Texto original: The Reconciliation
Escucha el audio original aquí (en inglés):
Descargar (cliquea en el botón derecho y selecciona “guardar enlace como”)
Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.
Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.
En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.
Tú estás viviendo en Separación: separado de la Creación misma, separado de tu Fuente, separado incluso de tu naturaleza más profunda, viviendo en una parte diferente de tu mente, una mente que ha sido moldeada y condicionada por tu experiencia del mundo. Te identificas con tu cuerpo y tus ideas. Te das un nombre. Eres diferente y aparentemente te distingues de todos a tu alrededor. Estás viviendo en Separación.
Viniste a este mundo con un propósito, enviado aquí por tu Familia Espiritual, un propósito para servir de una manera única dentro de las circunstancias de tu vida y de las condiciones del mundo. Mientras vives en un estado de Separación, sigues todavía conectado a tu Fuente. Sigues conectado a los que te enviaron al mundo. Sigues conectado a la Creación.
Es esta contradicción dentro de tu propia naturaleza lo que realmente significa ser un ser humano. Es esta contradicción lo que da promesa a tu vida, porque has venido con un propósito mayor, un propósito que no inventas, un propósito que realmente no puedes cambiar, un propósito con el que tu naturaleza más profunda está comprometida al nivel de tu alma.
Si no fuera así, entonces estarías perdido en el mundo. Serías un fragmento del universo físico. Tu vida no tendría ningún significado intrínseco ni ningún valor más allá de la estimación de las personas con las que te relacionas. La vida parecería estar vacía y carente de sentido. Fueras rico o pobre, independientemente de tus circunstancias, el hecho de tu Separación estaría siempre persiguiéndote, causándote miedo —miedo a la pérdida, miedo a posibles daños, miedo a la miseria, miedo a la destrucción.
Es este miedo el que gobierna la vida de las personas, determinando sus decisiones, eclipsando cualquier pequeña felicidad que parecen crear y tratan de crear. Es la ansiedad constante. Es el sentimiento de pesar. Es el anhelo y la insatisfacción que forma parte de la experiencia del mundo de todas las personas.
Pero la Separación nunca fue creada realmente. No puedes ser separado de tu Fuente, y es por eso que no hay Infierno ni condenación. Solo existe el proceso de reconciliación. Por mucho tiempo que tome, ese es el resultado final. Tu contradicción y tu decisión es: ¿a qué voz escucharás dentro de ti?
Dios te ha dado una conciencia más profunda, no una conciencia social, sino una conciencia intrínseca. Esta conciencia forma parte de la inteligencia más profunda que Nosotros llamamos el Conocimiento. Esta inteligencia no está confusa. No está en conflicto. Y no tiene miedo del mundo, porque nada puede destruirla. El mundo puede oscurecerla, eclipsarla y alejarte de ella, pero en sí misma permanece íntegra. Es la parte de ti que forma parte de la propia Creación.
Esto es lo que te salvará, como ves. Esto es lo que está conectado con Dios y con todos aquellos que sirven a Dios, en este mundo, en otros mundos y más allá de la propia realidad física. Esto existe más allá del reino del intelecto. Es algo que tienes que experimentar, expresar y aplicar en tu vida, y eso es lo que demostrará su poder, su realidad y su eficacia.
Tú no sabes quién eres, independientemente de tus definiciones o lo que pongas en tu tarjeta de visita. Pero a una mayor profundidad no tienes dudas. Quien eres en este mundo, en esta vida, es aquello que fuiste enviado a hacer y a lograr aquí, así como el proceso de tomar los Pasos al Conocimiento que te conducirán a la reconciliación.
Dios sabe lo difícil que es el mundo. Dios no está haciendo funcionar el mundo y cada pequeño acontecimiento. Pero Dios está respondiendo a los grandes puntos de inflexión en la historia de la humanidad. Dios es consciente del gran peligro que existe para la familia humana, ya que se enfrenta a un mundo en declive y a la intervención de razas en el universo que están aquí para aprovecharse de la debilidad y la división humanas.
Tu propósito, entonces, está conectado no solo con tu reconciliación, sino también con los acontecimientos del mundo y con las necesidades de la humanidad. Tu papel será muy específico, involucrándote con ciertas personas con un propósito determinado. [Este propósito] no puedes determinarlo con el intelecto, aunque puede que lo intentes y de hecho muchos lo han intentado. Es algo que surgirá en el horizonte de tu vida interior, una vez que estés tomando los Pasos al Conocimiento y estés involucrado en tu preparación.
Tu reconciliación no es simplemente para redimirte, sino para proveer un servicio único e importante a los demás y al mundo. El Señor de los universos no perdería esta oportunidad de hacer que tu vida sea de valor y significado para otros.
