Texto original: The Crisis
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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.
Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.
En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.
Tras todos los cumplidos que ves en el mundo y la apariencia de felicidad y éxito y la apariencia de satisfacción, existe la crisis —una crisis dentro de la persona, dentro de ti; una crisis que siempre está ahí hasta que se resuelve; una crisis que llevas contigo en todas tus actividades y relaciones; una crisis que te persigue y te mantiene viviendo separado de ti mismo, huyendo de tu experiencia más profunda, escondiéndote en alguna parte del mundo, escondiéndote en la religión, escondiéndote en la política, escondiéndote en aficiones o pasatiempos—. Esto es así debido a la crisis.
Las personas se mantienen estimuladas todo el tiempo o lo intentan, porque no quieren sentir la crisis. Es esta crisis, como ves, de estar perdido en el mundo, de vivir separado de tu Fuente y de todo lo que es permanente dentro de ti y a tu alrededor. Estás desterrado, huido a una situación donde no sabes qué estás haciendo, siempre temiendo el entorno, siempre temiendo el cambio, siempre temiendo la pérdida y la destrucción. Por tanto, en el mundo que ves la gente está intentando escapar de esto de todas las formas posibles.
Pero la crisis no es meramente pobreza u opresión. Esa es una crisis a otro nivel. Pero aquí estamos hablando de algo mucho más fundamental: la crisis que asola a los gobernantes de las naciones así como a los ciudadanos a todos los niveles de la sociedad. Es esta crisis.
No puedes resolver esta crisis por tu cuenta. El dolor, la confusión, el miedo y la ansiedad de la Separación te acompañan. Puedes decirte cualquier cosa. Puedes creer en cualquier cosa. Puedes intentar vivir tus sueños y tus fantasías, tus preferencias y tus deseos, pero llevas la crisis contigo. Está siempre contigo hasta que puede resolverse.
Pero Dios ha puesto una respuesta dentro de ti para resolver la crisis, para establecer un camino para terminar el estado de Separación y para darte un mayor propósito, significado y valor en el mundo, de modo que tu viaje aquí pueda ser verdaderamente significativo y represente tu naturaleza y propósito verdaderos aquí.
Porque la creencia no puede hacer esto por sí sola. Adherirse a un principio religioso o a un sistema de creencias no puede hacerlo por sí solo, no puede resolver la crisis.
No es solo una crisis de fe. Es la crisis que incluso hace necesaria la fe. Porque si debes tener fe significa que ya estás distanciado de tu Fuente. No estás experimentando el poder del Conocimiento que Dios ha puesto dentro de ti, y por tanto debes tener fe. Sin la crisis no hay necesidad de fe. La fe es entonces evidencia de la crisis. La fe es la armadura contra la crisis.
Pero cuando la fe te falla, y habrá momentos en los que te fallará, sentirás la crisis —un completo sentido de estar perdido y disociado, de estar temeroso y separado de ti mismo, separado de tu Fuente, separado de los demás—. Es una especie de infierno, como ves, que vive dentro de ti, que llevas contigo hasta que puede resolverse.
Dios entiende la crisis. Es la crisis de la Separación. Todo el que entra en la realidad física está entrando en la Separación, intentando ahora vivir como un individuo, intentando ahora realizarse a sí mismo, si es que eso es posible dada la falta de libertad que hay en el universo.
Es tu condición viviendo en la realidad física. No es tu estado eterno. No es el estado desde el que has venido y al que retornarás tarde o temprano. Pero es tu estado viviendo en el tiempo y el espacio, limitado por un cuerpo, gobernado por una mente, gobernado por la mente que es un producto de vivir en este entorno.
Si puedes comenzar a ver que existe una crisis dentro de ti que has estado evitando y de la que has tratado de huir desde que puedes recordar, verás que tu Alma tiene la gran necesidad de ser aliviada de esto —una necesidad muy profunda, una necesidad siempre presente, con independencia de tus circunstancias—. Independientemente de si estás solo o en matrimonio con otra persona, independientemente de con quién estás, existe la crisis.
Cuando comienzas a ver esto y lo sientes y tienes la honestidad para mirar de nuevo en tu vida y ver aquello que realmente temes —un miedo que es incluso mayor que el miedo a la muerte o la pérdida, el miedo a esta crisis—, verás y comenzarás a ver la necesidad más profunda de tu Alma, la necesidad de reunirte con tu Fuente, no simplemente para pedir a Dios favores o dispensaciones o que te rescate de tu apuro, sino para reunirte con tu Fuente mientras estás aquí.
