Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 2 de marzo de 2011
en Boulder, Colorado, Estados Unidos
Texto original: The Freedom Journey
Escucha el audio original aquí (en inglés):
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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.
Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.
En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.
Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.
La espiritualidad es fundamentalmente una búsqueda de libertad —libertad de ciertas cosas y libertad para ciertas cosas—. Vista de este modo, la imagen se vuelve más completa. Porque tú tienes un mayor destino en el mundo, un mayor propósito para estar aquí, un propósito que ahora no estás viviendo, a pesar de tus definiciones y proclamaciones. Es liberarte de la vida que estás viviendo ahora, para prepararte para una vida mayor en servicio al mundo, lo que representa el núcleo y la esencia de todo desarrollo espiritual.
Por supuesto, hay muchos otros objetivos que la gente trae a su vida interior y a su creencia en lo Divino: agradar a Dios, tener una buena posición social, ser un miembro honorable de la comunidad religiosa o de la iglesia, seguir los preceptos, ser devoto, ser rebelde. Cualquiera que pueda ser la posición, aún no te has liberado de tu condición previa.
Puede que tengas creencias maravillosas. Puede que tengas prácticas espirituales. Puede que te postres en el templo, en la iglesia o en la mezquita. Puede que participes en todos los movimientos de la religión y llenes tu casa con simbología y material religioso, pero aún no eres libre de tu condición previa.
Esto tiene mucho que ver tanto con tu libertad interna como con tu libertad externa. Estás intentando ser libre de ciertas cosas y ser libre para ciertas cosas, porque tienes un destino, porque tienes un mayor propósito. La lucha por la libertad existe a muchos niveles diferentes, y representa la motivación central dentro del individuo si este está siendo honesto y fiel al Conocimiento en su interior.
La lucha por la libertad política, la lucha por la libertad económica, la lucha por la libertad social… El espíritu humano no se satisface siendo obligado y servil, adherido solo a los dictados de la cultura, la política y la religión.
Debes ver tu propia motivación para la libertad, cualesquiera que sean tus circunstancias, cualquiera que sea la nación en la que vivas, cualquiera que sea el clima político o el clima social, sea tolerante o intolerante, liberal o conservador. ¿Estás viviendo la vida que sabes que tienes que vivir? Esa es la pregunta. Y la honestidad de tu respuesta será importante.
Dios puede proveerte el camino para dar los pasos hacia el Conocimiento, la inteligencia más profunda dentro de ti. Pero Dios no puede controlar lo que te dices a ti mismo ni lo que permites que otros te digan, ni afectar las concesiones que realices en tu propio entendimiento o las concesiones que realices para adquirir las cosas que piensas que quieres y necesitas de los demás.
Así que todo esto, el ímpetu de libertad, el deseo de libertad y la certeza de que debes reclamar una mayor libertad, debe venir de ti. Y es difícil y desafiante. Pondrá en peligro tu seguridad, tus ideas, tu complacencia y tus acuerdos con otras personas. Podría desafiar la aprobación que deseas de los demás, tu posición social y tu posición en la familia, todo.
Pero, como ves, tú estás básicamente en el mundo para cumplir una gran misión, para prepararte para esta misión, para liberarte para esta misión, para ganar la fuerza, el coraje y la integridad para emprender esta misión y para liberarte de las cosas que te comprometen y te detienen, de modo que puedas tener la libertad de tener la oportunidad de participar en una vida más grande.
Si vas a ser realmente honesto contigo mismo en un nivel más profundo, en el nivel del Conocimiento, esta es la verdad a la que llegarás. Pero esta es una verdad profunda, mucho más allá de lo que las personas piensan, consideran y se dicen a sí mismas. Las personas quieren ser felices. Quieren estar seguras. Quieren estar cómodas. Quieren tener compañerismo. Quieren tener la aprobación de los demás. Quieren ser queridas y apreciadas. Quieren tener placeres. Quieren tener comodidades.
No hay nada malo en querer estas cosas, pero hay una mayor motivación dentro de ti que no puede ser comprometida por la búsqueda de ninguna otra cosa. Esta representa tu primer y principal compromiso. Si pudieras preguntarte a ti mismo, atravesando todos tus deseos, temores, preferencias, necesidades y supuestos, llegarías a esta verdad fundamental: que hay algo más importante que debes hacer. No puedes crearlo. No sabes qué es, pero está ahí, y tienes que hallar la manera de encontrarlo, para descubrirlo y expresarlo en el mundo. Este es el deseo central, la intención central, la necesidad central —la necesidad más profunda de tu alma.
