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Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 17 de enero de 2008
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: What Creates Evil?

Escucha el audio original aquí (en inglés):

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Más información sobre este texto


Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Estando en el mundo, uno debe llegar a comprender que hay fuerzas destructivas dentro del mundo. Si eres realmente honesto y te observas a ti mismo, comprenderás que hay fuerzas destructivas incluso dentro de ti mismo. Sin duda, estas fuerzas destructivas son evidentes en el mundo a tu alrededor y han sido parte de la experiencia humana a lo largo de toda su historia.

Si observas tus propios pensamientos e inclinaciones, te será evidente que existen fuerzas destructivas dentro de ti. Verás esto en tu deseo de venganza. Lo verás en tu deseo de conquistar y abrumar a otros. Lo verás en tus deseos, no importa lo secretos que puedan ser, de apartar o eliminar a otras personas. Lo verás en tus sueños.

Verás esto incluso en tu deseo de cambiar el mundo. Porque ¿cómo puedes cambiar el mundo sin apartar, eliminar o silenciar a aquellos que se te opondrían? Este es un problema fundamental de estar dentro de una realidad física, de vivir en un cuerpo y competir por los recursos con otros que [también] están en la realidad física y están viviendo en cuerpos.

La gran Separación que ha puesto en marcha la existencia y la expansión del universo no fue creada desde una intención maligna. No fue un error. No nació del mal. Pero dentro de esta existencia comprometida, el mal se hace inevitable.

No es una fuerza que genere un único individuo mitológico, alguien que cayó de la gracia y se volvió la fuente y el centro del mal. Esto ciertamente no es así cuando piensas que estás viviendo dentro de una Comunidad Mayor de vida inteligente en el universo, donde hay incontables razas muy distintas a la tuya, viviendo en entornos muy diferentes, representando todas las etapas de la evolución psicológica, tecnológica y mental. Claramente, la fuente de los problemas de todos no es un único individuo. Más bien, es el resultado de vivir dentro de una existencia comprometida y separada.

Por tanto, no puedes culpar de la existencia del mal a ningún individuo. Es el fruto de vivir en tu actual condición, la cual no representa tu existencia en tu Antiguo Hogar, la existencia de la que has venido y a la que retornarás.

Has venido desde una realidad donde eres conocido y no hay preguntas, a una realidad donde no eres conocido y solo hay preguntas, con muy pocas respuestas reales. Has venido desde un lugar de total seguridad e inclusión, a un lugar sin seguridad y que demuestra la Separación por todas partes. Has venido desde un lugar donde estabas en paz en el ahora, a un lugar donde debes sobrevivir y competir, donde debes navegar por condiciones inciertas y circunstancias siempre cambiantes. Estar en la realidad física, en un cuerpo, es enteramente diferente.

La Hueste Angélica, que representa al Creador de toda vida, sirve como intermediaria entre tu Antiguo Hogar y tu realidad actual viviendo en la existencia física, viviendo en un cuerpo y teniendo que tratar con este tipo de realidad, que es muy diferente de aquella de la que has venido.

Aquí Dios parece ser misterioso. No parece estar presente. No hay lugar donde encontrar a Dios. Estás viviendo una existencia donde Dios no parece existir en absoluto, a menos que uno tenga mucha fe. Qué diferente es esto del lugar de donde has venido y de ese Hogar al que retornarás.

Y desde este entorno, tus ideas de Dios son muy limitadas. Las personas piensan que Dios es como ellas: muy poderoso y sabio, por supuesto, pero crítico y vengativo, enojado y frustrado, justo como ellas. Han creado a Dios a su imagen.

Por tanto, cualquier apreciación de Dios es solo una aproximación. No hay verdades absolutas sobre Dios que nazcan de tu existencia actual, porque tu existencia actual no es absoluta. Es una realidad relativa, relativa en que está moviéndose y cambiando y tiene un principio y un final. Pero el lugar desde donde has venido no está cambiando. No tiene un principio y un fin. No está fluyendo. No es incierto. No es impredecible.

Por tanto, es importante considerar aquí que la existencia del mal es el resultado de vivir dentro de esta condición. Es inevitable. Si le quitas a un ser su sentido de inclusión y su seguridad y lo arrojas a un entorno donde ahora debe sobrevivir y competir, donde debe destruir a otros organismos para sobrevivir, donde debe enfrentar constantemente la incertidumbre y el riesgo de destrucción y donde la privación siempre está presente y es una amenaza continua, ¿cómo puedes esperar que funcione en un estado de sabiduría y compasión absolutas, sin que el miedo y la ansiedad le acompañen a cada paso?

Dios no espera esto. Dios no espera que uno sea perfecto dentro de estas circunstancias, porque nadie será perfecto y Dios no espera lo que no es posible. Puede que tú lo esperes de ti mismo y de otras personas, pero eso es porque no comprendes la realidad en la que has entrado y a la que has elegido venir.

