puede llevar la carga. Nunca será lo bastante abnegado para sacrificar sus propias necesidades y placeres a lo largo del camino. Invariablemente, si no fuera alguien escogido para dicha tarea, no sería capaz de completar esta misión.
Sin duda, aquellos que siguen al Mensajero, ahora y en el futuro, pueden ser propensos a malinterpretar y a hacer un mal uso de la Nueva Revelación de Dios para la humanidad. Y tristemente esto ocurrirá, porque la gente todavía no tiene la claridad, la integridad y el entendimiento para poder llevar un Mensaje así más allá del tiempo de Mensajero.
Es por eso que ciertas personas son escogidas y seleccionadas para hacer esto en el centro mismo de la vida del Mensajero. También ellas deben prepararse y cumplir requerimientos. También ellas deben seguir un viaje inexplicable que no es obra suya. También ellas deben enfrentar mucha incertidumbre y oposición en el mundo. También ellas deben mantener la visión y el Fuego del Conocimiento a pesar del caos que ven a su alrededor y la naturaleza trágica de la búsqueda humana de felicidad y satisfacción.
Los requerimientos del Mensajero son muy únicos. Te los ofrecemos ahora para que puedas entender a esta persona, para que reconozcas lo que se requiere y para que comprendas que solo se le da la responsabilidad de recibir e iniciar la proclamación de la Nueva Revelación de Dios a una persona. Una vez que entiendas los requerimientos, quizá podrás aceptar esto tú mismo.
Primero, el Mensajero, antes incluso de que sepa que es el Mensajero o tenga alguna idea de ello, debe ser refrenado de entregar su vida a personas, lugares y cosas. Necesitará estar educado en lo fundamental, pero no puede comprometerse con la familia o con una carrera laboral hasta que ocurra su momento de iniciación, que sucederá más tarde en su vida, más allá de su temprana juventud. Por tanto, debe ser contenido y debe contenerse a sí mismo. Debe honrar en su interior el sentimiento de ser contenido.
No debe involucrarse políticamente. No debe involucrarse socialmente de manera seria. No debe tener puntos de vista radicales. Debe ser muy saludable. Debe crecer en una familia sana, pero debe ser capaz de moverse más allá de esa familia y sus obligaciones y expectativas. No debe tener ningún entrenamiento religioso ni estar particularmente orientado a nivel religioso, para que sus ideas no se preconciban ni se formulen temprano en la vida. Debe respetar la religión, pero no ligarse estrechamente a ella de ningún modo.
Tendrá que estar dispuesto a esperar mucho tiempo hasta que llegue su verdadera pareja y compañera. Debe sentir esto y saberlo en su interior lo suficiente para no perseguir el romance ni comprometerse en relaciones antes de que sea apropiado hacerlo.
No debe volverse un ferviente practicante espiritual, porque esto pondría en marcha nociones preconcebidas que solo tendrían que deshacerse después. Por tanto, fue mejor que se refrenara y fuera refrenado incluso en esto.
Su juventud será ordinaria, aunque excepcional en algunos sentidos. No se entenderá a sí mismo ni entenderá sus motivaciones, porque esto no podrá entenderse en esta fase temprana. Tendrá que confiar en un sentimiento que solo estará ahí de manera intermitente.
Tendrá que querer cosas pero no tenerlas, sin saber por qué. Mientras todos a su alrededor se entregan a personas, lugares y cosas, él no puede hacerlo.
Debe aprender sobre las relaciones, las pasiones humanas y las imprudencias del romance. Debe ver a la gente cometiendo toda clase de errores y equivocaciones, sin condenar.
Debe esperar. Esto es muy importante de entender aquí. Porque ¿quién puede esperar? ¿Puedes tú esperar, realmente esperar a que llegue el tiempo, a que llegue el momento?
Cuando los Rayos de la Iniciación brillaran sobre él muy poderosamente, borrarían su vida anterior y cortarían sus conexiones lo suficiente para darle la libertad de embarcarse en un mayor viaje, un viaje que no es obra suya, un viaje que nadie a su alrededor podría entender, salvo quizá los muy sabios.
Tendría que estudiar y entrenarse para esta Iniciación. Tendría que comenzar a enseñar la inexplicable Enseñanza en el Camino del Conocimiento y comenzar a aprender sus lecciones primarias y fundamentales.
Tendría que ser inteligente, pero flexible; capaz, pero preparado para algo mayor sin saber lo que era, para qué era o a dónde le llevaría.