Muchas personas, por supuesto, no irán tan lejos consigo mismas. Ellas quieren las cosas fáciles, las cosas simples, las cosas agradables, las cosas cómodas. Ellas no llegarán muy lejos. No se cuestionarán a sí mismas a ningún grado mayor. Ellas quieren comodidad y consuelo. No quieren tener que trabajar muy duro o renunciar a cualquier ventaja que posean o que piensan que deben tener. Así que su integridad se pierde, y son ajenas a sí mismas y a la necesidad más profunda de su alma.
Ves esto en todas partes, por supuesto. Es la condición de la humanidad. Lo ves más trágicamente retratado en las naciones más prósperas, donde las personas han conquistado la libertad política y la libertad social a un grado mucho mayor que en cualquier otro lugar en la Tierra. Pero ellas no la usan. No la reclaman. No se apoderan de la gran oportunidad que esto les da, y así, ellas buscan comodidades y placeres, buscan darse el gusto en el romance y las aficiones. Tratan de adquirir riqueza y extraviarse en sus intereses y distracciones. ¡Qué trágica perdida es que aquellos que tienen desperdicien lo que tienen, mientras que aquellos que no lo tienen lo buscan y necesitan desesperadamente!
Es por eso que el poder y la presencia del Conocimiento se encuentran dentro de ti. Dios te ha dado una inteligencia más profunda. Representa la parte de ti que nunca se ha separado de Dios, y por tanto puede ser una fuente de expresión del Creador dentro de ti, tu conexión con lo Divino.
El Conocimiento no puede ser engañado. No puede ser seducido. No responde al compromiso. Está aquí en una misión, y esa misión es tu misión. No estarás satisfecho con ninguna otra cosa. Aun cuando satisfagas los requisitos básicos de la vida, esta te empujará más lejos y más profundo. No te dejará estar satisfecho con nada menos. Incluso si adquieres todas las cosas que piensas que quieres y debes tener, la insatisfacción te empujará hacia delante. Debes ser libre para ciertas cosas: para conocer a las personas que formarán parte de tu misión, para descubrir dónde esa misión debe expresarse y cómo debe expresarse.
Estas no son cosas que puedas averiguar en tu intelecto. Esto no es una búsqueda intelectual. Por mucho que intentes entenderlo, no podrás a menos que emprendas el viaje en sí mismo. Es un viaje a la libertad.
Hasta dónde irás en este viaje depende del nivel de honestidad que tengas dentro de ti mismo. Cómo expresas esta libertad, hasta dónde tomas esta libertad, depende de tu propia consciencia y tu honestidad interior.
Aquí la honestidad es central para el viaje a la libertad. Es tan fácil ser deshonesto, particularmente a medida que ganas abundancia, a medida que adquieres las comodidades que tan pocas personas en el mundo tienen. La cultura te dirá que persigas riqueza, felicidad y placer, matrimonio y familia —todo lo que ves a tu alrededor que se está siguiendo y a lo que las personas se están adhiriendo a ciegas, sin preguntar siquiera—. Incluso los rebeldes en tu sociedad se adhieren a ello, ya que aún no se han liberado.
Las personas piensan que conocen la verdad. Piensan que saben lo que quieren porque están tratando de usar el intelecto para determinar el propósito, el curso y la dirección de sus vidas. Pero el intelecto es una cosa temporal, un instrumento maravilloso para la comunicación y la evaluación, pero que no puede discernir la verdad más grande de tu vida: por qué estás aquí y quién te envió. Para esto debes ir más allá de las ideas, creencias y suposiciones, hacia una experiencia más profunda.
Dios ha hecho esto posible colocando el Conocimiento dentro de ti. Este no se rige por el condicionamiento social. No le convencen las persuasiones del mundo. No reverencia a los que piensas que debes agradar y servir. Es claro. Es compasivo. Y es completamente honesto.