Independientemente de lo que antes te hayas hecho a ti mismo, independientemente de la degradación, los errores y los compromisos que hayas creado en tu perjuicio, el poder de este propósito puede redimirte. Tú puedes ser la peor persona sobre la Tierra, pero el poder del Conocimiento puede aun así redimirte.
Cada paso que das hacia el Conocimiento es un paso hacia tu reconciliación: hacia una reconciliación con tu Fuente y con tu Familia Espiritual, que te ha enviado al mundo; hacia una reconciliación con tu naturaleza más profunda, una reconciliación con la vida. Se trata de una reconciliación que emana del Conocimiento dentro de ti y llama a esa parte de ti que se identifica con el mundo y está perdida en el mundo.
Lo que comienza a traerte a la senda de la reconciliación es la comprensión de que realmente estás perdido en el mundo y de que los que te rodean están en las mismas condiciones y tienen la misma carga. Esta toma de conciencia, que es totalmente honesta y muy necesaria, te desilusionará hasta el punto de reconocer que debes buscar un mayor significado para tu vida. Este es el principio de la reconciliación.
Es posible que sientas que no eres responsable de nada en particular, salvo tal vez de tus hijos y de tu familia directa, tu familia inmediata. Pero en realidad, eres responsable ante aquellos que te enviaron al mundo. Son ellos los que te estarán esperando cuando dejes este mundo, y ante ellos reconocerás si has alcanzado aquí tus objetivos o no.
Cualquiera que sea el resultado, ellos te tratarán con mucho amor y respeto, así que no hay condenación, como ves. Dios no condena a la Creación. Pero Dios ha puesto en movimiento las fuerzas de la reconciliación, que redimirán a esa pequeña parte de la Creación que está viviendo en la Separación, esa pequeña parte de la Creación que llamas el universo físico. Tú no puedes desentrañar lo que esto significa ni imaginarlo por ti mismo. Por supuesto que no. Esto está más allá del alcance del intelecto, al igual que la mayoría de las cosas de mayor importancia.
Tu tarea es tomar los Pasos al Conocimiento y tener la honestidad de reconocer que, sin esta mayor orientación dentro de ti, tus decisiones serán débiles, basadas en débiles presunciones, en deseos cambiantes, en atracciones momentáneas y, lo más importante, basadas en la realidad demoledora del miedo, que impregna tanto tu vida y las vidas de otras personas que pasa casi desapercibido, salvo cuando se expresa de forma extrema.
La presencia constante de este miedo lo hace desaparecer de la conciencia de las personas. Ellas piensan que simplemente es algo normal —un tipo normal de ansiedad, un tipo normal de deficiencia—. Cuando lo expresan, dicen: “Bueno, esto es simplemente algo normal” —un estado normal de miedo y aprensión, un estado normal de agotamiento y confusión—. Las personas se han adaptado a una condición miserable, y llaman a eso “normal”.
A mayor profundidad, al nivel de tu verdadera naturaleza, al nivel del Conocimiento, esto no es realmente aceptable. Y cuando reconozcas esto, será el punto de inflexión de tu vida, independientemente de tu edad y tus circunstancias, independientemente de si eres rico o pobre, soltero o casado, independientemente de qué tradición religiosa profeses o de si no profesas ninguna, si ese es tu caso. Sea cual sea tu nación, tu cultura o la ideología política de tu gobierno, es lo mismo. Da igual si eres un ser humano o si perteneces a otra raza en otro mundo. El dilema es el mismo, como ves. No se limita a la condición humana. Es la condición de la propia Separación.
Tu mente tratará de hacer que la Separación tenga éxito. Tratará de ser feliz y rica, de estar satisfecha y de acumular todas las cosas y personas que cree que debe tener para asegurar su felicidad. Pero cuanto más acumule, más asustada estará de perder lo que ha acumulado, y más aprensiva se volverá cuando pasen los años y envejezca y las cosas comiencen a desvanecerse.
Las personas se esfuerzan con un inmenso gasto y coste tratando de hacer que la Separación sea exitosa, agradable, satisfactoria y completa, pero realmente nunca pueden hacerlo lo suficiente, como ves. Pero se requiere mucha humildad para renunciar a esta búsqueda, para finalmente comprender que necesitas estar conectado a un poder mayor —no al poder de tu gobierno, al poder de tu comunidad, al poder de tus creencias religiosas, al poder de tu familia o al poder de cualquier cosa en el mundo, sino al poder de tu Creador, un poder mayor—. Incluso si no eres religioso en tus pensamientos y asociaciones, sigue siendo lo mismo. Simplemente lo describirás de forma diferente, eso es todo.
