Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 3 de junio de 2008
en Boulder, Colorado, Estados Unidos
Texto original: The Freedom to Move with Knowledge
Más información sobre este texto
Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.
Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.
En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.
En la actualidad, hay un número creciente de personas en el mundo que sienten que un gran cambio está llegando, y más que esto, han comenzado a responder a los mensajes del Conocimiento, la inteligencia más profunda en su interior, diciéndoles que hagan ciertas cosas, que hagan ciertos ajustes o cambios en sus vidas y emprendan ciertos tipos de acción.
Sin embargo, muchas de estas personas han sido incapaces de responder. Ellas sienten la advertencia del mensaje o tal vez ven las señales, pero no son movidas a actuar. Reconocen la necesidad. Reconocen un posible peligro. Pero no han respondido. No han tomado ninguna medida al respecto.
Esto representa dos problemas. El primero es que el Conocimiento no es todavía suficientemente fuerte dentro del individuo para moverle. El Conocimiento es en realidad suficientemente fuerte, pero el individuo no tiene una conexión con él lo suficientemente fuerte como para sentir la urgencia y el movimiento en su interior. Es como una voz lejana, una imagen pasajera o una emoción fugaz, como si el Conocimiento estuviera comunicándose pero desde muy lejos, a través de un gran y grueso muro. El Conocimiento es poderoso en su interior, pero todavía no son capaces de responder a él.
Así, esta incapacidad de responder, o podríais decir esta irresponsabilidad (n. del t.: ir-response-ability, en el original), es un problema fundamental. Es por ello que, en el estudio de los Pasos al Conocimiento, hay un proceso de construcción de un puente desde vuestra mente pensante, vuestro intelecto, que ha sido formulado mediante el condicionamiento social y las experiencias pasadas, hasta la mente más profunda del Conocimiento que Dios ha creado, que está más allá del alcance del condicionamiento social, que no puede ser manipulada o alterada por ninguna fuerza terrenal o de otro mundo.
Construir este puente es muy importante, porque mucha gente verá las señales, las sentirá en su interior, las verá en el mundo, pero no responderá. Puede que sacudan la cabeza y digan: “Oh, bueno, esto es preocupante.” Puede que digan a sus amigos: “Oh, hoy tuve un pensamiento que me preocupa”, o “Veo algo sucediendo en el mundo, y podría ser muy difícil.” Están respondiendo, pero no al nivel de la acción. Estas señales están despertando preocupación. Están levantando sospechas. Están alertando al individuo, pero el individuo todavía no puede responder realmente.
Así, aunque estas señales están siendo reconocidas, la persona simplemente continúa haciendo lo que siempre hace, llevando a cabo su vida cotidiana como si nada hubiera pasado. Sí, hay una preocupación creciente. Sí, tiene la sensación de que grandes cambios y dificultades se están acercando. Sí, puede estar al tanto de ciertas áreas específicas donde las dificultades ya están surgiendo. Pero no está respondiendo de una manera que mueva su vida.
Las señales no se os dan solo para vuestra edificación, vuestro entretenimiento o para despertar alarma o preocupación. Se os dan para instruiros y en muchos casos motivaros a ciertos tipos de acción. Pero debéis sentir estos mensajes. No pueden ser pequeñas imágenes distantes, o emociones fugaces, o pensamientos pasajeros. Debéis involucraros con ellos más poderosamente para recibir las instrucciones que contienen.
El mundo mismo os dirá lo que viene si sabéis cómo leerlo y cómo discernir sus señales y sus mensajes. Vosotros hacéis esto sin proyectar ninguno de vuestros propios pensamientos, fantasías o temores. Solo veis y escucháis, y pieza a pieza la imagen se va completando. Pero para tener esta claridad mental debéis mirar sin llegar a conclusiones, sin tratar de enlazar las cosas, sin tratar de hacer que las cosas sean simples y comprensibles. En su lugar, como en la construcción de un rompecabezas, permitís que las piezas emerjan y encajen entre sí.
Esto se llama ver. La mayoría de las personas no ven porque no miran con este énfasis. Impacientes, quieren conclusiones. Quieren soluciones. Quieren respuestas. Quieren entender ahora mismo. Quieren que la imagen sea evidente ahora —evidente y comprensible—. No esperan y observan pacientemente para ver lo que las señales les dicen, permitiendo que la imagen se aclare sin su interferencia. Esto se llama ver.
