La gente de todo el mundo está hoy comenzando a darse cuenta de que el mundo está cambiando, de que la vida, en muchos sentidos, se está volviendo más difícil y más incierta, con la creciente inestabilidad política y económica que existe ahora y las dificultades de la gente para acceder a los recursos.
La gente en todas partes está comenzando a sentir la presión de vivir en un mundo que está encarando Grandes Olas de cambio. Estas Grandes Olas de cambio están todas convergiendo al mismo tiempo. No son solo un único evento, sino una serie de eventos, una serie de eventos chocando entre sí, de eventos que se superponen y que tomados en conjunto crean quizá la amenaza más radical a la civilización humana y al bienestar de la gente en todas partes que, nosotros, como familia humana, hayamos encarado nunca.
Las Grandes Olas de cambio están llegando: clima cambiante, tiempo atmosférico violento, colapso de la producción de alimentos, declive de los recursos energéticos fundamentales, creciente inestabilidad económica y política y, ahora, el riesgo creciente de conflicto y guerra sobre quién obtendrá el acceso a los recursos restantes. Estas son las grandes corrientes de cambio, pero en ellas hay corrientes menores también.
Estamos empezando a ver cómo estas Grandes Olas impactan la una sobre la otra, cómo los fenómenos atmosféricos violentos están destruyendo la producción de alimentos, por ejemplo, o perturbando el flujo de recursos energéticos alrededor del mundo, y como la inestabilidad política está afectando las vidas de las familias trabajadoras; por ejemplo, la gente está perdiendo sus empleos, perdiendo sus hogares; hay regiones del mundo encarando una contracción económica y, en algunos casos, el colapso.
Realmente estamos entrando en una nueva realidad en el mundo. Estamos entrando en las Grandes Olas de cambio, que en conjunto tienen el poder de minar la fragilidad de la civilización humana, de quebrar las relaciones entre las naciones, de empujar a los grupos que se oponen entre sí a un mayor panorama de conflictos; tenemos las regiones áridas del mundo volviéndose más áridas, tenemos regiones agrícolas inundándose, debido a los fenómenos meteorológicos violentos; tenemos la contracción de varias economías, y una creciente inestabilidad en todo el mundo. Este es el comienzo de las Grandes Olas de cambio.
Como se manifestarán es algo que nadie puede predecir realmente, porque hay muchas Grandes Olas de cambio. Si solo hubiera una cosa, quizá podríamos discernir una dirección y una secuencia de eventos con mayor claridad, pero debido a que el mundo representa una serie de sistemas interconectados y solapados —sistemas económicos, sistemas políticos, sistemas de adquisición de recursos… muchas cosas diferentes—, el tejido de la vida puede ser ahora realmente deshecho.
Será algo más allá de un simple ciclo económico o un deterioro económico, tal como se consideran tradicionalmente; estamos entrando en un mundo diferente, en un medioambiente diferente. Estamos encarando un mundo en declive, y esto requerirá que nos unamos y colaboremos para generar innovación humana; que terminemos nuestros interminables conflictos, que solo nos debilitan ante las Grandes Olas de cambio; que unamos nuestras comunidades; que nos volvamos más locales en la producción de alimentos y otros bienes manufacturados, porque enviar cosas alrededor del mundo será cada vez más difícil, según los recursos se hagan cada vez más escasos y difíciles de adquirir.
Este es un tiempo muy peligroso para la familia humana, pero también nos ofrece un inmenso incentivo para conseguir una mayor colaboración mutua, para unirnos para el bienestar común, para que las naciones colaboren para asegurar que sus ciudadanos puedan recibir las necesidades básicas de la vida, y para que alteremos nuestro uso del entorno —la destrucción de nuestro entorno natural—, para que cambiemos nuestros recursos energéticos y empecemos una verdadera transformación, una especie de revolución industrial en ese aspecto, pero también una revolución cultural, cambiando la manera en que vivimos y como nos relacionamos los unos con los otros.
La tecnología sin duda supondrá una gran parte de esto, pero a un nivel más fundamental se trata de cómo nosotros, como individuos y grupos de individuos, nos relacionamos mutuamente —de cómo nos vemos mutuamente, de cómo nos valoramos mutuamente—, y aquí habrá una elección fundamental entre si competimos y entramos en conflicto entre nosotros, o bien elegimos otro camino, un camino de resolución y colaboración, guiados ahora no por ideologías, no por filosofías, sino por la pura necesidad.
Está en el interés de toda nación asegurar que toda otra nación permanezca estable, y que su gobierno y su forma de vida no colapsen ante las Grandes Olas de cambio. Porque si una nación inicia el proceso de colapso será como un efecto dominó, con refugiados derramándose sobre las otras naciones, empujando más allá de los límites lo que estas pueden proveer a la gente, y haciéndolas colapsar.
Y por tanto, podéis ver aquí, contemplando el mundo en conjunto, lo importante que es que la gente se una por su propio bienestar y para construir la base para un nuevo futuro, un futuro sostenible, un futuro estable, un futuro que no se basa en un crecimiento ilimitado y en la expansión, sino que se focaliza en la estabilidad y en la seguridad.
En esto, la humanidad está encarando otra era en la vida, una faz madura de la vida, donde debemos dejar atrás nuestra exuberante pero irresponsable adolescencia para entrar en una participación más madura y sabia en el mundo, si queremos sobrevivir y si queremos tener un futuro, un futuro que será distinto del pasado.
Por tanto, las Grandes Olas nos dan esta gran oportunidad para unirnos por nuestra propia protección. Ahora estamos luchando contra fuerzas de la naturaleza, porque hemos puesto en marcha cambios en el medioambiente, cambios en el clima, con el abuso y el uso excesivo de nuestra herencia natural y nuestros recursos naturales, hasta tal punto que ahora somos muy vulnerables; somos muy vulnerables a no tener suficiente para las gentes del mundo. Y el poder de esto para socavar todo lo que hemos creado que es beneficioso, es inmenso.
Por tanto, esto representa una verdadera llamada para la gente, para reconsiderar cómo viven, dónde viven, cómo viajan, cómo usan los recursos y cómo van a funcionar en un mundo de creciente inestabilidad e incertidumbre.
Es en este contexto que un nuevo entendimiento y un Nuevo Mensaje para la humanidad han llegado al mundo, para prepararnos para las Grandes Olas de cambio, para hablar a nuestra naturaleza espiritual y nuestra base ética más profundas y fundamentales, para darnos el poder y la fuerza para superar nuestro comportamiento autodestructivo y nuestros viejos conflictos entre nosotros.
No estamos preparados para las Grandes Olas de cambio. Somos vulnerables ante ellas. Tienen el poder de destruir la civilización humana. Así de poderosas son. Y por tanto debemos comenzar de nuevo, con una visión y un entendimiento nuevos de lo que se requerirá en el futuro y de lo que cada persona puede hacer para salvaguardar sus vidas y servir otros, porque esto es lo que se pide ahora.