En su momento de gran Iniciación, tendría que poder mantener su compostura interna y seguir las directivas que sin duda surgirían de un encuentro tan monumental, un encuentro que pocas personas en el mundo han tenido nunca con tal nivel de intensidad.
Solo Jesús, Buda y Mahoma fueron golpeados de esa forma, porque también ellos vinieron desde la Asamblea Angélica, como lo ha hecho el Mensajero para este tiempo y este mundo.
Las personas pueden reclamar cualquier título que quieran. Pueden asumir cualquier cosa, creer cualquier cosa, imaginar cualquier cosa. Pero solo el Cielo sabe quién ha de recibir una preparación de esta naturaleza, y con qué propósito, y para qué fin último.
El Mensajero entonces tendría que empezar a desenredar su vida anterior, a dejar sus relaciones y a embarcarse en un periodo de vida errante. Durante nueve meses deambuló sin saber qué estaba haciendo, sin saber a dónde iba, solo con el dinero suficiente para sostenerse durante este periodo.
Tendría que ir a donde debía ir. Tendría que evitar involucrarse seriamente en ninguna relación. Tendría que evitar huir para intentar estar a salvo en alguna parte o sentirse seguro, amado o protegido. Con un mayor destino, no podía entregarse a estas cosas.
Al final de los nueve meses vinimos de nuevo a él y le dijimos que empezara a prepararse para grabar, lo cual hizo. Y ello comenzó, muy en su principio, la transmisión de la Nueva Revelación de Dios. Pero eso sería mucho antes de que supiera para qué era esto y hasta por qué estaba ocurriendo, porque al principio no había garantía alguna.
Al principio no se le dio su rol, porque ahora tendría que probarse una y otra vez. Durante siete años tendría que probarse y prepararse para recibir a la Presencia Angélica, algo que al principio solo podía hacer durante unos momentos cada vez.
Él tendría que grabar. Tendría que proveer Nuestro testimonio a ciertas personas.
Tendría que mover repetidamente a su familia a ciertos lugares que para él era importante experimentar, para aprender de la Comunidad Mayor y de los poderes más ocultos trabajando en el mundo actual, tanto a favor como en contra de la humanidad.
Su compañera llegaría, y su hijo poco después. Él sería padre y marido y tendría que ser responsable en todos los sentidos al respecto, pero siendo todavía guiado por una Luz misteriosa, sin un resultado o destino certeros. Porque estas cosas no se le revelarían hasta mucho, mucho después.
Él tendría que ser fuerte emocionalmente. Tendría que ser estable. Tendría que ser fiable y responsable, un día tras otro, y construir su fuerza de este modo, así como su conexión más profunda con aquellos que le enviaron aquí.
Él recibiría Enseñanzas enteras. Tendría que preparar la base, bloque a bloque, de la mayor Revelación que se ha dado jamás a la humanidad, comenzando con los ámbitos personales de la gente, comenzando la enseñanza sobre cómo recibir la revelación y comenzando a aprender con el tiempo cómo vivirla y compartirla con otros.
Tras siete años recibiría los Pasos al Conocimiento, el libro de preparación en la Nueva Revelación de Dios. Tendría que ser capaz de recibir a la Asamblea durante periodos más largos de tiempo, durante días enteros, para recibir esta importante enseñanza y preparación para la humanidad.
Tendría que reubicarse para hacer esto y abandonar por completo su antiguo hogar, para no volver nunca, y llevando consigo a su familia, junto a otros para asistirle en esta gran empresa.
Desde aquí, tendría que buscar un futuro hogar para la Revelación. Tendría que viajar por el país una y otra vez para encontrar este lugar, porque no se le podía simplemente decir a dónde ir. Debía experimentarlo cuando llegara. Porque tendría que asumir completa responsabilidad por sus acciones, aun cuando estaba siendo guiado desde arriba.
No podría afirmar que los Ángeles de Dios lo estaban dirigiendo, porque no le estaba permitido hacerlo. Tenía que ser responsable de todo, asumir la responsabilidad de las consecuencias y ser responsable por sus acciones. Porque solo a ciertas personas se les permitiría conocer el verdadero secreto de su vida.
Él tendría que atravesar el difícil proceso de establecer un hogar en un lugar completamente nuevo, donde no conocía a nadie, no tenía asociaciones ni familia ni historia, y allí comenzar a recibir los grandes libros de la Revelación y comenzar a llamar a gente que le asistiera.