Lo mismo sucede con la escucha. Oís ciertas cosas, pero en vez de sacar conclusiones o utilizar estas cosas para reforzar vuestras suposiciones y creencias actuales, las dejáis simplemente residir en vuestra mente, tomando forma. Permitís que os instruyan en lugar de tratar de utilizarlas para fortalecer vuestras propias ideas o vuestra posición.
Todo esto requiere humildad, por supuesto, y la voluntad y el compromiso de dejar de lado suposiciones, prejuicios, ideas preconcebidas y cosas parecidas. Para ver y escuchar verdaderamente, debéis tener este enfoque. Pero debéis mirar sinceramente, y debéis escuchar sinceramente. Debéis comprometeros a ver y a oír. Esta no es una actividad informal que hacéis de vez en cuando. No es algo que hacéis periódicamente, solo para echar un vistazo o escuchar un momento. Se trata de lo que hacen los animales. Siempre están mirando y escuchando, porque hay peligro y están equipados para responder a él, de lo contrario no podrían sobrevivir.
Para toda la humanidad existe ahora un creciente peligro, y la naturaleza os ha equipado para responder a él, y necesitáis responder a él para sobrevivir. Sin embargo, las personas no están mirando ni escuchando. Continúan con sus asuntos sin mirar más allá del horizonte, sin escuchar las señales del mundo. Y si oyen algo, lo desestimarán o lo discutirán con sus amigos, o lo utilizarán para reforzar alguna actitud o juicio que tienen contra alguna otra persona, y el mensaje se perderá en ellos. No podrán recibir la instrucción que les indicaba algo que debían hacer.
Si las personas ven y oyen pero no actúan, entonces realmente no han visto. Realmente no han escuchado. Lo visto o escuchado no ha pasado más allá de su intelecto hacia algo más profundo en su interior. Ellas realmente no están respondiendo, y por tanto no están siendo realmente responsables.
Para prepararos para las Grandes Olas de cambio tendréis que emprender muchas acciones. Algunas de ellas parecerán muy ilógicas en este momento. Vosotros no podréis justificarlas o explicárselas a los demás. Sin embargo, debéis emprenderlas de todos modos porque el Conocimiento dentro de vosotros, la inteligencia más profunda en vuestro interior, os está urgiendo. Podéis responder a esto si vuestra conexión al Conocimiento es cada vez más fuerte. Ahora ya no es una pequeña voz sutil, una imagen fugaz o un momento de reconocimiento. Ahora es algo que está surgiendo dentro de vosotros como una convicción más profunda, como una preocupación o necesidad permanente. Ya no podéis ignorarlo, negarlo o quitároslo de encima tan fácilmente, porque ahora está compitiendo por vuestra atención.
Para comenzar, debéis aprender a aquietaros y observar, mirando sin juzgar, mirando sin llegar a conclusiones, en busca de señales. Las señales no están en todas partes, pero son suficientemente abundantes, y si sois observadores y os dedicáis a prestar atención mientras avanzáis a lo largo de vuestro día, entonces comenzaréis a ver cosas, y estas cosas destacarán del resto. Ellas sobresaldrán. Ellas os impresionarán más que los tipos habituales de cosas fascinantes o inquietantes sobre las que podéis escuchar o leer. Ellas os impresionarán a un nivel más profundo. Prestad atención. Anotadlas. Mantened un registro de ellas con la fecha, la hora y el lugar para que podáis empezar a juntar las piezas del rompecabezas.
Deberíais estar mirando más y pensando menos, escuchando más y hablando menos, observando a los demás sin condena ni juicio, dejando de lado vuestros hábitos de juicio y evaluación con el fin de escuchar. Recordad, los pájaros en el aire y los animales del campo están siempre escuchando y observando. Ellos deben prestar atención.
La humanidad, que durante tanto tiempo ha estado involucrada en sus grandes indulgencias, sus grandes conflictos y sus grandes obsesiones y adicciones, ahora debe escuchar y mirar y prestar atención sin tratar falsamente de fortificarse y sin tratar de proyectar tristeza y miedo en todo. Ahora es el momento de escuchar, de prestar atención. Es extraño que la criatura que es la más inteligente en el mundo, el ser humano, esté funcionando y actuando de la manera menos inteligente.
Por tanto, Dios debe dar una gran advertencia. Y la advertencia debe darse con compasión, pero con claridad y fuerza, porque las personas tienen la costumbre de no mirar, no escuchar y no prestar atención. Ellas no saben cómo discernir las señales del mundo o las señales del Conocimiento en su interior. Y no están lo suficientemente cerca del Conocimiento dentro de ellas para sentir su movimiento en su interior —para sentir el Conocimiento impulsándolas a hacer algo, a tomar medidas o a alterar sus actividades de alguna manera específica.