Aquí la honestidad no es saber lo que sientes. Es realmente sentir lo que sabes. Esto habla de una libertad a un mayor nivel —la libertad no solo de estar a salvo y seguro, la libertad no solo de poseer ventajas en la sociedad y comodidades—. Es una libertad para algo más grande que te empuja hacia delante. Ella reconoce las muchas cosas que tienes, las muchas bendiciones que tienes y los logros que has creado y todos los dones de tu sociedad, sean los que sean.
Pero el viaje a la libertad te impulsa aún más. No es suficiente con tener. Debes saber. Debes crear la conexión más profunda con el Conocimiento dentro de ti. Debes comenzar a vivir la vida que se te envió a vivir aquí, porque realmente nada más en el mundo va a satisfacer al alma.
Aquí debes impulsarte aún más. Ahora, quieres liberarte de cosas en tu propia mente: ser libre del miedo, libre de compromisos, libre de actitudes y comportamientos autodestructivos, libre de justificaciones para cosas que no pueden justificarse, libre de tener que agradar a otras personas, libre de tu propio comportamiento social, que rara vez fue honesto y auténtico. Y estás buscando libertad para una mayor participación dentro de ti mismo y libertad para un mayor compromiso en el mundo, que te está llamando mientras sus necesidades y sus crisis se intensifican.
Este impulso, esta necesidad, este estirarse, es absolutamente natural y esencial para ti. Sin embargo, encontrarás que tus amigos no comparten esto. Ellos quieren quedarse atrás. No quieren subir esta montaña. Quieren ser felices. Quieren estar cómodos. Quieren manejar lo que ya tienen. No quieren cuestionarse lo que están haciendo. No quieren cuestionarse sus valores. No quieren cuestionarse lo que está pasando en el mundo. ¡Tienen miedo de eso! Miedo de que pueda llamar en ellos algo mayor.
Todo el que ha nacido en el mundo está en este viaje a la libertad. Sin embargo, la mayoría de las personas no puede ir muy lejos a causa de circunstancias opresivas. La opresión política, la pobreza extrema, debilitan el espíritu, debilitan el alma. Ellas luchan para tener las cosas sencillas y básicas de la vida, y esto ocupa todo su tiempo y energía.
Es una tragedia de inmensas proporciones, y es una de las razones por la que la humanidad no ha progresado más allá de lo que tiene. Porque estas vidas, que están destinadas a ser de mayor servicio en el mundo, son desperdiciadas y aplastadas bajo el peso de la pobreza y la opresión.
En el caso de aquellos que tienen mejores circunstancias, muchos solo quieren enriquecerse y aislarse de la pobreza que ven a su alrededor. Y las personas de clases más pudientes, están desperdiciando sus regalos y su oportunidad en actividades vacías, lujos sin sentido e indulgencias. El mundo ofrece inmensas oportunidades para que las personas se pierdan aquí.
Pero todos están aun así en un viaje a la libertad, incluso si han perdido su camino, incluso si han capitulado a sus circunstancias o a sus deseos e indulgencias. La necesidad del alma no cambia. La dirección del Conocimiento no cambia. El impulso hacia una mayor libertad, ahora hacia una libertad interior tanto como hacia la libertad exterior, no disminuye.
Este deseo, esta intención, esta voluntad, nace del Fuego del Conocimiento dentro de ti. Este Fuego puede llegar a resultarte distante y desconocido, pero no se apaga. No se apaga, porque no puedes apagarlo. Puedes acercarte a él o distanciarte de él. Puedes conocerlo o desconocerlo. Puedes sentirlo o no sentirlo. Puedes pensar en él o no.
Fundamentalmente, la expresión de un mayor propósito es tu servicio a Dios y a la humanidad y al mundo. Esto trasciende tu servicio a ti mismo o tu servicio a tu familia inmediata. Hasta cierto punto, sigues proporcionando servicio para ti y tu familia, pero la prioridad ahora cambia a un mayor nivel.
Sin embargo, la libertad y la honestidad siguen vinculadas. Hay personas que quieren servir a Dios e incluso piensan que están sirviendo a Dios, pero en su interior no son libres, y en realidad no son honestas consigo mismas. Ellas piensan que su libertad está en servir a una ideología o a un sistema de creencias, volviéndose proselitistas en eso, comunicando eso, pero realmente no son libres. Les mueven necesidades personales. Siguen siendo esclavas del intelecto. No se han liberado de la mente. Y así, su servicio a Dios en realidad no existe aún, no auténticamente. Tiene la apariencia de serlo, pero realmente todavía no lo es. Sin embargo, si llegan a ser honestas consigo mismas y dudan de sus creencias y cuestionan sus propias suposiciones, entonces el camino hacia la libertad comienza a abrirse de nuevo para ellas.