Pero aún no estaba listo para ser un maestro mundial. Todavía no tenía estas fuerzas ni esta comprensión. Y tendría que esperar muchos años a que la Relevación le fuera dada, paso a paso, y se fuera construyendo a sí misma hasta ser una Enseñanza mundial y, en última instancia, un Nuevo Mensaje de Dios. Solo más tarde se le revelaría el verdadero propósito y significado de este largo viaje.
Él tendría que padecer enfermedad e incapacidad durante largos periodos de tiempo, debido al gran esfuerzo de asumir este viaje.
Tendría que llamar a ciertas personas a asistirle. Tendría que criar a su hijo, que se convertiría en una persona importante en la Revelación y en el futuro de la Revelación en este mundo.
Todos a su alrededor tendrían que desarrollarse de manera significativa, y no todos serían capaces de hacerlo. Ciertas personas desaparecerían, pero otras permanecerían con él lealmente. Él tendría grandes dificultades en este tiempo de mantener la organización inicial que sería responsable de transmitir y enseñar la Nueva Revelación para el mundo.
Tendría que construir las cualidades del discernimiento, la contención, la discreción, la estabilidad, la fe y la confianza, así como la capacidad para encarar pequeños problemas a cada paso y las necesidades de otros que eran genuinas. Tendría que ser un pilar de fortaleza. Incluso en este tiempo de gran incertidumbre para él, tendría que ser un pilar de fortaleza para otros.
Mientras tanto, su conexión con la Asamblea crecía lenta y cuidadosamente, para no impedirle poder ser funcional en el mundo y que pudiera ser un puente entre este mundo y el mundo espiritual más allá, fortaleciendo su conexión con cada uno de estos mundos y con los Seres que existen en cada uno de estos mundos.
Aquí él no se entregaría a Dios abandonando todas las actividades mundanas, porque tendría que construir las semillas y la base para grandes actividades mundiales y una gran participación en el mundo.
Aquí no se volvería un asceta, retirándose de la vida. Sería un marido, un padre y el líder de una organización, mientras al mismo tiempo cultivaba el gran misterio de su vida y su propósito.
Tendría que ser responsable de todo lo que hiciera y no revelar a otros la Fuente de su guía o la naturaleza del misterio de su vida. Solo su mujer, su hijo y unos pocos otros sabrían de estas cosas.
Tendría que desarrollar sus talentos como maestro, no solo para individuos, sino para grupos de personas, porque su destino sería hablar al mundo entero en el futuro.
Tendría que ser compasivo, sabio y competente, cuidadoso y discerniente, paciente, oh, muy paciente, tanto consigo mismo como con los demás.
Tendría que desarrollar la escucha interna para poder escuchar y sentir el poder del Conocimiento hablándole mientras servía las necesidades de los demás.
Tendría que dejar que la gente viniera y se fuera, porque no todos tienen la fortaleza para emprender la preparación que provee la Nueva Revelación de Dios.
Tendría que aferrarse a su propósito y su dirección a través de tiempos de gran vacío, en los que no escucharía nada de la Asamblea Angélica. Tendría que construir su propia fortaleza basada en el Conocimiento en su interior. Porque tendría que volverse el fuerte vehículo de algo tan grande y profundo que el mundo apenas podría entenderlo.
A lo largo de más periodos de dificultad con su salud, comenzaría la proclamación y a recibir las Enseñanzas de la proclamación, incluso las Enseñanzas sobre sí mismo, según el Nuevo Mensaje comenzaba a cumplirse y completarse a través de él.
Tendría que ser humilde, sabiendo que esto está más allá de él y es mayor que él. Y aun así, tendría que confiar en su capacidad para dar el siguiente paso y no buscar un escape, como tanta gente hace.
Su fortaleza tendría que ser serena. No se declararía a sí mismo. Solo cuando la Revelación se completara comenzaría a declarar su realidad y tendría que admitir que realmente era el Mensajero.
Tendría que vencer su propia reticencia, pues solo los reticentes son escogidos. Porque la tarea es demasiado grande, demasiado demandante, demasiado incierta e incluso demasiado peligrosa para que la gente la escoja sabiamente y con verdadera comprensión.
Él tendría que cultivar las capacidades y refinamientos necesarios que el Cielo requeriría, y esto tomaría años y años y años, como ha tomado para todos los grandes Mensajeros. Porque nadie, incluso si es elegido, está listo al principio.