Las personas piensan que para prepararse para las dificultades, uno simplemente se fortifica exteriormente. Abastece su casa con comida o simplemente trata de tomar una posición más defensiva. O en casos extremos, actúa como si estuviera al borde de la guerra, y se retira a algún lugar distante, lejos en el campo, armándose y mirando todo temerosamente.
Pero esto es insensato, porque la preparación interior es más importante que la preparación exterior. Porque aún no sabéis para qué os estáis preparando. No podéis saber cómo sucederán las cosas. Y debido a que estáis aquí en última instancia para servir a la humanidad en lugar de huir de ella, no estaréis realmente comprometiéndoos con la verdad de vuestra vida si simplemente tratáis de garantizaros la seguridad para vosotros mismos. Y cualquier seguridad que construyáis para vosotros mismos seguirá siendo insegura frente a las Grandes Olas de cambio.
No podéis huir y esconderos debajo de una roca. Vais a necesitar que otras personas os ayuden. Vais a tener que compartir vuestros talentos y vuestras habilidades. Vais a necesitar los talentos y las habilidades de otros. Vais a necesitar relaciones significativas, o no lo conseguiréis. Huir a algún lugar remoto es extremadamente tonto y extremadamente peligroso.
Esa es la razón por la que la preparación interior es esencial. Si no sabéis cómo leer las señales del mundo, entonces no sabréis qué hacer en circunstancias cambiantes. Actuaréis por miedo o agresividad, o confiaréis en cosas en las que no deberíais confiar, u os entregaréis a otros que solo os conducirán a un mayor peligro, u os daréis a ideologías políticas que son un peligro en sí mismas. Si no podéis ver y no podéis saber, entonces no sabréis qué hacer, y seguiréis a otros que afirmarán saber lo que hacen, pero que en la mayoría de los casos os conducirán a un mayor peligro.
Dios os ha dado una respuesta. Pero debéis llegar a conocer la respuesta, a vivir con ella y a aplicarla sin cambiarla, sin negarla y sin tratar de unirla con otras cosas. Debéis vivir con ella con humildad y paciencia, pero también con compromiso y perseverancia.
Si os fortificáis y eso es todo lo que hacéis en el exterior, otros vendrán a tomar lo que tenéis. Si os limitáis a almacenar alimentos y otras necesidades y eso es todo lo que hacéis, otros vendrán a tomar lo que tenéis. No hay ningún lugar a donde huir para esconderse, como veis. Y cuando finalmente os dais cuenta de esto, reconoceréis que no tenéis una respuesta, y tal vez entonces y solo entonces os volveréis hacia el Conocimiento. Rezaréis a Dios pidiendo guía. Rezaréis a Dios pidiendo ayuda. Rezaréis a Dios pidiendo vuestra liberación. Y tal vez tendréis una mente abierta y os daréis cuenta de que sin una verdadera seguridad interna, sin la certeza que el Conocimiento puede proporcionar, no tenéis ninguna ventaja. No tenéis seguridad. No tenéis claridad ni dirección certera.
Es esta capacidad de ver, de saber y de sentir el movimiento del Conocimiento —recibiendo la instrucción tanto del Conocimiento dentro de vosotros mismos como de las señales del mundo, las cuales os moverán a actuar o a reconsiderar vuestras acciones, vuestros comportamientos, vuestras metas y vuestros objetivos— lo que realmente supone el punto de inflexión.
Hoy día hay cada vez más personas —muchas, muchas personas— que están preocupadas sobre lo que podría suceder a continuación. Están genuinamente preocupadas, pero no se están moviendo. No se están moviendo con el Conocimiento. No se están preparando para las Grandes Olas de cambio. Simplemente están preocupadas. ¿Qué se necesitará para llevarlas realmente a actuar, a alterar el curso de sus vidas, a cambiar sus objetivos? ¿Qué se necesitará?
Si pueden recibir la instrucción del Conocimiento y responder a ese nivel, serán capaces de prepararse con anticipación para las Grandes Olas de cambio. Tendrán tiempo para prepararse y hacer los cambios y ajustes a veces difíciles que necesitarán para reposicionarse, para ganar una posición más fuerte, para apartarse de cualquier peligro, para reducir su vulnerabilidad y aumentar así la posibilidad de poder servir a otros.