La vida puede servirte decepcionándote de esta forma, llevándote hasta la verdadera reevaluación en tu interior, que es el principio de la reconciliación. Si comprendes que realmente no puedes responder a las mayores preguntas que surgirán, entonces debes recurrir a un poder mayor, a una fuente mayor, no importa cómo la definas. Aunque tus definiciones serán incompletas y quizá incluso tontas al principio, este es el comienzo de una mayor asociación.
A Dios no le importa a qué religión perteneces. Dios no está ligado a la teología de ninguna religión, porque en el universo hay un sinnúmero de religiones. Dios responderá a la inflexión de tu vida, a la apertura de tu corazón, a la emergente necesidad del alma —a la necesidad más profunda que tienes, que es la necesidad de cumplir tu propósito como medio de reconciliación.
Aquí el servicio en el mundo no es un castigo. Es el proceso que permite al Conocimiento dentro de ti surgir en tu conciencia y convertirse en la fuerza más importante en tu vida. No es que se te envíe al mundo para hacer penitencia, como si fueras un convicto y tuvieras que salir a hacer trabajos manuales para cumplir tu sentencia. No es así en absoluto. El servicio que prestas es lo que genera la reconciliación para ti y lo que nutre y fomenta la reconciliación para otros.
Porque ¿cuál es la evidencia más poderosa de Dios en el mundo, sino la evidencia de la entrega desinteresada? De la preocupación por los demás, incluso si ellos no se preocupan por ti; del cuidado de la tierra, incluso si la tierra parece indiferente a tu existencia. Esta es la más profunda manifestación del Creador que podría haber. Esto es lo que mueve a las personas. Esto es lo que abre los corazones de las personas. Esto es lo que las conecta con su conciencia más profunda y les da un sentimiento de que también ellas tienen una mayor conexión y una mayor responsabilidad estando en el mundo.
No puedes reconciliarte a ti mismo. Esto no es un ejercicio intelectual. Puedes formular el sistema de creencias más elegante posible, pero eso no es la reconciliación. Todavía estás perdido en sus pensamientos. Todavía estás disociado de ti mismo. Todavía estás desconectado. Te riges por creencias y suposiciones, y realmente no has emprendido todavía el gran viaje.
Se trata de una clase diferente de viaje. No es algo que inventes. No es el fruto de fusionar las diferentes ideas religiosas o espirituales que encuentras beneficiosas. No es el fruto de tener una gran filosofía o ideología. Es algo más innato, más auténtico, algo que sucede a un nivel más profundo y que está moviendo tu vida.
Este es el comienzo de la Gran Atracción que el Creador ejerce sobre lo Creado. Una vez que empieces a tomar los pasos hacia la reconciliación, comenzarás, muy intermitentemente al principio, a experimentar la Gran Atracción. Así es como Dios te llama de vuelta a tu Fuente: mediante la Gran Atracción.
No es amenazándote con el Infierno y la condenación. No es prometiéndote el paraíso, que solo puedes imaginar como un lugar físico. No es convenciéndote con grandes promesas de alegría, éxtasis y plenitud. Tal vez eso es lo que se necesita para persuadirte al nivel de tu mente mundana, pero a una mayor profundidad la atracción es la atracción.
Es el gran amor operando dentro de ti, generando su propia atracción. Es el gran amor que sentirás por ciertas personas con las que tienes un mayor propósito y destino, un amor que parece muy diferente de las febriles búsquedas románticas a las que aquí se entregan las personas.
La reconciliación es lo más importante. Es más importante que cualquier otra cosa que hagas, porque es lo que te reconciliará con tu Fuente, y es lo que realmente inspirará a otros que estén contigo. Crear cosas útiles para la sociedad es valioso y tiene un gran mérito, pero, incluso más allá de esto, está tu presencia en el mundo y el poder y el significado de aquello que te guía.
Esto es lo que te aporta un coraje extraordinario. Esto es lo que te confiere una extraordinaria perseverancia. Esto es lo que te da los ojos para ver y la claridad para distinguir lo que es verdadero de lo que es falso, lo que es bueno de lo que solo luce bien. Así es como distingues entre una verdadera asociación con otro y una pasión o un deseo fugaz.
Dios redime a los separados mediante el Conocimiento, en este mundo y en todos los mundos. Está bien que no puedas entender esto intelectualmente o convertirlo en una especie de fórmula simple en la que creer. Todo lo que Dios hace es realmente incomprensible, pero eso no significa que no pueda ser experimentado y apreciado.
Las personas que creen que Dios gestiona cada pequeña cosa en su vida están subestimando la majestad y el poder del Creador. Porque Dios no gestiona cada pequeña cosa en tu vida. Es tu trabajo gestionar cada pequeña cosa en tu vida. Dios no está salvando el mundo. Dios te ha enviado aquí para salvar el mundo. Tienes un papel que desempeñar, pequeño pero esencial. Si no haces tu papel, el mundo se oscurece. Sus perspectivas se ven disminuidas.