Porque sin tu Fuente estás perdido, no importa lo firmes que sean tus creencias ni lo controlador que intentes ser con tus circunstancias y las opiniones de los demás. Es por eso que, a menudo, es en momentos de gran decepción o pérdida cuando las personas realmente comienzan a sentir este estado y necesidad más profundos. No es agradable de ningún modo. Enfrentarlo no es algo que sea apetecible, pero representa tu realidad esencial.
Pero Dios ha dado la respuesta. La respuesta se dio al principio de los tiempos, en el comienzo de la Separación. Porque viviendo en la Separación pierdes contacto con la parte más profunda de ti que nunca se ha separado de Dios. Pero no has perdido esta parte, como ves. Por tanto, tu alivio de la crisis está garantizado. Es solo una cuestión de tiempo. Es solo una cuestión de ganar la honestidad y la autoconciencia que necesitas para ver tu situación con gran claridad.
La Nueva Revelación de Dios para el mundo revela esta crisis y habla de ella muy claramente, con mucho amor y compasión. Porque no hay enfado ni venganza en Dios. Eso es una creación humana. Es el fruto de vivir en la Separación. Es una respuesta a la crisis de la que hablamos aquí hoy.
Dios te ha dado algo importante que hacer en la vida. La conciencia de esto está dentro del Conocimiento en tu interior, en lo profundo bajo la superficie de la mente con la que piensas en este momento. No es solo un reconocimiento o una conciencia, porque debes hacer cosas en la vida para restaurar tu dignidad y tu valor, no para probárselo a Dios, sino para probártelo a ti mismo. Debes recuperar tu autorrespeto, tu confianza en ti mismo y tu amor propio.
Dios sabe que estás viviendo en la Separación y que sin el Conocimiento solo puedes estar en el error, y que vivirás una vida de desesperación y miedo, con grandes peligros por todo tu alrededor y dentro de ti. Aquí no hay condena.
La crisis es intentar vivir sin tu Fuente y tu Comunidad Sagrada que existe más allá del rango visible. Es intentar estar solo. Pero nunca estás realmente solo. Es una gran ilusión, un malentendido trágico.
Todo el daño que ves en el mundo —la crueldad humana, la violencia humana contra uno mismo y contra otros, la degradación y la adicción humanas— es todo fruto de esta crisis. Incluso si vives la vida más noble, incluso si eres muy bien considerado, la crisis todavía sigue ahí.
Hablamos de esto porque debe entenderse bajo una verdadera luz. La gran incomodidad y la inquietud que sientes dentro de ti y la necesidad de tener constante estimulación e involucración externa demuestran esta crisis y su realidad para ti.
Es por eso que las personas temen estar quietas. Es por eso que temen encararse a sí mismas. No quieren sentir lo que realmente sienten. Y temen que si lo encaran ello las superará, las consumirá y las destruirá.
Pero Dios ha puesto el Conocimiento dentro de ti, el perfecto antídoto a la crisis. Porque hay un lugar dentro de ti que es sabio y compasivo, que no está corrompido por el mundo. No es fruto de la creencia o la afiliación religiosa. Es el regalo de tu Creador, un regalo que llevas contigo en tu viaje en el universo físico. Está aquí para restaurarte y aliviarte de tu carga y traer resolución a tu dilema, que por ti mismo no puedes resolver.
Tornarte hacia tu Fuente conociendo tu gran necesidad es lo más primario que podrías hacer. No esperes a estar en tu lecho de muerte para hacerlo. No traigas calamidad a tu vida exterior para llevarte a este punto. No degrades tu vida ni caigas en la disolución para tener este reconocimiento.
Tu tristeza será reemplazada por una gran confianza y una gran apreciación. Tu ansiedad será reemplazada por el deseo de participar en un mundo que has venido a servir. Tu entusiasmo reemplazará tu falta de confianza en ti mismo. Tu autoridad te dará fuerza. Y tu humildad te permitirá servir.
Dios te ha dado un camino para salir de la jungla. Dios te ha dado la resolución a la crisis. Pero debes vivir la resolución. Debes actuar en consecuencia. No es meramente un momento de autorrealización.
Debes servir, porque has venido para eso. Ese es el propósito que Dios te ha dado —un propósito muy específico para dar de cierta manera, a ciertas personas y en ciertas situaciones—. Estás perfectamente diseñado para esto.
No sanas la crisis teniendo un nuevo entendimiento, un mejor punto de vista o una respuesta espiritual para todo. La sanas embarcándote en una nueva vida guiado por el Conocimiento que trae la gran resolución a tu vida.
Ahora tu vida no está basada en el miedo y la preferencia, ni en un intento desesperado de satisfacer tu insaciable sed de excitación o evasión. El dolor más profundo dentro de ti solo puede resolverlo el regalo de propósito y significado que el Conocimiento en tu interior porta para ti, esperando a ser descubierto.