Pero si esperan a que la necesidad de cambio sea abrumadora, será ya demasiado tarde. Entonces todo el mundo entrará en pánico. Como una manada de animales en los campos, entrarán en pánico. Correrán en cualquier dirección. Actuarán sin certeza ni fundamento. Sus acciones serán desesperadas.
Si esperáis hasta que la evidencia sea abrumadora, será ya demasiado tarde para realizar cualquier preparativo sensato. Entonces vuestra posición será insostenible. Entonces estaréis en una posición de extrema impotencia y vulnerabilidad. Entonces vuestras opciones serán muy pocas. No habrá comida en los estantes de las tiendas. Los bancos estarán cerrados. La gente estará presa del pánico. No se necesita mucho para crear este pánico.
Vosotros no queréis estar en esta posición. Debéis actuar antes de que otros actúen. Debéis prepararos antes de otros se preparen. Debéis apoyaros en la fuerza del Conocimiento dentro de vosotros y en la evidencia procedente del mundo y no en el consenso con otras personas. Porque cuando todo el mundo acepte que las Grandes Olas de cambio están encima, será ya demasiado tarde para prepararse. Debéis tener esta fuerza y esta integridad.
Como se ha mencionado al principio, hay dos problemas en la capacidad de responder al movimiento del Conocimiento. El primero es simplemente la incapacidad de responder porque vuestra conciencia del Conocimiento y vuestra conexión con el Conocimiento no son aún lo suficientemente fuertes como para que sintáis su movimiento en vuestra vida, recibáis sus mensajes y actuéis sobre ellos.
El segundo problema son vuestras obligaciones y compromisos con otras personas. Esto representa una amplia gama de situaciones. Cada una es algo diferente de las demás. Pero esto trae grandes problemas para muchas personas, que pueden tener un miembro de la familia que está en un grave problema o dificultad y se sienten obligados y responsables de proveer a esta persona. Entonces, ¿cómo debería considerarse esto? ¿Cuáles son aquí las pautas? ¿Cómo debe procederse? Cada situación es única, por lo que las pautas son muy generales y muy amplias, pero hay algunas cosas que debéis saber desde el principio.
En la vida, vuestra primera responsabilidad es con el Conocimiento, ya que es vuestra responsabilidad ante Dios. Esta es la responsabilidad de seguir vuestra conciencia, de seguirla por encima de vuestras ideas, vuestras creencias y vuestros compromisos con los demás, por encima de vuestro deseo de placer y vuestro miedo al dolor, por encima de vuestra adquisición de riqueza y vuestro temor a la pobreza —por encima de todas las cosas—. Esta es vuestra primera responsabilidad.
Ahora bien, para que esto sea para vosotros una realidad práctica, el Conocimiento tendrá que ser aplicado en muchas situaciones a lo largo del tiempo, y es por eso que necesitáis tiempo para prepararos. Vosotros no querréis encontraros en la playa cuando lleguen las Grandes Olas.
Luego está el problema de las relaciones de dependencia. Estas representan una gran variedad de situaciones, pero más allá de la primera directriz de que vuestra primera responsabilidad es con el Conocimiento, existen también otras condiciones y circunstancias. Es vuestra responsabilidad criar a vuestros hijos hasta la edad adulta. No podéis abandonarlos. Debéis permanecer con ellos. Solo en una situación muy extrema, si son muy autodestructivos y difíciles de manejar, podríais tener que separaros de ellos. Pero esto solo sería en las últimas etapas de su desarrollo y solo sería una verdadera excepción a la regla.
Si tenéis padres que no pueden mantenerse por sí mismos, entonces, en ciertas situaciones, tendréis que proveerles, y eso sería una responsabilidad. Esto le ocurrirá a mucha gente, desde luego. No penséis que en el futuro el gobierno o los sistemas de previsión social proveerán a las personas mayores y que no tendréis ninguna responsabilidad al respecto. Mucha gente tendrá que enfrentar esto, y tendrá que formar parte de sus preparativos.
Luego hay situaciones en las que realmente debéis servir a otras personas. Estáis ahí para servirlas. Y debéis cuidar de ellas. Por lo general, se trata de personas que están gravemente discapacitadas, y sentiréis que tenéis un compromiso con ellas. Y aunque será difícil y a veces extremadamente duro, sabréis que debéis permanecer con ellas. Estará claro.