No puedes escapar de este compromiso y esta responsabilidad. Es parte de lo que te redime y te da poder y coraje, pero no es una verdad con la que puedas negociar. Sean cuales sean las circunstancias de tu vida —circunstancias que determinarán, en parte, lo que podrás hacer y lograr aquí—, el acuerdo y el compromiso siguen ahí.
La parte de ti que está conectada a Dios no puede ser gobernada o utilizada por la parte de ti que todavía está disociada de Dios. Es por eso que no puedes utilizar el Conocimiento para conseguir lo que quieres. Solo puedes seguir al Conocimiento y permitir que te lleve a un mayor cumplimiento y una mayor reconciliación.
Esto es lo que admiras en las personas verdaderamente creativas y generosas. Esto es lo que admiras en los que manifiestan una entrega desinteresada, no solo a una escala grandiosa, sino a una simple. Este es el servicio que los verdaderos padres proporcionan a sus hijos. Este es el servicio que un verdadero ciudadano proporciona a su comunidad.
Esta es la gran fuerza motivadora. Puede confundirse con otros intereses egoístas, y a menudo sucede así, pero cuando quitas lo que es falso, ves el poder en acción de la reconciliación.
Las personas quieren muchas cosas. Temen perder lo que tienen y no encontrar lo que están buscando. Ellas quieren muchas cosas. Pero en el fondo, bajo la superficie de la mente, están buscando la reconciliación.
Esto es lo que te conecta con tu vida antes de este mundo y tu vida venidera. Esto es lo que te conecta, te da integridad y termina el terrible conflicto y confusión de la vida que la gente llama una vida normal. Esto es lo que trae paz a tu naturaleza más profunda, porque por fin estás reconociéndola y respondiendo a ella. Esto es lo que te ofrecerá un viaje diferente en la vida, trayendo a tu vida una calidad de relación que no podrías encontrar de otra manera. Esto es lo que te dará los ojos para ver y los oídos para escuchar. Esto es lo que te permitirá ofrecer un mayor servicio y una mayor responsabilidad.
Aquí tendrás momentos donde sentirás el poder y la presencia del Cielo —solo por unos instantes, pero eso basta—. Aquí serás capaz de superar tu propio miedo e indolencia. Serás capaz de superar tu debilidad y tu vulnerabilidad, porque hay un poder mayor surgiendo dentro de ti, el poder y la presencia del Conocimiento.
Todavía debes ser una persona funcional en el mundo. Todavía debes hacerte cargo de las innumerables tareas que implica estar en el mundo, y muchas de estas tareas crecerán y se harán más importantes. Esto no es un escape del mundo, sino una preparación para el mundo, para participar en el mundo de una manera mayor, con un mayor incentivo y una mayor conciencia.
Dios está llamando a los separados a responder, no para sacarlos del mundo, sino para llevarlos al mundo con un mayor propósito, una mayor dirección y un mayor poder.
Fuiste enviado aquí para servir, pero también fuiste enviado aquí para experimentar la reconciliación. Es fácil sentirte reconciliado cuando no estás aquí. Allí todo es obvio, todo es evidente. Tus preguntas disminuyen. La relación está en todas partes, es omnipresente. Allí eres entendido. Y tú entiendes.
Pero cuando entras en el mundo, pierdes esto. Tú estás ciego. Eres ignorante. Eres vulnerable. Es a este nivel donde debe producirse la reconciliación. No puedes correr a casa en el Cielo o pensar que, si eres un buen chico o una buena chica, conseguirás ir al Cielo —o lo que sea que creas en tu imaginación—. No, en absoluto. Si lo haces bien, se te dará un servicio mayor. Más allá de este mundo, empezarás a servir a los que permanecen atrás. Dios no desperdiciará tu logro, sino que lo empleará de maneras mayores.
Una vez que hayas obtenido la reconciliación, naturalmente desearás entonces promoverla y apoyarla en los demás. Este es el deseo natural del corazón. No puedes mantener la reconciliación para ti mismo, como si estuvieras manteniendo algún tipo de riqueza. Es algo que debe fluir a través de ti, y naturalmente lo hará.
La Nueva Revelación de Dios clarifica esto, pero esto está presente en todas las grandes religiones del mundo. Sin embargo, estas verdades han sido oscurecidas, recubiertas de creencias, de pompa, de historia y de malinterpretación. Es por eso que la Revelación de Dios para este tiempo y los tiempos venideros debe aclarar estas cosas de la manera más simple posible, y debe repetirlas constantemente para que puedas comenzar a entender y recordar que estás aquí por un propósito mayor, que una mayor reconciliación debe ocurrir en tu vida, y que esta se producirá a medida que comiences a tomar los Pasos al Conocimiento y respondas a las necesidades más profundas de tu corazón y tu alma.