Vivir una vida de compasión y servicio es algo muy extraordinario. Pero todavía sufrirás por las condiciones del mundo, temerás por la seguridad de otros y tendrás pruebas y dificultades a lo largo del camino. Pero eso es la vida misma aquí. La diferencia es que la crisis habrá terminado dentro de ti, no de golpe sino poco a poco, conforme continúas siguiendo el camino claro y verdadero.
Debes demostrar la vida mayor a otros y a ti mismo. Eres tú quien debe ser convencido. Aquellos que te supervisan saben quién eres, pero tú aún no lo sabes.
La crisis irá disminuyendo poco a poco, perdiendo intensidad, perdiendo su fuerza, perdiendo su agarre en ti a medida que prosigas, siguiendo una llamada y un propósito mayores en el mundo. Conforme progreses, la parte de ti que es fuerte guiará a la parte de ti que es débil.
Este es el uso apropiado del tiempo. De otro modo el tiempo es una especie de maldición, como ves, porque no dispones de mucho, y aun así parece continuar para siempre y no tener nunca un final. El tiempo es tu problema, en cierto modo, porque estás perdiendo terreno. Cuanto más tiempo sigues sin responder al poder que está dentro de ti, más terreno estás perdiendo y más débil te vuelves.
Incluso si adquieres todas las cosas del mundo y pareces tener mucho prestigio y la admiración de los demás, sigues siendo patético. Todavía tienes problemas. Todavía eres un desconocido para ti mismo. Y tu llamada y propósito mayores te son desconocidos.
Nosotros somos como el médico que te dice que tienes un problema que no quieres admitir que tienes. Más bien vivirías en la negación, porque estás acostumbrado a eso. Pero el médico no está aquí para decirte lo estupenda que es tu vida, sino para mostrarte dónde estás sufriendo, dónde tu vida está en peligro y en riesgo o puede causar que tu experiencia y tu existencia aquí se degraden.
Mientras hay una crisis dentro de ti, hay una crisis en el mundo, adquiriendo ahora proporciones cada vez mayores. Es por eso que has venido, para jugar tu pequeña pero importante parte en atender esa crisis. No se trata meramente de conseguir ser aliviado de tu dolor y tu dificultad en la vida. Eso no bastaría, como ves, porque no es esa la razón por la que has venido en realidad. Has venido para enfrentar la gran crisis del mundo, el gran cambio en el medioambiente del mundo, la gran convulsión en las naciones y sociedades que encaran un mundo cambiante. Has venido para esto.
Es atendiendo esta crisis que tu crisis puede resolverse, pero solo si estás siguiendo al poder del Conocimiento que Dios te ha dado. De otro modo serás un guerrero. Serás solo un defensor. Pero tu problema seguirá sin reconocerse ni resolverse. Es atendiendo a la vez el problema interno y el externo como se crea la verdadera resolución en ambos frentes, en ambas realidades, dentro de ti y más allá de ti.
No puedes retornar a tu hogar Celestial con una crisis. Esta debe deshacerse aquí, porque es aquí donde se creó. Debe resolverse aquí, porque es aquí donde se estableció.
Por tanto, incluso cuando dejes esta vida, si has completado aquí tu trabajo servirás a aquellos que permanecen detrás —a aquellos de tu propio mundo, de tu propia especie—, porque debes ayudarlos a liberarse de su crisis. Tú éxito debe ser ahora el regalo para otros.
Es este dar nacido de la resolución, nacido del propósito, nacido del significado, nacido del poder y la gracia del Conocimiento que Dios ha puesto dentro de ti, lo que será una contribución continua en tu vida, en tu tiempo y en los tiempos venideros más allá de esta vida y este tiempo.
Por tanto, al final no queda ni siquiera un fragmento de la crisis. No queda ningún residuo. Ha sido todo eliminado de ti porque tu vida se estaba moviendo en una verdadera dirección. Te has integrado con el Conocimiento. Te has vuelto tú mismo por fin.
No hay terapia humana que pueda finalizar la crisis. Podría hacerte consciente de la crisis. Podría ayudarte a enfrentar la crisis. Pero no puede resolverla. Porque para eso necesitas a un Poder Superior. Necesitas el poder del Conocimiento dentro de ti, nacido de Dios. Y necesitas la Gracia de Dios y a la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. Necesitas una gran asistencia.