Al Mensajero le ha llevado treinta años hacer esto e incluso más, teniendo en cuenta su preparación temprana. Nadie que es ambicioso o autodeterminado podría hacer esto —poder seguir un viaje inexplicable como este y ejercer tanta paciencia, estabilidad y dominio de sí mismo—. Ellos se derrumbarían fácilmente, porque no tienen la fortaleza interna ni las mayores conexiones con la vida necesarias para emprender una tarea tan grande como esta.
Él tendría que ser preparado para enfrentar las grandes dificultades que implica traer la preparación a un mundo de gran disonancia, miedo, enfado y recelo, un mundo donde la gente está atrapada en sus creencias y exhortaciones, en sus fracasos y en sus búsquedas de riqueza y poder.
¿Quién entre ellos puede escuchar a Dios hablando de nuevo, a través de este individuo? Puede que ellos estudien sus religiones. Puede incluso que se vuelvan maestros, eruditos o defensores religiosos, pero ¿quién puede escuchar cuando Dios vuelve a hablar? ¿Quién tiene la humildad para reconsiderar sus ideas y creencias? ¿Quién puede escuchar el movimiento de su corazón y no solo estar fijo en sus creencias y convicciones y todo aquello en lo que ha invertido al construir su posición en el mundo?
Ellos no recibirán al Mensajero, que es la respuesta a sus oraciones. Ellos lo diputarán, condenándole y rechazándole, porque todavía no están listos para recibirle.
El desaliento, la decepción y las proyecciones de maldad y culpa sobre el Mensajero se amontonarán sobre él según avanza. Incluso ahora, él se encuentra en el umbral de un mundo hostil, buscando a los individuos que pueden responder, que están listos para estar entre los primeros en recibir la realidad de que Dios ha hablado de nuevo.
Ellos vendrán de cada país, de cada nación, de cada cultura, uno a uno, no en grandes grupos. No correrán hacia la Revelación montones de personas. Comenzará con una llamada, una gran llamada que no solo existe en el mundo exterior, sino también en el mundo interno. Y ellos tendrán que tener el coraje, la confianza y la sabiduría para responder.
Si no responden y no pueden responder y atender los requerimientos de su propia llamada, que es mucho menos difícil y demandante que la del Mensajero, entonces es posible que el Nuevo Mensaje no logre un agarre o un asidero en el mundo y que no pueda servir al mundo en este tiempo como debe hacer.
Porque la humanidad está a punto de fracasar —destruyendo el mundo en el que vive, cayendo en la desesperación, cayendo en el caos, cayendo en guerras y conflictos interminables sobre quién tendrá acceso a los restantes recursos del mundo.
Por tanto, esta no es una Revelación para alguna necesidad futura, sino para las necesidades inmediatas de la gente en todas partes. Porque vivir sin el poder del Conocimiento significa vivir con gran miedo e incertidumbre. Significa sufrir.
El Mensajero está aquí para aliviar ese sufrimiento, para dar a la gente fuerza y poder, y para revelarles la Voluntad del Cielo y la verdadera naturaleza de su espiritualidad, su mayor llamada en el mundo y lo que el mundo realmente necesitará de ellos, más allá de lo que puedan querer dar para su propia felicidad.
El Mensajero está ahora en este umbral de llamar a individuos alrededor del mundo, porque esta es una Enseñanza para el mundo entero y no solo para una tribu, una nación, una región o un grupo. El momento apropiado es críticamente importante, porque el Mensaje se da ahora para el mundo. No es algo para ser solo estudiado de una manera informal, o considerado a lo largo del tiempo, o disputado y debatido en las salas académicas, donde el Conocimiento es muy raro.
Este es un Mensaje urgente para la humanidad. El momento es ahora. La necesidad es global y está creciendo con cada día que pasa. La humanidad no puede ver o saber lo que debe hacer. No hay suficiente gente que tenga la convicción de corazón necesaria para hacer lo que realmente se necesita. Ellos deben ser alcanzados por la Revelación. Pueden seguir siendo cristianos, budistas y musulmanes, pero deben ser alcanzados por la Revelación. Deben ser alcanzados suficientes individuos en el mundo.
Por tanto, el Mensajero está bajo la tremenda presión de hacer esto con recursos y apoyos muy limitados. Él siempre está lidiando con la incertidumbre, como ves, y con un gran desafío. No puede vivir una vida de reposo. No puede perderse en la meditación por largos periodos de tiempo. Porque es llamado a realizar un gran servicio en el mundo, un mundo cuyas necesidades son profundas y están creciendo cada día. Y él es el que tiene la respuesta de Dios.