Por tanto, Dios no castiga el mal porque el mal es inevitable. Es como castigar a un niño por ser infantil. Es como castigar a un tonto por ser necio. No hay castigo para el mal. El mal solo perpetúa la miseria de uno mismo y hace que la posibilidad para la redención se retrase y se haga más remota.

Las personas tienen dificultades para aceptar esto, por supuesto, porque quieren que Dios se vengue por ellas. Incapaces o reticentes a ejecutar por sí mismas el castigo que piensan que ha de darse, ahora quieren que Dios lo haga en su nombre. Esto de nuevo es el resultado de crear a Dios a la imagen de uno mismo —un Dios como tú, solo que más poderoso, eso es todo.

El infierno es un invento que las personas han creado para castigar a aquellos que ellas odian y no pueden soportar. Pero ya estás viviendo en una especie de infierno, como ves, el infierno de la Separación. Comprometerte más profundamente en esta condición representa un descenso aún mayor al infierno. Aislarte más, gobernado ahora solo por tu imaginación temerosa y tu condena de ti mismo, de otros y del mundo, te hunde aún más en una condición que por naturaleza es fundamentalmente difícil.

Por tanto, el mal está por todo tu alrededor. Es una fuerza. Se presenta como fuerzas en el ambiente mental —fuerzas de persuasión, fuerzas que no puedes ver pero puedes sentir, fuerzas que afectan a tu pensamiento, a tus emociones y a tu comportamiento.

Como ves, es por eso que individuos, grupos y naciones enteras pueden comprometerse con acciones que son en esencia destructivas y contraproducentes. Toda una nación puede comprometerse a invadir y destruir otra nación por su riqueza y sus recursos, bajo el pretexto de la seguridad nacional o de la autopreservación. O puede hacerse la guerra bajo la bandera de la religión, pensando que la otra nación es impía o malvada, que son paganos, los no redimidos. Pero todo esto es solo una excusa para expresar el poder y la fuerza del mal. Y aunque podría ser dirigido por unos pocos individuos con determinación, todos los demás serán arrastrados.

¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede dicha fuerza tener tanta influencia? Es un poder en el ambiente mental, como ves.

Para sobrevivir en este mundo necesitas asistencia y apoyo, y para ganar esa asistencia y apoyo harás muchos compromisos: en tus relaciones con otros, en tu matrimonio, por todo tu alrededor en todas tus relaciones, y en tu relación con la nación en la que vives. Tú quieres la asistencia, la protección y la aprobación de tu nación, y por tanto te adherirás a ella, incluso si está haciendo algo que es atroz y claramente es una violación de lo que en verdad más valoras.

Este es el poder del mal operando en el ambiente mental, expresándose dentro de un contexto social. Puede disimularse como el deber hacia la nación de uno mismo o hacia la familia de uno mismo, deber que puede llevarte a hacer cosas que claramente violan lo que el Conocimiento dentro de ti indicaría —la inteligencia más profunda que el Creador de toda vida ha puesto dentro de ti—. Una violación del Conocimiento, una violación de Dios, una violación de lo que sabes que es correcto —violarás todo esto para obtener la asistencia, la protección y la aprobación que piensas que necesitas para sobrevivir—. Esto es un verdadero dilema. Es de nuevo el dilema de vivir dentro de esta existencia separada.

El mundo es un lugar hermoso. Es maravilloso. Es la Creación ocurriendo en cada momento. Es el cambio ocurriendo en cada momento. Si puedes ponerte a un lado y experimentarlo —sin temer por tu propia supervivencia, sin temer lo que podrías perder o aquello a lo que podrías tener que renunciar—, puede ser realmente una experiencia maravillosa. Pero no lo confundas con el Antiguo Hogar del que has venido y al que retornarás. No hay comparación.

Por tanto, debes aceptar el mundo como es. No puedes hacer que sea como tu Antiguo Hogar. Ni siquiera Dios puede hacer que sea como tu Antiguo Hogar, pues Dios hizo que fuera algo diferente.

Dios no es el autor del mal, pero Dios ha creado un entorno donde el mal, al menos entre las razas inteligentes que son conscientes de su propia mortalidad, será probable e inevitable. Pero Dios ha dado un antídoto al mal, un poderoso antídoto, puesto dentro de ti en el poder y la presencia del Conocimiento, una mente más profunda dentro de ti. No es la mente con la que piensas. No es la mente que juzga y especula, que compara y condena, sino una mente más profunda —una mente como la Mente de Dios; una mente que no piensa como lo hace tu mente personal; una mente que ve, espera, sabe y actúa con poder y compromiso.

Este es el antídoto, como ves. Es el antídoto al mal dentro de ti y a las persuasiones del mal dentro de ti y por todo tu alrededor, que son tan prevalentes y poderosas en el mundo. Es en última instancia un antídoto al mal por todo el universo. Pero debe fortalecerse dentro de los individuos.