Luego, por supuesto, están aquellas personas que se centran solo en la libertad política, o en la libertad económica, o en la libertad social. Esta es una contribución muy importante para muchas personas, y hacer esto puede ser su objetivo final, pero la pregunta es, ¿son libres dentro de sí mismas? ¿Se basa su motivación en el amor y la compasión por las personas? ¿O la mueve la ira y la hostilidad, el resentimiento y el arrepentimiento? ¿Es su regalo real y auténtico, o está viciado y contaminado?
No puedes mover a otros a un nivel más profundo a menos que tú mismo te muevas a ese nivel. Quienes dirigen los movimientos de libertad política a menudo se vuelven ellos mismos combatientes, siempre en guerra con la oposición, siempre intentando derrocar los poderes supervisores o globales. No son libres. Están enfadados. Están desesperados. Sus corazones están llenos de veneno. ¿Cómo puede esto servir al bienestar de las personas? Incluso si provocan una revolución y derrocan a los poderes opresores, ¿qué tipo de gobierno tomará su lugar? ¿Será una transformación social real, guiada por personas verdaderamente inspiradas o solo habrá un cambio en la clase dominante, una transferencia de poder de un grupo a otro?
Es por eso que debes mirar con ojos claros y escuchar con una mente tranquila, para que puedas oír y ver y determinar la verdad y la autenticidad de lo que ves y oyes a tu alrededor.
Es muy fácil tener una posición edificante —ser de servicio, sacrificarte, tener toda la apariencia de ser un verdadero servidor de la humanidad, un soldado de la libertad, un cruzado de una causa mayor—. Pero lo que te motiva y lo que te compromete hará toda la diferencia en el resultado.
Puedes mover a las personas con promesas de riqueza, libertad y poder —poder social, poder económico, poder político—. Puedes mover a las personas a hacer cosas. Puedes organizar las actividades de las personas. Pero es la naturaleza de tu propia motivación lo que determina si puedes ser una fuente de inspiración, si puedes encender el deseo de verdadera libertad dentro de los demás y no solo manipular sus pasiones y sus circunstancias opresivas para tu propio beneficio o ganancia.
Las naciones han cambiado gobiernos a un tremendo coste, con pérdida de vidas, sufrimiento y desplazamientos de personas, solo para encontrarse ahora bajo un conjunto diferente de poderes opresivos. ¿Valió realmente la pena el cambio? ¿Valió la pena el coste que se requirió? ¿Han mejorado realmente las cosas en la vida de las personas? ¿Se ha asegurado la verdadera libertad?
Mira con ojos claros. Debe haber una mayor inspiración para producir un resultado mayor. De lo contrario, todo es conflicto y agitación, y la condición de la humanidad no mejora.
Estás en un viaje a la libertad. No estarás satisfecho con la riqueza, el compañerismo, el placer o la comodidad si no puedes responder a esto dentro de ti. Esto requerirá que seas libre de ciertas cosas y libre para ciertas cosas. Debes tener la libertad para abrir tu mente. Debes tener la libertad para tomar los pasos al Conocimiento y permitir al Conocimiento guiarte, protegerte y conducirte hacia una vida mayor. Debes tener la libertad para ser honesto contigo mismo y para ser libre de aquellas influencias, relaciones y circunstancias que niegan esta libertad o la hacen más difícil de alcanzar.
Debes tener la libertad de estar contigo mismo completamente —enfrentando tus limitaciones, tus obstáculos, tus pesares, tus errores, tus fortalezas, tus debilidades, ¡todo! Debes ser libre del miedo y la evasión —la habitual evasión— que, todos estos años, te ha negado el acceso a tu naturaleza más profunda.
Debes tener la libertad para estar con los demás y practicar una mayor neutralidad con las personas, de modo que puedas escucharlas, verlas, conocerlas y seas capaz de responder a ellas a un nivel más profundo, y también para que puedas saber cómo estar con ellas, cómo participar, cuándo participar, cuándo no participar, qué decir, qué no decir, qué hacer, qué no hacer.