Sin embargo, en muchos otros casos la situación es diferente. Si estáis en una relación con alguien que no va a prepararse para las Grandes Olas de cambio o que menosprecia vuestro intento de hacerlo, podríais tener que dejarle y hacerlo rápidamente, ya que os está obstaculizando. Os está reteniendo. Está socavando vuestro progreso. Está degradándoos a vosotros y a vuestra relación con el Conocimiento. Aquí tendréis que cortar el cordón, dejando marchar a la persona sin hostilidad pero con la certeza de que no podéis avanzar juntos.
Si tenéis un esposo o una relación seria con alguien que está mentalmente perturbado o que es de alguna forma disfuncional, entonces permanecer con él o no dependerá del Conocimiento. Pero debéis estar preparados para dejarle si llega a ser necesario —para protegeros, proteger a vuestros hijos o proteger a vuestros padres ancianos, lo que sea que vuestras responsabilidades requieran—. No es apropiado que seáis arrastrados por alguien que no quiere o no puede avanzar en la vida.
Para muchas personas, este representa su primer gran umbral, porque es un impedimento tremendo, y está reteniendo sus vidas y lo ha hecho quizá durante mucho tiempo, por lo que se encuentran con este problema inmediatamente al volverse estudiantes del Conocimiento. “Hay una persona en mi vida a la que estoy atado, pero no estamos unidos. No estamos juntos. Y hemos establecido una especie de dependencia el uno del otro que es insana.”
Debéis liberaros de estas situaciones en la mayoría de los casos. Solo si el Conocimiento, la verdad más profunda dentro de vosotros, hace una excepción a esto deberíais hacer una excepción. No podéis avanzar si otros os frenan. No podéis subir la montaña si permanecéis atrás para otros —capacitándoles, sosteniéndoles, tratando de convencerles, de persuadirles, de enseñarles o de cambiarles—. Tenéis que romper el cordón. La vida lo requiere. El Conocimiento lo requiere. Sabéis que esto es verdad. Y tomar estas medidas os dará mayor fuerza, aumentará vuestra integridad y os devolverá la confianza en vosotros mismos, incluso si estas medidas son muy difíciles.
Si otros están destinados a fracasar y están comprometidos a ello, debéis dejar que fracasen. No les podéis sostener. Tenéis que dejar que sigan su camino en la vida. No sois responsables de ellos. Solo hay una excepción si se trata de vuestros hijos o de vuestros padres ancianos. Pero incluso aquí, a veces deben hacerse excepciones en situaciones extremas.
Si vuestra primera responsabilidad es con el Conocimiento, entonces sois libres. Pero la libertad debe ganarse. La libertad debe conquistarse. Debéis superar las otras tendencias de vuestra mente: la culpa, la obligación, la condena de otros, la necesidad de aprobación, la necesidad de seguridad financiera, la necesidad de reconocimiento social. Estas cosas deben ser ahora superadas como si estuvierais librando una batalla contra fuerzas enemigas. Deben ser superadas dentro de vosotros mismos. No podéis tenerlo todo. No podéis quedaros donde estáis y seguir adelante. No podéis ganar la aprobación de los demás y seguir al Conocimiento dentro de vosotros.
Podéis alabar a Dios. Podéis adorar a Dios. Podéis caer de rodillas. Podéis postraros en el templo. Pero si no lleváis a cabo lo que Dios os ha dado para hacer, entonces no estáis honrando a Dios. No estáis valorando a Dios. Y no estáis cumpliendo con lo que Dios os ha enviado a hacer aquí, que en la mayoría de los casos será muy diferente de vuestras ideas acerca de vuestra vida y vuestras nociones de realización y felicidad.
Debéis aceptar que no sabéis cuál es vuestro propósito mayor y renunciar a todo intento de adivinar cuál podría ser. Es mejor tener una mente abierta y avanzar que albergar grandes conclusiones.
La verdadera cuestión en la preparación de las Grandes Olas es si podéis verlas, oírlas y sentirlas y si podéis tomar los muchos pasos que la preparación puede necesitar. Nada más importa —ni vuestro punto de vista político, ni vuestra posición social, ni vuestra evaluación de vosotros mismos, ni vuestros intereses, ni vuestras aficiones, ni vuestros amigos, ni vuestras asociaciones, ni vuestros talentos, ni vuestras habilidades—. Si no podéis ver, saber y responder, ninguna de estas cosas os ayudará ahora.