El poder del Conocimiento dentro de ti es incorruptible. No le persuaden ni le afectan las seducciones y los alicientes en el mundo humano y ni siquiera en la Comunidad Mayor, donde la expresión del mal y el conflicto han existido durante mucho tiempo.

Tú, por tu cuenta, no puedes combatir el mal. Si intentaras combatirlo te seduciría. Te volverías más como él. Te transformaría de ser un pacífico defensor a ser un guerrero. Acabarías tomando las armas contra otros a los que consideras gobernados por el mal.

Te volverías como ellos, porque el mal ama la atención. Se alimenta de la participación humana. Lo empoderan aquellos que lo siguen y aquellos que se le oponen. Porque sin la lealtad y la atención humanas, el mal no tiene donde agarrarse. Aquellos que están comprometidos con él necesitan la lealtad y la participación de otros.

Hay muy pocas personas en el mundo que sean realmente malvadas, que se hayan comprometido con esta fuerza, con este poder. Pero su influencia en la sociedad en conjunto es tremenda. Su impacto destructivo es tremendo. Los efectos de sus acciones sobre otros, teniendo en cuenta su [escaso] número, son tremendos. La fuerza de sus persuasiones para poner a las naciones en guerra con otras naciones es muy poderosa, como ves.

Tú como individuo no puedes combatir esto sin arriesgarte a caer bajo sus persuasiones y sus alicientes. Intentar hacerlo es comprometerte a estar en oposición a otros. En esencia, te enfrenta contra otros incluso desde el principio. Ahora debes luchar contra otros para hacer y crear lo que piensas que es correcto.

Aunque está bien oponerse a otros por una buena causa, en esta circunstancia ello cambia tus intenciones. Cambia tus motivaciones, porque te gobierna el miedo —el miedo a fracasar, el miedo a no lograr lo que quieres lograr, el miedo de pensar que si no tienes éxito entonces las fuerzas oponentes reinarán supremas—. El miedo genera enfado. El enfado genera odio. El odio genera violencia. Y la violencia genera más violencia.

Esto es una trampa, como ves. Es un problema fundamental. Toma a buenas personas y las pone en oposición mutua, alterando sus verdaderas intenciones de establecer la paz y la cooperación y manifestando resultados por completo diferentes.

Hay una mayor Sabiduría viviendo dentro de ti a la que no afectan las fuerzas de disonancia dentro del mundo, ni las persuasiones de otros, ni los alicientes de la cultura o incluso de la religión. Es libre. Es pura. Es clara. Solo responde a Dios, porque es una extensión de Dios.

Independientemente de lo lejos que vayas intentando establecer tu aislamiento, intentando tener éxito en la Separación e intentando hacer que la Separación funcione, todavía estás conectado a Dios mediante el Conocimiento, esta mente más profunda dentro de ti. No puedes escapar del Conocimiento. No puedes divorciarte de él. No puedes rechazarlo. Puedes cubrir su luz con muchas capas y vivir en la oscuridad, pero no puedes eliminarlo. Él representa tu propósito para estar en el mundo, tu conexión con Dios y tu redención.

La pregunta es: ¿Cuánto tiempo te llevará llegar a desearlo y comprender que, sin él [sin el Conocimiento], no puedes tener éxito, no puedes realizarte y no puedes hacer una verdadera contribución al mundo, que es tu verdadera intención para estar aquí? Sin él, no puedes cumplir la necesidad de tu alma. Sin él, no puedes estar en paz e integridad contigo mismo. Sin él, no puedes tener una relación exitosa contigo mismo, con otras personas o incluso con el mundo entero.

Puede que todavía creas en el poder militar, en el poder de las armas, en el poder de la fuerza, en el poder del gobierno, en el poder de la persuasión personal, en el poder del dominio personal, en el poder de la riqueza, en el poder de la belleza o en el poder de la astucia y el carisma, pero solo el Conocimiento dentro de ti tiene el poder real de reunir, reconectar, bendecir e inspirar.

El mundo ha establecido sus propios dioses, sus propias definiciones, sus propias expresiones de poder, dominio, persuasión, conquista, etc. Pero el Conocimiento dentro de ti y dentro de otros no es engañado por eso.

No puedes hacer que el Conocimiento te dé lo que quieras, porque es más poderoso que tú, que tu mente personal —que es una mente llena de deseo, conflicto, miedo y aprensión, una mente que se identifica con todo lo que es incierto, una mente que está sujeta al poder del mal, una mente que es influenciada fácilmente y ha sido influenciada.

Pero más hondo dentro de ti está el Conocimiento. Tienes lo que permanece inalterado, como ves. Es retornar a lo que permanece inalterado dentro de ti lo que representa tu redención, lo que representa tu poder, lo que comienza a libertarte de las garras de la adicción y la persuasión.

Puedes pretender que eres quién quieras intentar ser. Puedes ponerte cualquier nombre. Puedes establecerte en cualquier rol. Puedes jugar el rol de la persona buena o el de la persona mala. Pero dentro de ti está el Conocimiento, esperando a ser descubierto.