Pero aquí abajo en el suelo tendrás que hacer el trabajo. Tendrás que enfrentar el cambio que debe producirse en tus circunstancias y en tus acuerdos y asociaciones con otros. Y debes enfrentar las consecuencias de esto. Debes ser el arquitecto de tu nueva vida. Debes cometer errores y corregirlos. Debes ganar sabiduría y fortaleza. No hay escape a esto. Sin esto, tu dignidad no se restauraría. Tu valía no se restauraría. El propósito y el significado de tu vida no se restaurarían ni se realizarían.
Es por eso que Dios no barre simplemente tus problemas. Porque Dios no los creó. Pero Dios te ha dado el poder para resolverlos y llevar tu vida a su verdadera armonía y equilibrio aquí en servicio al gran cambio que está llegando, en servicio al mundo que enfrenta este gran cambio.
Tú y otros sois llamados al mundo en este tiempo para enfrentar la gran convulsión, para contribuir y proteger la civilización humana. Porque se ha hecho mucho por parte del Cielo para contribuir a este mundo, y al enfrentar este ahora grandes pruebas y grandes peligros, muchos son enviados aquí para servir.
No pienses que estás al margen de esto. Tú sabes muy poco sobre quién eres, de dónde has venido y quién te ha enviado aquí. Eso forma parte de tu crisis. Sabes muy poco sobre dónde está destinada a ir tu vida y dónde puede tener el mayor valor y significado. Eso forma parte de tu crisis. Sabes muy poco sobre tu origen y tu destino más allá de este mundo. Y eso forma parte de tu crisis.
Pero el problema que parece no tener respuesta tiene una respuesta. La Nueva Revelación de Dios para el mundo presenta esto muy claramente, más claramente de lo que se ha presentado antes en este mundo, presentándolo ahora a un mundo alfabetizado, a un mundo de comunicaciones globales y creciente conciencia global, dándolo ahora de modo que pueda alcanzar a muchas personas en todas partes —en cada religión, en cada nación, en cada cultura—.
El Mensajero está en el mundo para recibir y presentar la Nueva Revelación de Dios, que ha llegado en el punto de inflexión crítico para la humanidad, un punto de inflexión que determinará la suerte y el futuro de cada persona y de todas las que aún han de llegar.
Sin duda, la importancia de esto eclipsa cualquier otra cosa que consideres importante. Claramente, la necesidad es mayor que cualquier otra necesidad que puedas entender. Claramente, ser enviado al mundo en un tiempo así tiene una inmensa importancia.
Encara esto y comprenderás que tienes trabajo que hacer. Es el asunto inconcluso de tu vida. Es lo único que puede restaurarte y liberarte de la crisis.
El fracaso aquí tiene grandes consecuencias. Tu vida se perderá. Estará vacía. El mundo no será servido. Y tus regalos no se darán allí donde han de darse. Cuando retornes a tu Familia Espiritual, verás con mucha claridad que no hiciste la conexión. Allí no habrá condena, pero sí el perfecto Conocimiento de que debes retornar e intentarlo de nuevo.
Porque en ese estado recordarás que fuiste enviado al mundo, la razón por la que fuiste enviado y lo que el mundo necesita. Recordarás lo que todavía no puedes ver en este momento, debido a que tu mente está ocupada con otras cosas, dominada por otras cosas —cosas en el exterior, cosas en el interior—.
Pero Dios ha puesto la respuesta dentro de ti, y esta va contigo cada momento de cada día. Y constantemente busca conducirte, llevarte y moverte en la verdadera dirección de tu vida, liberarte de las circunstancias peligrosas e insatisfactorias y poner tu vida en un nuevo curso, paso a paso. Puedes rezar a Dios pidiendo muchas cosas, pero Dios ya te ha dado el mayor regalo de todos.
Que este Poder y esta Presencia te golpeen, que capten tu atención, que te permitan sentir el dolor que está dentro de ti y aun así te recuerden que hay una manera de salir.
Debes encararte a ti mismo en este aspecto para ver la gran necesidad de tu Alma, para ver la gran necesidad de tu vida, para ver que no puedes resolver esto por tu cuenta. Y que ningún poder mundano puede resolverlo. Ninguna riqueza y placer mundanos pueden resolverlo.
El grado en que puedas hacer esto es importante. Y tu capacidad para responder a la Nueva Revelación de Dios es muy importante. Significa que existe una gran promesa para ti si puedes responder, tomar los Pasos al Conocimiento que han sido provistos y comenzar a honrarte a ti mismo y a los demás, viendo el gran coste de la Separación por todo tu alrededor, con ojos despejados y sin condena.
Es el dolor de tu vida y del mundo lo que finalmente te tornará hacia tu Fuente, en humildad y honestidad, buscando aquello que es lo único que puede resolver el gran dilema que existe dentro de ti y por todo tu alrededor.