Estáis entrando en tiempos muy inciertos. Las cosas van a estar cambiando cada vez más, y a veces de maneras muy impredecibles. El Conocimiento está moviéndoos ahora, pero debéis responder a él y sentir lo que debéis hacer. Este libro proporciona una serie de “Recomendaciones”. Ellas os llevarán muy lejos si podéis seguirlas. Más allá de esto, debéis volveros estudiantes del Conocimiento, aprender el Camino del Conocimiento y seguir el poder y la presencia del Conocimiento dentro de vosotros y dentro de otros.
Sin embargo, debéis ser libres para responder al Conocimiento y moveros con él. Ninguna idea, ninguna creencia, ningún compromiso con otros y ninguna otra obligación deben obstaculizar esto. Tal vez penséis que estáis siendo egoístas y egocéntricos, y otra gente puede acusaros de ser egoístas y egocéntricos. Pero si vuestras acciones son verdaderas, entonces realmente estáis sirviendo a Dios. Estáis llevando a cabo las instrucciones que Dios está proveyendo para vosotros, y lo estáis haciendo de manera que no las comprometéis para satisfacer las necesidades, las expectativas o la aprobación de los demás. Vuestra libertad para seguir el movimiento del Conocimiento será difícil de ganar. No creáis que será fácil, pues subestimaréis la oposición y sobrestimaréis vuestra promesa de éxito.
Dios os ha dado el poder y la presencia del Conocimiento. Podéis pedirle a Dios milagros. Podéis pedirle que os salve del naufragio de vuestro barco. Podéis orar por todo tipo de cosas. Pero si no podéis responder a lo que Dios os ha dado, entonces realmente vuestras oraciones y vuestras invocaciones son deshonestas. Nacen de la ignorancia, la arrogancia y la necedad. Dios no os va a castigar, pero os pondréis en peligro y os enfrentaréis a un conjunto cada vez más reducido de opciones y oportunidades.
El propósito del Nuevo Mensaje es aconsejaros, avisaros, alentaros y prepararos. Os está preparando para algo muy diferente de lo que habéis experimentado antes y que sucederá a una mayor escala, a una escala tan grande que apenas podéis imaginar.
Si pensáis que esto es solo una amenaza, que es solo una predicción catastrofista, entonces no reconocéis el don de amor que realmente es, y no sois aún receptivos o responsables ante el mayor poder que reside dentro de vosotros y que Dios ha puesto ahí para guiaros, bendeciros y prepararos.
Ahora es el momento de mirar, de aprender, de escuchar y de seguir. Mirad el mundo. Prestad atención a sus señales. Aprended lo que os está diciendo y enseñando sobre lo que viene. Comenzad a preparar vuestra vida, a simplificarla, a descargarla. Todo el mundo puede hacer eso ahora mismo. Simplificad vuestra vida. Aquello que es innecesario —las posesiones, las obligaciones, las propiedades, incluso las relaciones que no son esenciales para vosotros— están solo quitándoos energía, robándoos vuestro incentivo, distrayéndoos, ocupando vuestro tiempo, manteniendo vuestros ojos apartados del mundo y vuestras circunstancias. Si vuestra mente está obsesionada con todas esas otras cosas, no veréis las señales de advertencia antes de que ocurran cosas difíciles y peligrosas.
Así que desde el principio mismo debe haber simplificación y clarificación. Vuestra relación con cualquier persona, cosa o lugar que no sea esencial o que sea contraproducente os robará vuestra visión, vuestra energía, vuestro propósito y significado. Podéis comenzar con vuestras posesiones, y luego tendréis que revisar vuestras relaciones, vuestras actividades y vuestras obligaciones. Liberad vuestro tiempo. Liberad vuestra energía para comenzar a prepararos para las Grandes Olas de cambio, porque ellas requieren de vosotros tremenda focalización y coraje.
Muchas personas están viviendo donde no deberían vivir y están involucradas en lo que no deberían involucrarse. Los ricos están desperdiciando su tiempo y su vida en búsquedas y adquisiciones sin sentido, desperdiciando los grandes recursos que tienen y que podrían ser de servicio al mundo y a otros, entregándose a vicios, placeres y deleites a costa de perder el foco y el sentido de sus vidas. En muchos aspectos son más patéticos que la gente más pobre, ya que muestran el verdadero desperdicio y la insolencia que la humanidad ha generado para sí misma en su destrucción del mundo y sus recursos y en el agotamiento de su herencia natural.
Debéis comenzar con la Evaluación Profunda, y esta evaluación abarcará todo en vuestra vida.