La libertad aquí es ser guiado por el Conocimiento en todos esos asuntos. Quieres ser libre de esos impulsos y esos temores, hábitos y comportamientos que te impiden realmente estar con las personas, abrirte a ellas, observarlas, ser sensible a ellas a un nivel más profundo.
Tus juicios, tus reacciones, tu falta de perdón, tus actitudes, tus creencias… todas estas cosas te impiden estar presente ante ti mismo, ante otros y ante el mundo. Por tanto, debes liberarte de estas cosas dentro de ti mismo y en tus relaciones.
Tú reclamas el viaje a la libertad siendo honesto contigo mismo, preguntándote: “¿Estoy realmente viviendo la vida que estaba destinado a vivir?” Y no te des a ti mismo la respuesta que quieres escuchar; escucha más profundamente dentro de ti, y que tu amigo y aliado más confiable responda a esta pregunta y considere lo que te dices a ti mismo o las respuestas que sientes que estás recibiendo a esta pregunta.
Pregúntate a ti mismo “¿Estoy donde necesito estar en la vida? ¿Estoy con las personas con las que necesito asociarme? ¿Estoy comprometido en actividades que sean útiles y necesarias para mí? ¿Estoy usando bien mí tiempo? ¿Debo estar en esta relación, y esta otra relación?” Revisa todas tus relaciones, buscando una respuesta más profunda de ti mismo, una honestidad más profunda, un reconocimiento más profundo. No jugando la vida por sus ventajas, sino penetrando la vida buscando su verdad y su verdadera dirección. No seas cobarde. No seas necio. No seas un esclavo de los deseos de los demás o de tu propio condicionamiento cultural.
Esto es la honestidad. Y la honestidad te trae de vuelta al viaje a la libertad, a la tarea inconclusa de tu vida, a las actividades y propósitos esenciales que están ante ti, y al trabajo que debes hacer en tu vida interior y en tu vida exterior para acercarte más a la verdad de quién eres y por qué estás aquí.
A medida que tomas estos pasos, inspiras a otros a tomar estos pasos. Fortaleces lo que es fuerte, y debilitas lo que es débil. Tu vida se vuelve una demostración, que en última instancia puede ser más importante que todo lo que intentes decir o hacer con las personas.
Tienes mucho más que hacer y dar de lo que estás haciendo y dando en este momento, y tú sabes que es verdad, si eres honesto contigo mismo. El compromiso con la honestidad te trae de vuelta a tu camino hacia la libertad —la libertad de ciertas cosas, la libertad para ciertas cosas, la libertad en el interior, la libertad en el exterior.
El Conocimiento te guiará a emprender ciertas acciones. Debes ser libre de emprender estas acciones.
El Conocimiento te revelará ciertas cosas sobre ti mismo y las personas que te rodean. Debes ser libre para tener en cuenta estas cosas y responder.
El Conocimiento te llevará a ciertos lugares. Debes ser libre para ir allí.
El Conocimiento construirá relaciones reales con personas que tienen una gran promesa para ti. Debes ser libre para participar allí.
El Conocimiento te llevará a salir de situaciones que no son saludables o que no tienen ningún futuro. Debes ser libre para retirarte.
El Conocimiento te pedirá que esperes. Debes tener la libertad para esperar.
El Conocimiento requerirá paciencia. Debes ser capaz de practicar la paciencia.
El Conocimiento requerirá verdadero discernimiento y que desarrolles el discernimiento de tu parte. Debes ser libre para llevar a cabo este desarrollo.
El Conocimiento requerirá que seas discreto y no hables imprudentemente o sin pensar. Debes tener la libertad y la fuerza para hacer esto.
El Conocimiento requerirá que te enfrentes al mundo y a las Grandes Olas de cambio que están llegando para la humanidad. Debes tener la libertad y el coraje para hacer esto.
Todas estas libertades requieren romper con ciertas cosas y construir otras cosas. Requieren de un millar de pequeñas liberaciones y nuevos comienzos en todos los aspectos de tu vida.
Este es el viaje a la libertad. Es por esto que has venido. No has venido solo para ponerte una etiqueta o declarar tu posición en el mundo. Has venido con un propósito mayor, y debes tener la libertad para buscar, descubrir y seguir este propósito. Dios ha puesto el Conocimiento dentro de ti, para que esto sea posible en un mundo de influencias contradictorias y contrapuestas. Que esta sea tu comprensión.