Es en esto donde realmente se requiere su fuerza, su paciencia y su determinación, de lo contrario se vendría abajo y se derrumbaría. Se entregaría a buscar alguna vía azarosa e inapropiada, o sería seducido por otros, que querrían usarle a él y a la Revelación para su propia importancia personal y sus propias ideas.
Nadie entiende la vida del Mensajero. Pero te ofrecemos estas cosas para que puedas comenzar a tener una apreciación de quién es este individuo, de lo que ha tenido que hacer y del largo viaje que ha tenido que realizar. Tú que eres impaciente por todo no puedes imaginar la paciencia, el dominio de uno mismo y la fuerza y la responsabilidad que esto ha requerido.
Dios quiere que entiendas el proceso de la Revelación. Dios quiere que entiendas la vida del Mensajero, si puedes. Dios quiere que sientas esto con tu corazón y que no meramente lo disciernas con tus ideas.
Dios quiere que conozcas la importancia de la Revelación y lo que ha supuesto traerla al mundo, para el Mensajero y para aquellos que han permanecido con él y han viajado con él durante tanto tiempo, durante los largos periodos en los que el Mensajero tuvo que permanecer en la oscuridad, preparándose, construyendo, estudiando.
Estos son los santos de la Revelación, no porque fueran radiantes y magníficos, sino debido a lo que fueron capaces de hacer, a la fidelidad que demostraron y al coraje y el compromiso que movieron sus vidas.
Contempla esto en contraste con todos y todo a tu alrededor, y comenzarás a ver el poder y el significado que esto tiene para tu vida. Porque también tú tienes un mayor destino y propósito, y puedes aprender de la vida del Mensajero. Pero no eres llamado a hacer lo que él es llamado a hacer. No fuiste enviado al mundo para hacer lo que él fue enviado al mundo a hacer, sino para asistirle a él y a otros de maneras simples y humildes pero con un gran espíritu, con la gran fuerza y paciencia que el Mensajero ha demostrado hasta ahora.
El Cielo le contempla con gran apreciación, pero también con gran necesidad. El Cielo contempla a su mujer y su hijo como claves para su éxito. El Cielo contempla a aquellos llamados a la Revelación con gran intención, porque ellos son ahora importantes, más importantes de lo que incluso saben o comprenden.
Es la Voluntad del Cielo que el Mensaje de Dios pueda entregarse al mundo a tiempo, de modo que prepare a suficientes personas para enfrentar el gran desafío que está llegando al mundo y el encuentro de la humanidad con la vida en el universo, una realidad que hoy nadie entiende en el mundo.
Es por eso que Dios ha revelado, como parte de la Revelación, la realidad y la espiritualidad de la vida en el universo. Dios ha revelado las Grandes Olas de cambio que están llegando al mundo, para que la gente pueda ser alertada e informada y reciba esta mayor perspectiva, que aportará mayor claridad, propósito y significado a sus vidas y sus actividades.
Dios no te prepara solo para el Cielo. Dios te prepara para tratar con el mundo real y con el Nuevo Mundo que está llegando y que todavía muy poca gente en el mundo puede ver.
Tú también debes tener la humildad para recibir la Revelación. Debes tener la fuerza y la perseverancia para tomar los Pasos al Conocimiento. Debes tener el coraje para vivir con preguntas que no pueden responderse todavía. Tú también debes vivir la llamada que se extiende mucho más allá de tu intelecto y tu comprensión. Tú también debes construir los Cuatro Pilares de tu vida: el Pilar de las Relaciones, el Pilar del Trabajo y el Aprovisionamiento, el Pilar de la Salud y el Pilar del Desarrollo Espiritual —todas las cosas que el Mensajero ha tenido que hacer y ha estado haciendo durante tanto tiempo.
Entenderás su vida más completamente al hacer el viaje tú mismo y ver lo realmente desafiante que es, lo inmensamente provechoso que es y lo confuso que puede ser para tu entendimiento y tus ideas de ti mismo. Porque su propósito es llevarte más allá de estas cosas hacia una vida mayor, un mayor servicio y un mayor propósito en el mundo.
El Mensajero está en el mundo ahora. Es un hombre mayor. Sería un gran honor y bendición para ti que le conocieras durante su vida y aprendieras de él, teniendo su demostración en tu corazón y recibiendo su regalo de Revelación, que te dará la vida que siempre has buscado en otras cosas.
El Cielo bendice al Mensajero y bendice a todos los que pueden recibir de él. Él es un hombre humilde. Pero en el Cielo se le conoce, y está junto a esos grandes Mensajeros que han bendecido y guiado a la humanidad en el pasado.